Cualquier trabajo académico debe incluir citas. Al principio es normal que parezca un lío, pero es cuestión de pillarle el tranquillo. Te contamos cómo se hace.
¿Para qué sirve citar?
Puede que a ti solito en tu casa y sin leer ningún libro o artículo de nadie te haya dado por explicar la ley de gravitación universal y eso es estupendo, pero lamentablemente para ti, a Isaac Newton ya se le ocurrió hacia 1685 y eso es llevarte mucha ventaja, por lo que vas a tener que citarlo en tu trabajo. Puede que pienses que si nunca has leído a Newton y la teoría se te ha ocurrido a ti solo no te debes quitar mérito incluyendo a otros en tu trabajo, pero es que resulta que tú has ido al colegio y te han hablado de la gravedad, de la atracción de los cuerpos, etc. Así que, aunque hayas olvidado a Newton, es evidente que no has olvidado lo que descubrió y no puedes atribuírtelo.
Citar es reconocer y valorar el trabajo de otros autores, aunque sea para criticarlos o desmentirlos. El conocimiento es una discusión constante y toda fuente de inspiración debe ser reconocida, respetada y, por lo tanto, citada.
Plagiar está feo
Atribuirse pensamientos, ideas o descubrimientos de otros es de lo más ruin. Entendemos que el ctrl + c, ctrl + v es un atajo comodísimo en nuestro teclado, pero apropiarte del trabajo y el esfuerzo de otros es lamentable en un ambiente universitario (y en cualquier otra parte). ¿Te gustaría que alguien cogiera uno de tus trabajos sin consentimiento y se atribuyera su autoría? Si te has esforzado en algo, el mérito debe ser tuyo. Por eso, cuando copiamos el trabajo de otros y no los citamos les estamos robando su mérito y su esfuerzo, y además lo más probable es que nos pillen y nos suspendan. Ahora todos los profesores tienen a su disposición distintos programas donde confirmar si el trabajo de un alumno contiene o no plagios, así que jugársela es una tontería. Si a pesar de esto sigues tentado de copiar algo para algún trabajo, léete esto a ver si entras en razón. Obtener nuestro eTítulo universitario nos va a costar un poco de esfuerzo, pero merecerá la pena.
¿Pero cómo se hace?
Pues es sencillo. A veces, nos ponemos a leer las normas APA y todo parece muy confuso, pero en el fondo no es para tanto. Veamos un resumen sencillo de lo básico:
- Para frases literales de menos de 40 palabras: se debe indicar el autor, el año de publicación y luego se pone la cita en cursiva o entrecomillada (¡ojo, nunca las dos cosas a la vez!). Es mejor usar comillas latinas (se hace con las teclas alt + 174 y alt + 175) si estamos escribiendo el texto en español y las inglesas si lo hacemos en inglés.
- Si vamos a poner dos puntos y luego la cita, la primera palabra irá en mayúsculas.
- Si la cita tiene más de 40 palabras, entonces no lo entrecomillamos ni lo ponemos en cursiva, sino que escribimos el texto tal cual, pero en un párrafo aparte y en un tamaño de letra menor al del resto del texto.
- Cuando la cita no sea literal, sino un resumen de lo que hemos leído escrito con nuestras palabras, igualmente debemos referenciar de dónde ha salido la idea y para eso pondremos el autor o autores y el año antes del resumen.
- Si el estudio o artículo de referencia es obra de un solo autor, se pondrá su nombre y el año de publicación: según Sutherland (1939), la delincuencia de cuello blanco ha existido siempre.
- Cuando tenemos dos autores, ambos se citarán siempre y entre ellos se pondrá una «y» si el trabajo está escrito en español y una «&» si es en inglés.
- Si tenemos de tres a cinco autores, se pondrán todos sus nombres la primera vez que se citen y en las sucesivas se pondrá únicamente el apellido del primer autor y después la expresión latina et al que significa y otros.
- Cuando hay seis autores o más, tanto la primera vez que los citemos como las siguientes pondremos el apellido del primer autor y luego et al.
Recuerda que todo esto hay que referenciarlo después en la bibliografía también siguiendo unas normas preestablecidas que pronto veremos.