Estudiar en pareja es divertido y muy práctico, se gana tiempo y nos motivamos más, pero hay que organizarse bien para evitar distracciones.
Dos, pero bien avenidos
Estudiar en pareja es estupendo si ambos están igualmente motivados para graduarse y obtener el eTítulo universitario. Y cuando hablamos de «pareja» nos referimos a dos personas y da igual si tienen un vínculo romántico, de compañeros, amigos o BFF. Lo importante para elegir pareja de estudio es que haya una buena compenetración y objetivos comunes.
Para estudiar en pareja y que todo salga bien hay que ser selectivo. Si la persona a la que más unidos estamos no va a esforzarse o va a ser una fuente de distracción, todo el trabajo será una pérdida de tiempo. Por eso es muy importante que antes de «comprometerse» establezcamos unos objetivos, vamos, lo que se llama un contrato prenupcial.
Acuerdos previos y organización
Hablando se entiende la gente y definir una serie de objetivos antes de empezar a estudiar en pareja hará que ambos miembros sepan lo que se espera del otro, los objetivos a los que se aspira y cuánto trabajo costará. Si se habla y se alcanzan acuerdos previos, luego todo irá sobre ruedas si ambas partes cumplen. Y si no, siempre habrá argumentos de sobra para el divorcio 😉.
El principio
Como siempre, cuando nos enfrentamos a exámenes el primer paso es organizar todas las materias y hacer una buena planificación. Debemos calcular cuántas horas nos llevará aproximadamente cada asignatura para estudiar con tiempo, saber cuáles nos cuestan más, cuáles tienen los temarios más largos, ver si nos faltan algunos apuntes, etc.
Lo bueno es que este paso es más sencillo cuando vamos a estudiar en pareja porque podemos planificar el estudio juntando los apuntes de ambos y contrastando conocimientos y habilidades. Lo ideal es que, usando la metáfora del análisis DAFO, las fortalezas de nuestra pareja sean nuestras debilidades y viceversa. Así nos complementaremos mejor a la hora de estudiar, pero si no es así, tampoco pasa nada, porque podremos centrar nuestros esfuerzos en las mismas cosas.
Técnica 1: repartir los temas
Ahora, para que estudiar en pareja tenga sentido, ambos debemos hacer nuestra parte, y lo primero es repartirnos los temas.
Se trata de escoger una misma asignatura y prepararla por trozos. Esto solo puede hacerse si los temas tienen coherencia por sí mismos. Si no podemos entender el segundo sin leer el primero, habrá que usar la técnica 2, que veremos a continuación. Una vez repartida la mitad de los temas para cada uno, los leeremos y subrayaremos las ideas principales como de costumbre y nos ayudaremos creando unas pequeñas fichas de estudio para apoyarnos. Tras esto, cada miembro de la pareja le explicará al otro lo que ha estudiado como si diese una clase sobre el tema.
Después, se intercambian los temas y repetimos. Los que nos han explicado nos serán más sencillos de estudiar y los que hemos explicado nosotros nos los habremos aprendido mucho mejor.
Técnica 2: investigar en equipo
Cuando los temas que debemos estudiar están tan relacionados que no podemos repartírnoslos, hay que hacerlo de forma conjunta. Aquí leeremos ambos todo el temario y nos turnaremos para dar una clase al otro explicando lo que hemos aprendido.
Debemos entender que cuando damos «una clase» o explicamos lo que acabamos de estudiar estamos aplicando varias técnicas de estudio conjuntamente: primero hemos hecho una lectura comprensiva, hemos subrayado y elaborado fichas de estudio, y, tras este trabajo más individual, estamos diciendo en voz alta lo que hemos leído, sintetizando la información para hacerla comprensible y confrontando nuestros conocimientos con los de otra persona. Quizá el proceso nos parezca largo, pero lo cierto es que al estudiar en pareja aplicando estas técnicas ganaremos un montón de tiempo porque se nos quedará muchísimo antes y nos evitaremos los soporíferos repasos.
Técnica 3: examen
Cada miembro de la pareja debe preparar y escribir una serie de preguntas sobre la mitad de los temas que le hayan tocado. Cuantas más preguntas podamos sacar, mucho mejor. Luego, haremos estas preguntas a nuestra pareja y anotaremos en cuáles ha fallado o ha dado respuestas incompletas. Tras esto, explicamos los fallos y repetimos el cuestionario únicamente con las preguntas que no salieron bien a la primera, y así hasta que no quede nada que preguntar.
Podemos incluso grabar las sesiones y escucharlas cuando estemos en el autobús, limpiando la casa o mientras conciliamos el sueño.
Estudiar en pareja es útil y muy divertido, pero insistimos: como con las amistades cercanas y las relaciones románticas, hay que ser selectivo y exigente si queremos que todo salga bien.