El periodo universitario es emocionante, pero también muy estresante y convulso. Cuidar especialmente de nuestra salud mental va a ser imprescindible.
Entender que hay emociones aversivas
La universidad es un torbellino de emociones, nuevas experiencias y retos. Por eso, el estrés, la frustración, la apatía o la tristeza mal gestionadas se convierten en malísimas compañeras durante este viaje. Sin embargo, entender que las emociones aversivas son una parte normal de la vida es el primer paso para aprender a manejarlas.
Las presiones de las clases, el temor a los exámenes, la necesidad de conseguir buenas calificaciones, las demandas de una vida social activa, la adaptación a una nueva ciudad o a vivir solos por primera vez y la transición a la vida adulta, son factores que pueden parecernos abrumadores.
En la etapa universitaria, las exigencias son altas y a menudo se espera que las cumplamos con excelencia. Por eso, es importante recordar que no estamos solos en esto. Miles de estudiantes a lo largo y ancho del mundo se enfrentan a las mismas presiones.
Una clave importante es aprender a diferenciar el estrés saludable del estrés crónico. El estrés saludable nos puede ayudar a estar alerta, motivados y preparados para afrontar desafíos. Por otro lado, el estrés crónico puede tener efectos negativos sobre nuestra salud mental, como ansiedad y depresión.
Lo mismo pasa con el resto de emociones negativas: forman parte de la vida mientras no se conviertan en una forma de vida. Es decir, asumir que es normal que sintamos tristeza o angustia en situaciones tristes o angustiosas no significa que normalicemos la presencia de esos sentimientos en todo momento.
Si sentimos que alguno de esos estados de ánimo está comenzando a dominar nuestro día a día, es importante buscar ayuda. Lo primero es reconocer lo que estamos sintiendo, y luego buscar estrategias y recursos para manejarlo.
Estudiar y luchar por conseguir nuestro eTítulo universitario y un hueco en el mercado laboral debe ser una etapa emocionante y no un calvario. En nuestra mano está luchar para proteger y potenciar nuestra salud mental.
La importancia de una buena organización para la salud mental
Una de las claves para mantener nuestra salud mental durante la universidad es una buena organización. Sabemos que parece una tarea titánica, especialmente al principio con tantos plazos, trabajos y exámenes. Pero aquí va el secreto: no es necesario que lo hagamos todo en un día.
Con una buena planificación y la ayuda de las herramientas adecuadas, como aplicaciones de calendario o listas de tareas, podemos dividir nuestras obligaciones en pequeños pasos manejables.
No seas tu peor crítico
Otro aspecto vital para cuidar nuestra salud mental es no ser demasiado duros con nosotros mismos y tratarnos con respeto. Recordemos que somos humanos, que es natural cometer errores y que aprender de ellos es parte del proceso.
Si nos salimos del camino, no hay problema, siempre podemos volver a él. Seamos amables con nosotros mismos, tomémonos un tiempo cuando lo necesitemos y recordemos que nuestra salud mental es mucho más importante que nuestras calificaciones.
Buscar apoyo
La universidad puede ser un entorno desafiante y a veces solitario. Pero siempre hay que recordar que no estamos solos en este camino. Hay personas dispuestas a apoyarnos y a ayudarnos a superar los momentos difíciles. También hay personas (más de las que pensamos) que están pasando por lo mismo que nosotros.
Si estamos experimentando altos niveles de estrés, ansiedad o nos sentimos abrumados, es importante hablar con alguien. Ese alguien puede ser un amigo, un miembro de la familia, un mentor o un profesional de la salud mental. Expresar lo que estamos sintiendo puede ser un alivio inmenso y el primer paso para encontrar una solución.
Además, la mayoría de las universidades cuentan con servicios de apoyo al estudiante, incluyendo asesoramiento y terapia gratuitos. Estos servicios están diseñados para ayudar a los estudiantes a navegar por los desafíos emocionales y mentales de la vida universitaria.
Si el apoyo en persona no es una opción, o si preferimos el anonimato, existen también líneas de ayuda telefónicas y recursos online que pueden ser de gran ayuda. Nunca hay que subestimar el poder de una conversación sincera y la comprensión de alguien que está dispuesto a escuchar.
Es importante recordar que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Significa que somos conscientes de nuestras emociones y que estamos dispuestos a tomar medidas para cuidar de nuestra salud mental.
Hacer ejercicio regularmente
El ejercicio regular puede ser una excelente forma de aliviar el estrés y cuidar de nuestra salud mental. No solo nos ayuda a mantenernos físicamente saludables, sino que también libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, que nos hacen sentir bien. Y no, no es necesario correr una maratón. Cualquier actividad física que disfrutemos y que podamos hacer regularmente será útil.
Comer bien es salud mental
Aunque no lo parezca, lo que comemos también afecta a nuestra salud mental. Intentemos mantener una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros. Evitemos saltarnos las comidas, especialmente el desayuno, para mantener nuestros niveles de energía durante el día.
Un descanso adecuado mejora la salud mental
El sueño es esencial para nuestro bienestar mental. Intentemos mantener una rutina regular de sueño, incluso los fines de semana. Evitemos la luz de las pantallas al menos una hora antes de acostarnos y asegurémonos de tener un ambiente de sueño relajante.
La etapa universitaria puede ser exigente, pero cuidar nuestra salud mental es vital para disfrutarla al máximo. Con pequeños cambios y una actitud positiva, podemos afrontar los retos de la vida universitaria y mantenernos mentalmente saludables.