El verano se acaba siempre antes de lo que parece, y si tenemos exámenes de recuperación en septiembre, ya vamos tarde. A por ello.
Disfrutar es importante, pero sacarse el eTítulo universitario, también. Por eso, si aún no nos hemos puesto a estudiar para los exámenes de recuperación, vamos a tener que ponernos las pilas y hacer un sobreesfuerzo. Veamos cómo organizarnos para que salga todo lo mejor posible:
Seamos realistas
Si tenemos exámenes de recuperación en septiembre y aún no hemos empezado a prepararlos, vamos mal (salvo que solo tengamos una asignatura y sea fácil). Por eso, a estas alturas lo que toca es ser realistas y tratar de aprobar todo lo que podamos, no salir en el cuadro de honor de los más empollones.
Al haber dejado todo para el último momento, lo que debemos asumir ahora es que el verano se ha terminado y que nos toca pegarnos un atracón de estudiar, así que basta de procrastinar. Hoy mismo tenemos que empezar.
Lo primero, organizarse
Antes de nada, lo más importante es organizar muy bien todo lo que vamos a tener que estudiar. Hay que ver qué contenidos tiene cada asignatura, si nos falta algún material importante, si hay que conseguir apuntes, qué extensión tiene cada materia, qué dificultad real entraña, etc.
Ahora mismo, lo prioritario es que tengamos todo bien ordenado y claro en nuestra cabeza para que no nos pille algo por sorpresa a última hora. También es buena idea contactar con algún compañero que haya aprobado esas asignaturas para que nos hable del examen y nos dé algún consejo.
¿Qué es lo más relevante?
Como vamos justos de tiempo, hay que saber qué partes son las más importantes de cada materia. Una vez que nos sepamos lo esencial para aprobar los exámenes de recuperación, podemos ir complementando con otros contenidos, pero ahora mismo hay que sintetizar muy bien el contenido y apostar por aquellas partes que son la «columna vertebral» de cada asignatura.
Calendario a la vista
Mejor en la pared de nuestro cuarto para que veamos todos los días cuáles son las fechas de los exámenes de recuperación y cuánto tiempo nos queda para preparar cada asignatura. No se trata de estresarnos sino de ser realistas, que ya sabemos que, a veces, pecamos de optimistas y creemos que de aquí a la fecha del examen aún falta un montón, y no es así.
Técnicas de estudio eficientes
A estas alturas, leer todo el temario 20 veces y transcribirlo en varios colores de bolígrafo es una pérdida total de tiempo. Ahora hay que hacer una buena lectura comprensiva y después usar las técnicas que nos hagan memorizar lo más rápido posible: Los autotest, los mapas mentales, las fichas de estudio, la mnemotecnia, recitar en voz alta, resúmenes, esquemas y el estudio en grupo serán nuestros mejores aliados para este sprint final.
También hay que descansar
Aunque el estrés que nos causa haber dejado todo para el último momento nos da unas energías tremendas, igualmente hay que descansar. Sobre todo si tenemos varios exámenes de recuperación. Si nos pasamos estudiando 10 o 12 horas diarias y dormimos poco, cuando nos presentemos a los exámenes de recuperación vamos a tener un lío mental y un cansancio tremendos y no acertaremos en nada aunque lo hayamos estudiado.
Es importante que durmamos las ocho horas diarias recomendadas y que hagamos descansos durante el estudio. Lo que se recomienda es que hagamos un descanso corto, de unos diez o quince minutos cada hora de estudio, y luego un descanso de una hora cada cuatro.
Al principio, como no nos sentimos cansados, tendemos a seguir sin parar durante horas, pero luego, según pasa el tiempo, cada vez estamos peor. Lo mismo sucede según transcurren los días y el cansancio se acumula, por eso es importante que sigamos una buena rutina de descansos durante todo el proceso.
Las paredes hablan
La memoria visual ayuda mucho y, por eso, es bueno que colguemos a la vista todos los esquemas, reglas mnemotécnicas, dibujos y mapas mentales para que los veamos fácilmente y en cualquier momento.
Lo más duro al principio
El momento del día en el que somos más productivos es el que transcurre en las dos horas posteriores a despertar por la mañana, así que debemos aprovechar ese tiempo para estudiar lo que nos resulte más duro y dejar las asignaturas más fáciles para el final, cuando ya estemos cansados y haya disminuido nuestra concentración.
Control del pánico
Un poco de tensión facilita la concentración y ayuda a preparar los exámenes de recuperación, pero si el nivel de estrés aumenta, puede ser catastrófico porque nos paraliza y hace que no retengamos lo que estudiamos. Podemos controlar el estrés si se vuelve excesivo, alejando los pensamientos negativos y obsesivos usando técnicas de relajación y haciendo algo de deporte diario.
¡¡Mucho ánimo y a por todas!!
Justo los consejos que necesitaba. He suspendido algunas asignaturas del primer trimestre y ahora cuando vuelva al instituto tengo la oportunidad de recuperarlas. Tendría que haber estudiado durante las vacaciones pero con tanta celebración, no me tenido mucho tiempo. Aún me quedan algunos días antes de los exámenes, así que espero que estos consejos me funcionen. ¡Muchas gracias por compartirlos!