Llegan septiembre y los exámenes, pero te ayudamos con una recopilación de las mejores técnicas de estudio para que no pierdas el tiempo y apruebes.
Y el tiempo volvió a jugarnos una mala pasada
Septiembre está a la vuelta de la esquina y, para variar, el verano se nos ha pasado sin estudiar ni la mitad de lo que nos propusimos, ¿verdad? Bueno, el mal ya está hecho y lamentarse no va a servir de nada. Ahora, lo mejor que podemos hacer es intentar con todas nuestras fuerzas que el poco tiempo que nos queda lo podamos aprovechar de verdad para sacar las mejores notas posibles.
El maldito optimismo
Es poco, es fácil, está chupado, con estudiar un par de días me sobra… Vale. Pero luego llega el agobio cuando vemos el temario y todo lo que puede caer en el examen. Si queremos aprobar, mejor que dejemos a un lado el optimismo y nos pongamos a ver qué es lo que realmente tenemos que estudiar, para que luego no entremos en pánico.
Por lo tanto, el primer paso es organizarse:
- Recopilación de todo el material: Hay que saber qué entra y qué no en cada asignatura y tener todos los apuntes al día.
- Calendario: Ha llegado el momento de colgar ya ese calendario del cajón que nos regalaron en Navidad y marcar los días de examen. Es importante saber cuánto tiempo tenemos para preparar cada una de las asignaturas.
- Carpetas: Es mejor imprimir el material y tenerlo en carpetas que leerlo en el ordenador. Además, viendo el volumen de folios podremos hacernos una idea más acertada de lo que nos llevará estudiar cada cosa.
- Dificultad: Las asignaturas que más complicadas nos resultan son a las que tendremos que dedicar más tiempo, así que habrá que ponerse con ellas a diario a pesar de que tengamos otros exámenes que preparar.
¿Por qué funciona variar las técnicas de estudio?
Principalmente, por dos motivos:
- Porque estudiar acaba aburriendo: En época de exámenes echamos muchas horas de estudio y nuestro cerebro se relaja y deja de prestar atención. Para rendir de verdad, el cerebro necesita un nivel de estimulación adecuado y eso lo conseguiremos variando las técnicas de estudio. Al cambiar el método cada cierto tiempo, el cerebro estará más alerta y estudiar se hará más ameno.
- Porque si estudiamos igual todas las asignaturas, perderemos el tiempo: No podemos estudiar de la misma manera un texto legal que unas fórmulas matemáticas. Sería absurdo, porque echaríamos muchas horas y el resultado no sería bueno. Cada materia se debe trabajar con las técnicas de estudio más apropiadas, pero nunca con la misma todo el rato (por lo que decíamos en el punto 1). Estamos a finales de agosto y lo más importante ahora es no seguir perdiendo el tiempo; cada hora que dediquemos al estudio debe ser una hora bien aprovechada.
Recopilación de técnicas de estudio
Esta recopilación de técnicas de estudio debe servirnos (además de para estudiar) para planificar el estudio y ver cuáles usaremos en cada una de las asignaturas que tenemos que preparar. No debe darnos miedo probar cosas nuevas, porque, aunque lo de siempre nos dé buen resultado, es muy posible que algunas de las técnicas de estudio que no hemos probado todavía nos den incluso un resultado mejor y ahorremos tiempo. Vamos a verlas:
- Lectura comprensiva: El primer paso cuando nos ponemos a estudiar es leer el temario. Esta etapa es imprescindible, pero hay formas de hacerlo para que resulte más ameno y lo aprovechemos mejor. En vez de leer por leer, es mejor realizar una lectura comprensiva que es una técnica de estudio que consiste dividir el temario por puntos e ir uno a uno. Lo ideal es que los puntos no sean extensos y que podamos hacernos las siguientes preguntas: ¿De qué habla? ¿Qué significa? ¿Con qué está relacionado? ¿Cuál es la idea fundamental? Si vamos contestando a estas preguntas en cada punto y anotando nuestras respuestas, al final de la lectura tendremos un gran conocimiento del tema y habremos hecho más del 50 % del trabajo.
