Una falta de planificación o interés por nuestra parte puede hacer que acabemos un grado a base de memorizar sin que hayamos aprendido realmente casi nada.
La importancia de ir más allá de memorizar
La memorización ha sido una técnica de estudio utilizada desde hace siglos. Ya sea para aprender líneas de diálogo, fechas históricas o una lista interminable de fórmulas matemáticas, parece que memorizar es una estrategia segura para afrontar exámenes y tareas académicas.
Sin embargo, hay una diferencia crucial entre memorizar y aprender. Memorizar puede ser útil a corto plazo, pero para entender realmente un concepto y poder aplicarlo en contextos diferentes, necesitamos ir mucho más allá. Y, si queremos convertirnos en buenos profesionales una vez hayamos conseguido nuestro eTítulo, más nos vale aprender más y repetir menos.
Aprendizaje: la clave para la comprensión
Aprender no consiste simplemente en repetir una y otra vez hasta retener un concepto. Se trata de entenderlo en su totalidad, de abordarlo desde diferentes perspectivas y de ser capaz de aplicarlo en diversas situaciones. Cuando nos enfrentamos a nuevos conceptos, la verdadera comprensión se alcanza al relacionar esa información con nuestros conocimientos previos, al ver cómo encaja en el «cuadro completo» de lo que ya sabemos.
Este tipo de aprendizaje significativo no solo mejora la retención de la información a largo plazo, sino que también nos capacita para usar ese conocimiento de forma flexible y creativa.
Técnicas efectivas para un aprendizaje profundo
Para pasar de memorizar sin más a un aprendizaje profundo, podemos emplear una serie de estrategias:
- Aprender en contextos variados: En lugar de estudiar siempre en el mismo sitio y en las mismas condiciones, es beneficioso variar el entorno de estudio. Esto nos obliga a procesar la información de diferentes formas, lo que facilita la comprensión y la retención. Obviamente, si estamos preparando un examen no podemos irnos a una cafetería a estudiar porque es muy posible que nos distraigamos, pero sí es bueno cambiar de entorno para nuestro estudio diario. Podemos ir a la biblioteca, a un parque, a un bar o a la casa de un compañero para estudiar juntos. Variar las técnicas de estudio también supone una gran ventaja, ya que abordamos un mismo tema de diferentes formas y estudiar nos resulta menos monótono.
- Relación de conceptos: Intentar conectar nuevos conceptos con conocimientos previos es una manera efectiva de afianzar el aprendizaje. Por ejemplo, si estamos aprendiendo sobre un nuevo tema en Biología, podemos relacionarlo con experiencias cotidianas o con conceptos de otras asignaturas. Esta conexión fomenta una comprensión más profunda y hace que la información sea más fácil de recordar y aplicar en diferentes situaciones. Es lo que se conoce como inferencia, y es un concepto esencial en el aprendizaje ya que si somos capaces de conectar conceptos aislados en nuestro cerebro, acabaremos «tejiendo» una red de conocimientos mucho más amplia y duradera.
- Aplicación práctica: Siempre que sea posible, poner en práctica lo aprendido nos ayuda a comprender cómo funciona un concepto en la vida real. En lugar de simplemente memorizar fórmulas matemáticas, podemos resolver problemas prácticos o situaciones del mundo real donde esas fórmulas sean útiles. Esto no solo refuerza la comprensión, sino que también desarrolla nuestra habilidad para pensar críticamente. Cuando no es posible hacer una aplicación práctica en la vida real, los juegos de rol, en los que simulamos el ambiente necesario para llevar a cabo lo que queremos experimentar, también son una utilísima herramienta.
- Uso de diferentes fuentes y enfoques: No limitarnos a un solo libro o a una única perspectiva. Utilizar diferentes recursos como vídeos, artículos, debates, y discusiones en grupo nos ayuda a entender un tema desde varios ángulos. Esto amplía nuestro horizonte y nos da una visión más completa, además de fomentar el pensamiento lateral y la capacidad de pensamiento crítico.
- Práctica intercalada: Alternar entre diferentes temas o habilidades durante las sesiones de estudio en vez de centrarnos en un solo tema durante mucho tiempo. Esta técnica, conocida como «práctica intercalada» ha demostrado ser más efectiva para el aprendizaje a largo plazo, ya que nos obliga a cambiar de enfoque y a mantener la concentración durante más tiempo.
Memorizar no es malo, pero no debe ser el objetivo final
Memorizar tiene su utilidad, especialmente cuando necesitamos retener información específica a corto plazo. Sin embargo, depender únicamente de la memorización puede limitar nuestra capacidad de comprender profundamente un tema y de aplicar el conocimiento de manera efectiva en situaciones nuevas.
El aprendizaje real implica ir más allá de la superficie, cuestionar, relacionar y aplicar lo que sabemos en distintos contextos.
El valor de aprender para la vida y la carrera profesional
Cuando nos enfocamos en la comprensión y el aprendizaje significativo, nos preparamos mejor no solo para los exámenes, sino también para los desafíos futuros en nuestra vida profesional.
Las habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la capacidad de aplicar conocimientos en situaciones nuevas son mucho más valiosas que la mera capacidad de recitar datos memorizados. Así, al adoptar una mentalidad de aprendizaje en lugar de la de memorizar como un papagayo, estamos invirtiendo en nuestro desarrollo personal y profesional a largo plazo.