Estudiar a distancia está a la orden del día porque tiene muchas comodidades, pero también puede ser un gran desafío. Te contamos cómo tener éxito.
Pros y contras de estudiar a distancia
Estudiar a distancia puede ser tan emocionante como abrumador. En un principio, resulta muy atractiva la idea de obtener un eTítulo universitario estudiando a nuestro ritmo y desde casa, pero sin las estructuras tradicionales que proporciona la enseñanza presencial, podemos vernos superados ante la enorme tarea de tener que autogestionar nuestro aprendizaje.
Si no somos estrictamente disciplinados, puede que pensemos que no vamos a ser capaces de organizarnos adecuadamente. O quizá creamos que sin compañeros con los que compartir físicamente la experiencia, nos vamos a sentir solos y desmotivados.
Obviamente, cada sistema educativo tiene sus pros y sus contras, pero si elegimos estudiar a distancia, seguro que es porque tenemos motivos de peso para hacerlo y no tiene sentido estar comparando o echando de menos lo que no tenemos. Hay que adaptarse y sacarle el máximo partido. Con ciertas estrategias y un enfoque firme, podremos convertir el estudio en casa en una parte muy gratificante de nuestra rutina diaria.
Recordemos que la educación a distancia es la que tiene una mayor tasa de abandono y si no queremos que eso nos ocurra a nosotros es imprescindible que cambiemos el chip.
Crear un espacio de estudio efectivo
Lo primero es establecer un área dedicada al estudio. Esto no solo nos ayuda a concentrarnos, sino que también crea una clara distinción entre el tiempo de estudio y el de ocio, lo que nos vendrá muy bien para que nuestro cerebro no nos sugiera otras actividades más lúdicas mientras estudiamos. Asegurémonos de que este espacio esté libre de distracciones, bien iluminado y que sea cómodo.
Establecer un horario
Un horario bien pensado es fundamental. Para ello, tenemos que calcular de cuánto tiempo libre disponemos al día, cuántas asignaturas tenemos, cuál es la dificultad de cada una de ellas y establecer un horario teniendo en cuenta que las materias más complicadas necesitan al menos el doble de tiempo que las sencillas.
Una regla práctica podría ser asignar al menos una hora y media de estudio por cada hora de clase teórica que tendríamos en un entorno presencial. Si el problema del tiempo reside en compaginar el estudio con un trabajo o con la vida familiar, entonces deberemos reducir las asignaturas que tenemos por cuatrimestre y no el tiempo de estudio que les dedicamos a cada una.
La constancia será nuestra mejor aliada, así que es crucial que definamos de antemano un horario con bloques de estudio y descansos y que lo mantengamos a rajatabla cinco días a la semana.
Técnicas para estudiar a distancia
No debemos conformarnos con leer, subrayar y hacer resúmenes. La monotonía es enemiga de la concentración, así que, para tener éxito cuando vamos a estudiar a distancia, usar técnicas de estudio activas y participativas es vital.
Por ejemplo, la técnica Feynman (o cómo ser tu propio profesor) enfatiza la importancia de enseñar lo aprendido a otros, incluso si es a un público imaginario. Esto nos obliga a clarificar conceptos y llenar lagunas de conocimiento.
Por otro lado, el uso de tarjetas de memoria como en el método Leitner o las aplicaciones de repetición espaciada pueden reforzar la retención de datos a largo plazo.
Aprovechar los recursos online
El estudiar a distancia se enriquece con una amplia gama de recursos digitales que no debemos perdernos.
Tenemos la oportunidad de consultar bibliotecas virtuales, asistir a clases en directo o ver el repositorio de clases grabadas, conferencias en línea y webinarios. Las posibilidades de aprendizaje son mucho menos limitadas de lo que podría parecer y muchísimo más entretenidas y didácticas que si solo nos dedicamos a estudiar los manuales.
Una comunicación efectiva con profesores y compañeros de clase es vital. No debemos tener miedo de hacer preguntas, participar en foros y buscar ayuda cuando sea necesario. Esto no solo aclara dudas, sino que también nos mantiene conectados con nuestra comunidad educativa.
No desaprovechemos las tutorías virtuales y los foros de discusión, ya que estos espacios pueden ser tan enriquecedores como cualquier aula física.
Mantener alta la motivación
La motivación puede fluctuar, y es completamente normal. Pasa cuando asistimos a clase y también cuando optamos por estudiar a distancia. Para contrarrestar los momentos de bajón, es útil recordar nuestros objetivos a largo plazo y recrearnos en las metas.
Crear algún recordatorio visual con estas metas académicas y profesionales puede ser un poderoso recordatorio diario de hacia dónde nos dirigimos y por qué estamos sentados delante del ordenador en lugar de estar por ahí con nuestros amigos.
Integrar el deporte y el descanso cuando vamos a estudiar a distancia
No todo es estudiar; el cuerpo y la mente necesitan descansos. Integrar breves sesiones de estiramientos o ejercicios físicos entre bloques de estudio no solo es beneficioso para nuestra salud, sino que también incrementa nuestra capacidad de concentración. Y algo tan simple como cambiar de entorno durante los descansos puede refrescar nuestra mente. Salir a dar un par de vueltas a nuestro edificio también puede darnos algo de aire fresco.
Autorreflexión y adaptabilidad
A medida que avancemos, es esencial revisar nuestros métodos y ajustarlos según lo necesitemos. Si una técnica de estudio no funciona después de darle un periodo de prueba justo, no debemos tener miedo de experimentar con otra. La flexibilidad es una de las grandes ventajas de estudiar a distancia.