El comienzo del curso nos obliga a retomar las rutinas y nuestro ritmo de estudio, pero mejor si elegimos el modo fácil y vamos entrando progresivamente.
Es natural que después de un período de desconexión nos cueste readaptarnos al ritmo de estudio que teníamos antes de las vacaciones, pero, con algunas estrategias, podemos volver a estar en plena forma rápidamente. Veamos algunos métodos útiles para mejorar la retención de información, adaptarse a las rutinas y volver a tomar el control de nuestras sesiones de estudio para que conseguir nuestro eTítulo universitario no se nos haga cuesta arriba.
Empezar poco a poco para no sobrecargarse
Uno de los errores más comunes al volver a estudiar es intentar retomar el ritmo de estudio al mismo nivel que teníamos antes de las vacaciones. Eso puede hacer que nos sintamos superados y que lo dejemos. Hay que pensar en ello como si hiciéramos deporte tras mucho tiempo inactivos. El primer día no hacemos mil flexiones porque al día siguiente no podríamos ni levantar un brazo para rascarnos la cabeza.
La clave está en empezar de manera gradual, dedicando tiempos más cortos al principio e ir aumentándolos a medida que nuestra resistencia aumenta. Podemos, por ejemplo, dedicar las primeras horas a organizar los apuntes o revisar el material antes de profundizar en los nuevos contenidos.
Reestablecer una rutina diaria de estudio
La constancia es clave para recuperar el ritmo de estudio. Organizar un horario estable que incluya bloques específicos para estudiar y tiempo para el descanso, ayuda a que el cerebro vuelva a acostumbrarse a la dinámica académica.
Lo importante es respetar estos horarios y mantenerlos a lo largo de todo el curso. Hay que pensar que volver a la rutina requiere disciplina, y una buena manera de hacerlo es establecer un horario de estudio regular.
El cuerpo y la mente funcionan mejor con hábitos establecidos, por lo que asignar momentos específicos al estudio y al descanso nos ayudará a evitar la procrastinación. Además, es importante respetar esos momentos de descanso para mantener una buena salud mental y evitar el agotamiento.
Crear un espacio de estudio adecuado
Nuestro entorno afecta directamente la concentración. Organizar un espacio cómodo y libre de distracciones es esencial para que el estudio sea más productivo. Un escritorio limpio, buena iluminación y todo el material necesario a mano facilitarán que no perdamos tiempo en buscar lo que necesitamos y nos permitirá enfocarnos plenamente en las tareas.
Además, a todos nos ilusiona esa parte del comienzo del curso en el que estrenamos cosas. Los cuadernos vacíos, los libros nuevos, la agenda vacía… En todo esto hay un ritual y los humanos somos mucho de disfrutar los rituales, así que, en este primer momento de reencuentro con nuestro lugar de estudio, es bueno que nos ilusionemos, nos fijemos metas, planifiquemos, modifiquemos algo en la decoración del lugar… Sentirnos bien en nuestro lugar de estudio es importantísimo para que sentarnos a estudiar no lo asociemos con algo negativo.
Priorizar las tareas
A la vuelta de las vacaciones es importante priorizar las tareas más urgentes. Al comienzo del curso, podemos tener la sensación de que todas las asignaturas y trabajos requieren nuestra atención inmediata y sentirnos muy sobrepasados, pero planificar qué es lo más importante y qué puede esperar un poco más nos ayudará a gestionar mejor el tiempo y evitar el estrés. Podemos utilizar herramientas como agendas o aplicaciones de organización para distribuir las tareas según su nivel de urgencia.
Apostar por técnicas de estudio amenas
Para retomar el ritmo de estudio, es útil poner en práctica métodos de estudio que fomenten una mayor retención de la información y que, además, nos resulten entretenidas (o, al menos, no se nos hagan pesadas). Técnicas como los dibujos, los mapas mentales, estudiar en grupo o la técnica de Feynman (explicar el concepto como si fuéramos enseñárselo a otra persona) son herramientas eficaces para mejorar la comprensión, la retención y, al mismo tiempo, divertirse.
También es muy útil la elaboración de preguntas a partir de los contenidos, la práctica de ejercicios y simulacros de examen. El estudio activo nos mantiene comprometidos y nos permite interiorizar el material de una manera más profunda.
Utilizar la técnica Pomodoro
Otra estrategia muy efectiva para mejorar el ritmo de estudio es la técnica Pomodoro. Esta técnica consiste en dividir el tiempo de estudio en intervalos de 25 minutos de trabajo ininterrumpido, seguidos de 5 minutos de descanso. Después de cuatro «pomodoros», se toma un descanso más largo, de 15 a 30 minutos. Esta forma de estudiar nos permite mantenernos concentrados y evitar el agotamiento.
Tomarse tiempo para descansar y desconectar
Qué bien, los descansos regulares son esenciales para retomar el ritmo de estudio de forma eficiente. Las pausas breves durante el estudio permiten al cerebro procesar la información, mientras que el descanso adecuado a lo largo del día ayuda a evitar el agotamiento. Mantenerse físicamente activo, desconectar de los dispositivos electrónicos y dormir bien son componentes esenciales de una buena rutina de estudio.
Planes a largo plazo y mantener una actitud positiva
Volver al ritmo de estudio en las vacaciones no se consigue en un solo día. Planificar nuestras metas a corto, medio y largo plazo es crucial para retomar el control del grado y no perder la motivación en ningún momento .
Finalmente, para readaptarnos al ritmo de estudio, es fundamental mantener una actitud positiva. La vuelta a la rutina puede ser complicada, pero con paciencia y constancia volveremos a coger el ritmo. Es importante ser realistas con nuestras expectativas y no frustrarnos si los primeros días nos cuesta concentrarnos o rendir al mismo nivel que antes de las vacaciones.