La formación es importante, pero los reclutadores no se fijan solo en los títulos académicos ni se centran exclusivamente en la experiencia. El éxito laboral se basa, sobre todo, en eso que llaman las soft skills.
Las habilidades blandas son una combinación de características personales para relacionarse, comunicarse, trabajar en equipo, tener empatía… y muchas otras que complementan a las denominadas habilidades duras, las hard skills, como pueden ser la preparación académica y técnica.
Una asignatura más
Las habilidades blandas pueden ser innatas. Todos conocemos a personas que, desde la infancia, son encantadoras, caen bien, resuelven los conflictos hábilmente, no resultan conflictivas, ayudan a los demás, se sobreponen rápidamente a la adversidad… Ser así puede ser una lotería genética que venga de serie. También se puede forjar con una buena educación y cariño. Pero la buena noticia es que, si uno no ha resultado agraciado ni formado en habilidades blandas, también puede conseguirlas. Basta con entrenarlas.
¿Para qué sirven las habilidades blandas?
Las empresas saben que las personas equipadas con una buenas mochila de soft skills facilitan la interacción entre los empleados y generan buen rollo en los ambientes de trabajo. Las jornadas laborales no son ni parecidas a estar de vacaciones; a menudo resultan largas y estresantes, hay que afrontar retos difíciles, solucionar conflictos, negociar, tomar decisiones y ser proactivos, y en esas circunstancias, la peor pesadilla es rodearse de personas inflexibles, intolerantes o incapaces de relacionarse positivamente con los demás. La productividad de la empresa, como la de cualquier grupo humano, está relacionada con el bienestar de los empleados y eso solo se consigue con una adecuada gestión emocional.
¿Cuáles son las soft skills más demandadas?
Las personas con habilidades emocionales se conocen a sí mismas, se valoran, saben de lo que son capaces y dan lo mejor cada día simplemente porque sus logros y los de los demás les producen satisfacción. Nuestro top ten de las habilidades blandas es este:
1. Saber comunicarse
Las relaciones laborales son también relaciones personales: hay que saber hablar, convencer cuando se cree tener razón, ceder cuando alguien tiene una propuesta mejor, aceptar las críticas, gestionar problemas, pedir colaboración… La manera de comunicarse bien, oralmente y por escrito, se aprende, pero debe estar siempre modulada por el respeto al otro. Y no olvidemos que para comunicar hay que saber escuchar.
2. Trabajar bien en equipo
Establecer buenas relaciones con los compañeros, crear unidad para lograr un objetivo común y tener sentido de la cooperación antes que de la competición es una de las habilidades blandas más valoradas por los departamentos de recursos humanos. Durante la formación universitaria, hay muchas oportunidades para entrenarse en el trabajo colaborativo. No las desperdiciemos.
3. Ser flexible
Ya sabemos que el mundo es cambiante y que siempre nos pilla por sorpresa. Lo mismo nos cae una pandemia encima que una guerra. Lo que hoy nos sirve mañana ya no. Por eso, las empresas valoran la disposición a adaptarse a las circunstancias de manera ágil y quieren gente capaz de buscar soluciones creativas. El «siempre se ha hecho así» es un pensamiento dañino para las personas y las corporaciones, para el crecimiento personal y universal.
4. Tener empatía
Mostrar empatía no significa sentir lo que siente el otro, sino comprender sus emociones, y eso solo es posible si hemos entendido previamente las nuestras. Ser empáticos nos vuelve comprensivos incluso con quienes carecen de empatía.
5. Estar motivado
Los departamentos de RR. HH. saben que las personas motivadas son las más productivas, capaces de implicarse en su trabajo y disfrutar con los retos, gratificarse con la tarea bien hecha, no caer en el desaliento y contagiar su entusiasmo a los demás.
6. Controlar las emociones
Todo el mundo puede tener un arrebato, pero controlar la ira es un ejercicio que, seguro, hemos tenido ocasión de practicar a lo largo de nuestra vida. Hay formas de decir las cosas sin dejarse llevar por una cólera repentina.
7. Vivir en tolerancia
La tolerancia es una habilidad emocional que no podemos fingir, sino que estamos obligados a sentirla profundamente porque es una cuestión de justicia humana. Tolerancia significa aceptar a las personas con diferentes culturas, acentos, nacionalidades, rasgos étnicos, preferencias sexuales o políticas, con discapacidad física o intelectual, ancianos o niños… Es importante entender que hay que respetar al otro y su diversidad.
8. Exhibir proactividad
Las personas que proponen soluciones antes de que aparezcan los problemas son las que más necesita una empresa. Si no tienes esta habilidad blanda, trabájala: no te acomodes en la rutina.
9. Tener ganas de aprender
El deseo de formarse no puede acabar al conseguir tu eTítulo. La curiosidad, el gusto por aprender cosas nuevas, adquirir diferentes habilidades y capacidades es una de las habilidades blandas que cualquier jefe de recursos humanos valorará y que nos ayudará a progresar en la carrera profesional.
10. Ética por encima de todo
La honestidad debe estar presente en nuestra vida dentro y fuera del trabajo. Las personas con un alto sentido de la ética son buenas para las empresas porque de ellas se espera lealtad y honestidad. Y eso engloba también el no participar en actividades que puedan dañar a otros y el denunciarlas cuando sea necesario. No miremos para otro lado.
Encontrar candidatos con la titulación requerida para un determinado puesto de trabajo no es difícil. Las universidades y los centros educativos titulan cada curso a muchos más de los que puede absorber el mercado de trabajo. Pero dar con personas que, además de la cualificación profesional, puedan exhibir habilidades blandas es mucho más complicado. Trabajemos por mejorar nuestras soft skills y añadámoslas a nuestro CV.