- Subrayado eficaz: Subrayar un texto parece fácil, pero si sentimos la necesidad de ponernos unas gafas de sol después de haber subrayado un tema o nuestros apuntes se parecen más a una bandera del orgullo que a un texto académico, entonces es que lo hacemos de pena. Dos colores serán suficientes (ideas principales y secundarias) y crear un código de signos es mucho más eficaz que hacer rayas sin parar bajo cualquier palabra. Las flechas, asteriscos, líneas punteadas, círculos, etc. y aportar un significado a cada uno nos ayudará mucho mejor a entender de un vistazo qué es lo que hemos querido destacar.
- Resúmenes: Tras la lectura comprensiva y el subrayado, podemos empezar con los resúmenes, que serán lo que utilizaremos después para repasar. Los resúmenes sirven para quitar la paja del texto y quedarnos con lo importante, por lo que será nuestra herramienta de trabajo más útil y debemos hacerlos muy bien. Como cada una de las técnicas de estudio, el resumen tiene sus trucos (como encontrar las «frases llave» para que podamos recordar lo que sigue de memoria).
- Crea tus propios exámenes: Si hay una forma sencilla y efectiva de aprender es haciendo simulacros. Lo ideal sería tener acceso a otros exámenes antiguos, pero, si no es posible, podemos hacerlos nosotros mismos. Solo hay que sacar del texto las preguntas que podrían hacernos, contestarlas sin mirar los apuntes, corregirnos, volver a estudiar las respuestas y repetir. No hay una forma más eficaz no solo de aprender, sino de, además, conseguir tener una profunda calma en el examen, porque, si hemos hecho bien lo de generar preguntas, será como repetir algo que ya sabemos que sabemos.
- Estudiar en voz alta: ¿Por qué usar solo la memoria visual o la que conseguimos por repetición si podemos ayudarnos con la memoria auditiva? ¿Acaso no nos es más fácil aprender canciones que poemas? Cuando leemos nuestros resúmenes en voz alta, aprenderemos más rápidamente y podremos incluso acompañar ciertas expresiones con gestos que nos ayudarán a recuperar la información en el examen.
- Mapas mentales: Hacer un mapa mental de nuestro resumen nos va a ayudar muchísimo a colocar la información en nuestra cabeza para poder recuperarla de forma efectiva y, además, es una técnica de estudio que resulta muy divertida; así que viene genial cuando ya estamos agotados de estudiar. La técnica de hacer mapas mentales os la contamos aquí.
- Mnemotecnia: Las reglas mnemotécnicas son perfectas para estudiar definiciones, fechas, fórmulas, listados, instrucciones y cosas por el estilo. Nada que sea un texto largo, sino aquellas cosas cortas que no podemos olvidar pero que nos cuesta retener.
- Fichas de estudio: Si preparamos el estudio como si fuésemos a dar una conferencia y nos hacemos unas fichas que nos apoyen, sabremos que lo hemos hecho bien cuando unas pocas fichas con frases sueltas nos permitan soltar toda la parrafada sin problema. Ideales también para estudiar en grupo o para cuando algún amigo o familiar solidario nos ayude preguntándonos la lección. También se pueden llevar a cualquier parte y nos permiten repasar incluso desde la playa.
- Emoción: Es lógico que las asignaturas que nos han quedado para septiembre no nos emocionen en exceso, pero hay que recordar que la memoria está muy ligada a nuestras emociones y, por eso, es importante utilizarla a nuestro favor. El truco consiste en buscar las emociones positivas que nos llevaron a estudiar esta carrera y tratar de que eso nos motive. Por otro lado, hay que hacer inferencias y tratar de asociar algo que nos haya pasado o que hayamos sentido con las partes del temario que queramos aprender. Si conseguimos eso, podremos recuperar la información con solo evocar el recuerdo. Útil, ¿verdad? ¡Pues a estudiar, que el eTítulo universitario no se regala!