Los aficionados a la lectura son más sabios, se divierten más, sacan mejores notas, se sienten menos solos y son más felices que las personas que no leen. ¿A qué esperas para empezar?
Los beneficios que nos aporta la lectura son incontables, tanto para nuestro crecimiento personal como para nuestro rendimiento académico, pero aun así, hay personas que se dan excusas para no hacerlo. Veamos algunas de ellas:
No me gusta leer
Decir que no te gusta leer es como decir que no te gusta comer. Absurdo. Si te fijas, te pasas leyendo la mayor parte del día: lees los carteles publicitarios, las entradas de tus contactos en redes sociales, los grafitis de las paredes, lees las pegatinas del champú y los ingredientes de los botes de comida, lo que ponen los profesores en la pizarra, el WhatsApp y los subtítulos de una peli, la letra de las canciones que te gustan y las frases graciosas que llevan algunas camisetas. Leer es algo natural para el ser humano y, una vez que nos enseñan, no paramos de hacerlo jamás. El problema es que quizá no hemos dado con el libro adecuado. Quizá es que tenemos prejuicios porque desde pequeños nos han enseñado en el colegio que sentarse frente a un libro es similar a hacer los deberes, pero no tiene nada que ver y ya es hora de que superemos los “traumas” infantiles que nos haya podido crear un profesor poco competente.
En ese símil con la comida, podemos verlo más claro: quizá no te gusten las acelgas con patatas o el picante, igual te horroriza el dulce o la comida china, pero es imposible que no te guste comer o que no te guste ningún plato, el problema será que no has probado los suficientes. Con los libros pasa igual: puede que cuando te obligaron a leer El Lazarillo de Tormes con 10 años, aquello no te entrara de ninguna manera, y cuando un mes después tuviste que tragarte La Celestina y, para más inri, hacer un trabajo, la cosa ya te superó. Es posible que hayas reducido tus lecturas a las obligatorias y que no asocies de ninguna forma el acto de leer con la diversión, pero eso es porque no has probado lo suficiente.
No tengo tiempo
Ya. El tiempo es lo que nos falta a la mayoría. Entre los estudios, salir con los amigos, el trabajo, limpiar la casa… el tiempo vuela para todos porque a todos nos dura el día las mismas breves 24 horas.
¿Y qué tal la quinta temporada de Juego de Tronos? bien, ¿no? Con esto no pretendemos decir que no haya que ver las series o películas que nos gusten para obligarnos a leer, lo que queremos reflejar, es que cuando uno tiene interés, saca tiempo de donde puede.
No hace falta leer ocho horas al día, lo que hace falta es ser constante y crearnos una rutina. Un ratito antes de acostarnos, en los trayectos en el bus, a media tarde en ese hueco que nos queda libre… En cuanto nos acostumbremos, comprobaremos que un buen libro puede ser cien veces más adictivo y entretenido que la mejor de las series.
Ya tengo que leer los libros que me mandan en la carrera
Sí. Es muy importante para tus estudios leerte tanto los libros obligatorios como los recomendados y es probable que, si no lo tomas como una obligación odiosa, los disfrutes muchísimo, pero eso no quita para que no puedas intercalarlos con otras novelas más ligeras o entretenidas. Es como si te obligaran a ver una película en clase y por ese motivo ya no pudieras ver ninguna otra en el cine o en la tele. Una cosa es el trabajo y otra el ocio y, como decíamos, hay tiempo para todo.
Siempre me los dejo a medias
Cuando no se tiene hábito de lectura, esto puede ocurrir. Al igual que las películas, los libros nos cuentan una historia. Al principio, mientras nos introducimos en la trama, es fácil estar interesados, pero según transcurre el tiempo es normal que haya partes más lentas, densas o incluso aburridas. Un lector acostumbrado sabe que es cuestión de unas páginas y que, pronto, la historia volverá a engancharnos. Solo hay que aguantar y echar un poco de paciencia. Si conseguimos superar eso y acabarlo, seguramente se nos quede un buen sabor de boca final y estemos deseando coger la siguiente novela.
Esfuerzo
Si no eres un lector regular, puede que incluso la novela más apasionante se te haga cuesta arriba. Cuando leemos, usamos todo nuestro potencial: cada área de nuestro cerebro se pone a trabajar para ofrecernos esa experiencia completa que solo los libros pueden proporcionar. La imaginación se dispara para que podamos visualizar a los personajes, los lugares descritos, las situaciones… La memoria se pone a trabajar para que logremos evocar sensaciones, situaciones, sonidos u olores que nos son conocidos. Necesitamos de toda nuestra atención para poder abstraernos del mundo que nos rodea y trasladarnos a aquel que el autor nos quiera contar.
