El verano se acaba y las prácticas de verano también. Hagamos que el final nos deje en el mejor de los lugares y que el sacrificio haya valido la pena.
El final de las prácticas de verano
En pocos días llega el mes de septiembre, y, con él, la operación retorno, los exámenes para algunos estudiantes y, para otros, el final de unas prácticas veraniegas.
Dos meses después de llegar a la empresa dispuesto a aprovechar al máximo la experiencia, toca despedirse de los compañeros y regresar a las aulas para conseguir nuestro eTítulo universitario. Aquel que, en poco tiempo, nos garantice un puesto de trabajo más estable.
¿Nos da pena terminar las prácticas de verano? ¿Lo estamos deseando? Sea como fuere, la imagen que dejaremos al final es la que perdura, así que mucho cuidado en estos días.
Un buen sabor de boca
Pero ¿qué debemos hacer antes de dejar el puesto y una vez hayamos terminado?
Hay un dicho algo escatológico que reza «Para lo que me queda en el convento…» El final de la frase no la vamos a poner, pero vosotros mismos podéis buscarla si es que no la conocéis ya.
Este dicho lo usamos cuando queremos expresar que algo ya no nos importa, que como vamos a dejar de ir a un sitio o de realizar una actividad, podemos permitirnos el no esforzarnos o, incluso, el boicotear algo que ya hemos hecho.
Es una actitud bastante común. Cuando algo está por acabarse, nos empieza a importar bastante poco y es justo lo que no debemos dejar que nos pase bajo ningún concepto cuando estamos acabando unas prácticas de verano, tanto si aspiramos a volver a esta empresa como si no queremos volver a pisarla en la vida, porque nunca se sabe y en el mundo de los gremios profesionales todo el mundo se conoce.
Si trabajamos al cien por cien hasta el último minuto, aunque luego en nuestra casa le hagamos vudú mortal al equipo directivo, dejaremos la mejor de las impresiones como profesionales y conseguiremos que, o bien nos tengan en cuenta para futuras contrataciones o bien que puedan recomendarnos a otras empresas.
Mantener los contactos
Seguro que durante estos meses de prácticas de verano hemos trabajado con profesionales con una gran experiencia en nuestro sector y no debemos nunca dejar la empresa sin su contacto (y sin seguirlos en LinkedIn).
Ya sea su teléfono, email o perfil en redes, lo importante es que nos tengan presentes a la hora de cubrir futuras vacantes o de recomendarnos.
Si también hemos coincidido con otros becarios, lo mismo. Quién sabe si además de una buena amistad habremos ganado un contrato laboral en el futuro. El networking es lo que mejor funciona, ya lo hemos dicho muchas veces.
Pedir opinión a nuestros superiores
Este punto es realmente importante, incluso, aunque nos dé lo mismo lo que opinen.
Además de demostrar interés por la labor que hemos desempeñado, si mantenemos una breve reunión con nuestros superiores para pedir que evalúen nuestro desempeño nos estaremos posicionando como un futuro candidato y como alguien interesado en aprender de sus propios aciertos y errores.
Vamos, un auténtico gol si queremos dejar una buena impresión siempre que reaccionemos a sus comentarios positivos y a las críticas con humildad, y sin tirarles una silla a la cabeza.
Solicitar un certificado de prácticas
Al finalizar el periodo de prácticas, debemos solicitar a nuestro tutor en la empresa o institución un documento que recoja las tareas a las que nos hemos dedicado, su duración y, en algunos casos, el rendimiento ofrecido.
Esto no es un adiós
A lo largo de los años, las empresas acumulan una importante base de becarios. Por eso, tan importante es que hagamos una buena labor durante las prácticas como volver periódicamente para que recuerden nuestro trabajo.
Tampoco se trata de ir cada semana ni de convertirnos en acosadores. Siempre es importante no agotar a nadie con nuestra presencia, pero sí es bueno asegurarnos de que nos mantenemos presentes en el pensamiento de algunas personas. De ese modo, tendremos más opciones de ser elegidos para, por ejemplo, cubrir una baja o una vacante.