Agobio de fin de curso: tranqui, de ahí se sale

Agobio de fin de curso: tranqui, de ahí se sale

¿Sientes que te falta el aire al pensar en todo lo que tienes que hacer? Pues ha llegado el momento de quitarse el agobio de encima.

Demos la bienvenida al agobio total: en estas señaladas fechas en las que lo único que apetece es estar al sol cual lagartos, surge de pronto en tu vida un intenso poliamor entre la preparación de exámenes finales, trabajos que entregar, estudiar idiomas y, para los que ya casi tienen su eTítulo, se suma la redacción y defensa del TFG. ¡Ay, qué maravillosa es la vida del estudiante!, ¿verdad?

Si a este mogollón de cosas pendientes se le añade de paso algún problema personal, apaga y vámonos. Hay momentos críticos en los que la cantidad de estrés es tan brutal que o actuamos de forma automática avanzando por el filo de la navaja y sintiendo que en cualquier momento se nos va todo al garete o nos quedamos en modo semicatatónico atenazados por el pánico y nos dedicamos a ver series de TV para no pensar.

Pero no os preocupéis, todo se pasa y de todo se sale. Lo importante es que sepamos qué hacer para enfrentarnos a ello de forma positiva y transformar ese sentimiento de agobio absoluto en un conocido y llevadero estrés de intensidad asumible.

En situaciones de emergencia, hay tres pasos que siempre debemos seguir para no empeorar las cosas: parar, pensar y, finalmente, actuar. Veamos cómo:

Para

Si el agobio te supera y sientes que todo se te va de las manos, antes de caer en una crisis nerviosa, hay que parar. Sí, no hay tiempo, mucho trabajo, no puedes descansar… Sí puedes. Para, porque si no, no vas a hacer nada bien. No se trata de que te vayas una semana a desconectar al Caribe (que ojalá se pudiera), sino de que te tomes 24 horas para respirar y reducir la ansiedad. En este día de calma hay que rechazar cualquier pensamiento circular negativo del tipo no puedo con todo, voy a suspender, etc. y tratar de relajarse. Si vemos que empezamos a darle vueltas al coco, debemos hacer algo que nos distraiga para darle un descanso a nuestro cerebro. Usa tu día para llenarte de pensamientos e imágenes positivas y recargar las pilas. Nada más. Ya pensarás mañana.

Piensa

No se trata de pensar en el agobio que tenemos o en lo malas que serán nuestras notas, sino en trazar un plan estratégico para que todo salga lo mejor posible. En este día toca trabajar en nuestra organización y si crees que es perder el tiempo, piénsalo otra vez: tener todo organizado, al día, con toda la información y los datos a mano, nos va a ayudar a pasar el agobio, a ponernos a trabajar de forma más eficaz y a reducir el tiempo de preparación de cada asignatura. En realidad es todo lo contrario, planificarnos así nos dará más tiempo de estudio efectivo.

Pon un calendario en la pared de tu cuarto de estudio para que siempre tengas las fechas de exámenes y entrega de trabajos a un vistazo. Planifica los días que puedes dedicar a cada cosa de forma realista teniendo en cuenta el cómputo de horas libres de las que dispones. Crea un horario de estudio recordando que es mejor empezar la jornada con las asignaturas más difíciles o que menos nos gusten y acabar con lo más sencillo. Recopila todos tus apuntes, pide los que te falten y sepáralos por asignaturas para que te hagas una idea realista de la cantidad de temario que tienen. Planifica las técnicas de estudio que usarás para cada materia y recuerda alternarlas para que el estudio sea más eficiente y menos monótono. Escribe todo lo planificado por puntos y cuélgalo en la pared al lado de tu calendario para que, cuando vuelva el agobio (que volverá) puedas recurrir a tu plan para no bloquearte y ver cómo seguir.

Actúa

No hay más tiempo para lamentaciones. Estas preparado y es el momento de sacudirse el agobio a golpe de trabajo duro y concentración. Sigue tu plan y tu horario cada día, y no te llenes la cabeza de historias horribles. Puedes conseguirlo y lo vas a hacer; eso es lo único en lo que tienes que pensar ahora mismo.

La universidad exige trabajo y eso puede, en determinados momentos, hacernos sentir terriblemente mal, pero tanto agobio tiene sus recompensas y estamos aquí para conseguir un sueño y un futuro: no es momento de tirar la toalla, sino de darlo todo.

Si en tu caso tienes algún conflicto personal que merma tu concentración, aunque sea difícil no estar dándole vueltas todo el día, oblígate a separar espacios físicos y mentales; es decir, en el cuarto de estudio no se piensa en los problemas, se piensa en estudiar. Si los problemas se cuelan en el cuarto de estudio, entonces salte tú hasta que veas que puedes retomar el trabajo. Si lo haces así unas cuantas veces, acostumbrarás a tu cerebro a que no puede centrarse en otras cosas cuando estés estudiando y poco a poco te resultará mucho más sencillo desconectar del problema y conectar con tu tarea.

Ya queda muy poco para poder disfrutar de las vacaciones, solo hay que superar el sprint final, así que, ¡adelante y ánimo!