Decir que esto no cansa o que no requiere esfuerzo sería mentir, pero las cosas buenas, las que realmente merecen la pena, siempre cuestan trabajo o necesitan de nuestra voluntad. Cualquier amante de la lectura te dirá que ese esfuerzo es insignificante en comparación con todas las cosas buenas que se consiguen leyendo. El esfuerzo se ve recompensado con creces y merece la pena.
No sé qué leer
Si lo que pasa es que no das con el género, autor o no estás al día de lo que puede interesarte, tienes varias posibilidades: puedes preguntar a un amigo que tenga gustos similares en cine y ocio para que te recomiende sus lecturas favoritas o mirar este post sobre lecturas recomendadas. También puedes buscar libros por temáticas que puedan interesarte; hay muchísimas páginas en Internet que hacen sinopsis y críticas de novelas. También puedes buscar las novelas en las que están basadas las películas que te hayan gustado (hay más adaptaciones de las que parecen) o puedes recurrir a clásicos o a bestsellers por eso de que, a veces, lo que le gusta a la mayoría también puede gustarnos a nosotros. Da igual cómo quieras buscar los libros, lo importante es que los encuentres y que los leas porque, al contrario de lo que pasa con la mayoría de cosas que nos gustan (el dulce, salir, trasnochar, tumbarse a la bartola, etc.), la lectura no tiene ningún efecto negativo posterior, ni nos va a hacer sentirnos culpables.
Si aún no te hemos convencido con todos estos argumentos, aquí van unas cuantas razones más por las que deberías leer:
Amplía tu cultura
Leyendo se aprende, se conocen hechos y personajes históricos reales, se amplía el vocabulario, se está al tanto de autores de renombre y de sus escritos, se aprende geografía…
Mejor uso del lenguaje
Un lector tiene mejor vocabulario que un no lector. Es un hecho. Pero además también es capaz de expresarse más correctamente, tanto de forma hablada como escrita y comete menos faltas de ortografía.
Concentración
El esfuerzo que requiere concentrarse en la lectura se aprende y se extrapola a otros ámbitos de la vida tan importantes como los estudios o el trabajo. Aprender a concentrarse leyendo no solo es efectivo, sino también entretenido.
Placer
Un buen libro nos proporciona un inmenso placer. Puede hacernos reír, llorar, enfurecernos, enamorarnos… Ninguna otra experiencia es tan rica y accesible al mismo tiempo. La vida de una persona que lee es más intensa, constructiva y enriquecedora que la de los que no lo hacen ¿en qué lado quieres estar?
Humano
Según avanza la investigación en etología, se van descubriendo nuevas formas de comunicación y de cultura en las distintas especies. Se sabe que los delfines tienen un lenguaje y que las aves también. Se sabe que ciertos sonidos que emiten los suricatos alertan sobre peligros concretos para la manada o que la estructura social matriarcal de los bonobos, les hace ser menos violentos que sus primos los chimpancés porque resuelven sus disputas de forma afectuosa. Cada vez hay más constancia de que la inteligencia animal ha sido subestimada por la ciencia y por la cultura, pero lo que sí es humano, lo que sí nos pertenece únicamente a nosotros son la lectura y la escritura. Narrar historias y escribirlas es algo que solo atañe a nuestra especie y que ha marcado cada siglo de historia que hemos vivido. Leer nos pertenece como especie al igual que a los peces les pertenece nadar o a los pájaros volar. Es lo que nos diferencia y nos hace únicos. Y si has leído este post hasta aquí, igual es que te gusta más de lo que pensabas, ¿a qué esperas para perderte en un libro?
CO-LE-GA, no suelo comentar en ningún sitio pero he sentido la imperiosa necesidad de hacerlo. A ver. Me muevo por impulsos. Comento en esta entrada porque me ha dado el venazo pero he leído muchísimas durante un rato (más de un rato, lo suficiente como para suspender el examen de mañana (SELECTIVIDAD)). Un blog flipante, holles. Voy a dar a lo de las novedades por email (me ha hecho mucha gracia ahí lo de email=campo obligatorio).
Te agradecemos mucho el comentario, pero nos dolería mucho que hubieras suspendido por nuestra culpa. Dinos que no ha sido así, por favor.
Un cordial saludo y gracias por leernos.
En otro orden de cosas: si os quedáis sin ideas (no parece) y me pedís un artículo CONTAD CONMIGO!
Jajaja, lo tendremos en cuenta, aunque no queremos quedarnos sin trabajo ;–)
El mejor post que me he leido para que me guste la lectura.
Me parece un excelente artículo el que escribes, y yo llevo dos años leyendo y no pienso perder más tiempo en no hacerlo.
Buenas noches.
Tengo que charlar unos minutos con unos alumnos de los últimos cursos de primaria sobre el beneficio de la lectura y tu post me ha sido de gran ayuda. Está bien escrito, es contundente y tiene argumentos inapelables. Muchas gracias y felicidades