Aprende a negociar

Aprende a negociar

A lo largo de nuestra vida nos hemos encontrado y nos encontraremos con situaciones de conflicto en las que hay que negociar para poder obtener aquello que queremos. Veamos cómo.

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Todos comenzamos negociando con nuestros padres y hermanos (quiero llegar más tarde a casa, súbeme la paga, déjame tu camiseta favorita, si tú recoges hoy, mañana lo hago yo…), luego negociamos también con nuestros amigos, profesores y con nuestros jefes. La negociación es parte de la vida en sociedad y hacerlo es esencial para conseguir nuestros objetivos, pero no todos lo hacemos bien. Hay gente que parece tener un don natural para negociar y otros, en cambio, es como si hubieran nacido sin esa herramienta. La buena noticia es que esto no es como ser alto o bajo, sino que puede aprenderse.

Útil no, lo siguiente
Como estudiantes y futuros trabajadores o empresarios, es importantísimo que aprendamos las claves de una buena negociación. Durante nuestros años de estudio, negociar bien nos servirá para múltiples cosas, como prorrogar los tiempos de entrega de trabajos, hacer valer nuestros derechos como estudiantes, conseguir que nuestros padres nos permitan asistir a algún evento, que nos den más libertad, etc. Cuando empecemos a trabajar, negociar nos ayudará a conseguir un mejor salario, que nos den las vacaciones cuando nos vengan bien o que nuestros horarios sean adecuados a nuestras necesidades, y si queremos ser empresarios, negociar será vital para conseguir buenos tratos con los proveedores, contratos fiables con los clientes, etc.

Vamos que, en resumen, la vida en sociedad se construye a base de negociar y negociar y el que no lo hace o no sabe hacerlo lo va a tener complicado para todo.

Preparación
El primer paso es preparar tu negociación con tiempo y de forma minuciosa. Debes preguntarte qué quieres conseguir y cómo vas a exponer tus demandas en función de la persona con la que vayas a tratar. No se habla igual con un amigo, una pareja o nuestros padres, ni se trata del mismo modo a un jefe a un profesor o a un cliente.

Tenemos que aprovechar todo lo que sabemos de esa persona y cuál podrá ser su actitud ante la negociación para planificar por dónde debemos abordarle.

Una buena preparación es tan esencial que podría marcar el rumbo de la negociación, por lo que debes asegurarte de conocer bien el tema a tratar y de que no te vayan a pillar en un renuncio.

En economía y empresariales se habla de las fortalezas y debilidades, bien, pues esto nos será muy útil a la hora de preparar la negociación: conociendo nuestras fortalezas podremos preparar la argumentación y saber cuál será la mejor baza para convencer. Por otra parte, también nos resultará igualmente útil conocer nuestros puntos débiles y saber así cómo puede atacarnos nuestro adversario. De esta forma, no nos pillará por sorpresa y tendremos una respuesta preparada.

Buen ambiente
Lo mejor es tratar de que el ambiente sea lo más relajado y amistoso posible para que no haya tensión y la otra parte se cierre en banda. Habla de otras cosas, bromea, preocúpate por cómo está la otra persona… Como dicen las abuelas, se cazan más moscas con miel que con hiel.

Observación
El lenguaje gestual de la otra parte nos dirá mucho acerca de su actitud hacia la conversación. Fíjate en si se cruza de brazos o se aleja de ti ante ciertos temas o si, por el contrario, permanece abierto al diálogo. Trata de adecuar tu discurso a su actitud: si se pone rígido o se aleja, prueba a suavizar un poco o a buscar otros temas para que se relaje.

Hablando se entiende la gente
No trates de engañar o manipular a tu interlocutor. Pensar que los demás ton estúpidos solo te hará quedar mal y no conseguirás tu objetivo. Habla de forma franca, directa y con asertividad, pero siempre desde el respeto. Haz preguntas y escucha lo que te dicen con atención. En una negociación, ambas partes tienen argumentos que exponer y objetivos que conseguir y todos son igual de válidos.

Todos ganan
Una negociación exitosa no es aquella en la que uno gana y otro pierde. No se trata de salirte con la tuya sin dar nada a cambio. Lo ideal es que ambas partes saquen algún beneficio. Si, por ejemplo, intentas conseguir que tu profesor te suba la nota, es lógico que aceptes que te mande, a cambio, leer algún libro o hacer un trabajo. Si lo que quieres es librar un día especial en el trabajo, puedes cambiarlo por un festivo en el que nadie quiera trabajar u ocuparte del inventario, limpieza, etc. por un tiempo determinado.

Como decíamos, la vida en sociedad se mueve gracias a las negociaciones y estas deben ser buenas para todos. No se puede ganar sin dar algo a cambio, así que, ánimo, practica tus negociaciones y verás cómo pronto se te dan de maravilla.

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