Tengamos buena o mala memoria, entrenarla hará que lo que estudiemos se nos quede antes y tardemos menos en aprendernos los temarios.
Y tú, ¿vas al gimnasio?
El cerebro es capaz de cambiar y aprender a lo largo de toda nuestra vida. Es una capacidad conocida como neuroplasticidad y está relacionada con lo que aprendemos y también con lo que olvidamos.
El hecho de que el cerebro sea plástico significa que podemos cambiar, aprender, integrar nuevos hábitos y ampliar nuestras capacidades, y eso se consigue de la misma manera que cuando queremos hacer crecer nuestros músculos o aprender una disciplina deportiva: entrenando.
Igual que vamos al gimnasio o salimos a correr, el cerebro también necesita que le prestemos atención. Un cerebro bien entrenado tendrá una mejor comunicación entre neuronas (sinapsis) y esas capacidades tan esenciales para conseguir fácilmente nuestro eTítulo universitario (recordar, aprender, deducir, etc.) serán mayores y más eficientes.
Neuróbica diaria
La gimnasia cerebral o neuróbica es demasiado nueva como para que se hayan hecho los suficientes estudios científicos que garanticen su éxito de forma concluyente, pero la mayoría de los especialistas la recomiendan y creen firmemente en su eficacia.
Recomiendan hacer varios minutos al día de diversos ejercicios o rompecabezas que van desde hacer un puzle con un ojo cerrado a tratar de realizar tareas cotidianas con la mano contraria a la que normalmente usamos o cambiar las rutas que solemos utilizar para llegar a clase o al trabajo.
En realidad, es como un juego en el que compites contra ti mismo, así que es bastante más divertido que levantar pesas en el gimnasio y se tarda menos. Con una sencilla búsqueda en Internet encontraremos muchos ejercicios que podemos ir probando.
La memoria tiene su propia rutina
Tener un cerebro bien entrenado es genial para la memoria, pero, además, a ella podemos darle un plus de entrenamiento.
Hay varias apps con juegos de memoria que pueden ayudarnos, como esos que consisten en hacer parejas de imágenes.
También es un buen ejercicio memorizar poesías, trabalenguas o canciones. Las series de números son algo más aburridas pero esenciales si queremos mejorar nuestra memoria numérica. Aprenderse algunos teléfonos (antes de que hubiera móviles todo el mundo lo hacía) no solo es un buen ejercicio, sino que además es útil porque nunca se sabe cuándo nos podemos quedar sin móvil y vamos a necesitar llamar.
Descansar es bueno para la memoria
Dormir bien es necesario para cualquier cosa. Para empezar, para mantenernos vivos, pero también es imprescindible si queremos tener el cerebro sano y entrenar nuestra memoria porque durante el sueño el cerebro se dedica a procesar, descartar y archivar lo que hemos vivido y estudiado, de manera que se retiene mejor la información si, tras estudiar, dormimos las horas necesarias (mínimo 7).
Leer: uno de los mejores entrenamientos
Leer pone a trabajar el cerebro de verdad. Hay áreas que están simplemente para cumplir esa función y otras que se activan al leer y, por lo tanto, también se ejercitan. Leer, además, amplía nuestro potencial y nos llena el cerebro de nuevas imágenes y conocimiento que más tarde se transformarán en nuevas conexiones neuronales.
Pero no solo se trata de leer sin más si lo que queremos es mejorar nuestras capacidades y memoria, sino que debemos esforzarnos por ejercitar la velocidad y la comprensión.
Cuando hayamos leído un número de líneas (que iremos aumentando poco a poco), hay que parar y preguntarse: «¿qué he leído?».
Cuando hacemos un resumen mental con nuestras propias palabras, se nos quedará más en la memoria y así podemos ir ejercitándola, preguntándonos también «¿qué leí ayer?, ¿de qué trataba el libro del mes anterior y qué parte me gustó más?».
Este entrenamiento con la lectura nos va a ayudar muchísimo cuando estemos en temporada de exámenes y tengamos que abarcar mucho temario. Tras unos meses practicando los ejercicios y leyendo asiduamente, notaremos mucho la diferencia en nuestras capacidades.
¿Te gustan los idiomas?
Si queremos poner a prueba nuestras capacidades, nada mejor que aprender un idioma. Es como presentar a nuestras neuronas a unas olimpiadas. No solo nos va a hacer «salir de nuestras zona de confort» en todos los aspectos, sino que nos va a obligar a poner el turbo en la memoria. Nuevas palabras, nueva pronunciación, nuevas formas de escribir e incluso nuevos gestos.
Estudiar un nuevo idioma es, sin duda, útil para nuestro cerebro, pero también para nuestro futuro. Sobre todo si nos buscamos una lengua rara que nos ayude a diferenciarnos de la competencia, porque quizá hay mucha gente que ha elegido la misma carrera que nosotros, pero ¿cuántos de ellos hablan español, inglés y finlandés (por ejemplo)?
Entrenar nuestro cerebro y mejorar la memoria está en nuestras manos y es divertido ¿Y si probamos?