Nos sentamos a estudiar y, al día siguiente, no nos acordamos ni de la mitad. ¿Qué hacemos mal? No usar las mejores técnicas para retener la información.
Unas personas tienen más facilidad que otras para retener la información, pero, como cada cerebro es distinto y todos queremos sacar sin problemas nuestro eTítulo universitario, debemos encontrar las técnicas más adecuadas para que todos podamos quedarnos fácilmente con lo que hemos estudiado e incluso recordarlo más allá del examen.
1. Mapas mentales: Visualizar el conocimiento
Los mapas mentales son una herramienta visual que nos permite organizar la información y ver de forma clara las conexiones entre ideas. Para hacer un mapa mental efectivo, debemos comenzar con la idea principal en el centro de la hoja y luego añadir ramas con subtemas relacionados.
Si queremos que aún sean más útiles para retener la información, debemos usar palabras clave, colores, símbolos e imágenes que los hagan visualmente más atractivos y comprensibles.
Esta técnica facilita la comprensión general del tema y hace que recordar conceptos sea más sencillo.
2. Resúmenes: Simplificar y condensar
Los resúmenes permiten sintetizar los temas que debamos estudiar y destacar las ideas clave, lo que facilita el repaso y ayuda a retener la información .
Para hacer un buen resumen, debemos leer primero el material en profundidad, subrayar las ideas más importantes y luego reescribir el contenido resumido con nuestras propias palabras.
Al concentrar la información en un formato breve, logramos memorizar los puntos principales de manera más eficiente.
3. Técnica Feynman: Explicar para entender
La técnica Feynman consiste en explicar un tema como si lo enseñáramos a alguien sin conocimientos previos.
Primero, escogeremos un concepto y lo explicaremos en voz alta o en un papel a nuestro amigo invisible o a un amigo de verdad con más paciencia que un santo.
Al identificar las partes donde tengamos dudas, nos daremos cuenta de las áreas que requieren un repaso adicional.
Esta técnica ayuda a comprender a fondo el tema y a retener los conceptos más importantes a largo plazo.
4. Revisión espaciada: Reforzar la memoria a largo plazo
La revisión espaciada consiste en repasar el contenido en intervalos de tiempo regulares y progresivos, lo que ayuda a transferir la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Eso sí, para poder aplicar esta técnica de estudio tan útil, hay que planificar bien y estudiar con tiempo, no el día antes del examen.
Tenemos que organizar repasos cada pocos días al principio y luego aumentar el intervalo.
5. Técnica Pomodoro: Estudiar en intervalos
La técnica Pomodoro es ideal para mejorar la concentración y la retención. Divide el tiempo de estudio en bloques de 25 minutos, llamados «pomodoros», con un descanso corto de 5 minutos entre cada uno.
Tras completar cuatro pomodoros, tomaremos un descanso más largo. Esta técnica ayuda a reducir la fatiga y permite mantener la mente activa y enfocada en la información, lo que permite que seamos capaces de retener la información mejor y durante más tiempo.
6. Uso de tarjetas de memoria: Practicar activamente
Las tarjetas de memoria (flashcards) son una técnica práctica que facilita el repaso activo.
En una cara de la tarjeta se escribe una pregunta o término, y en la otra, la respuesta o definición. Al usar tarjetas para repasar, el cerebro se enfrenta activamente a la información, lo que refuerza la memoria y ayuda a retener datos específicos.
Podemos crearlas manualmente o usar aplicaciones como Anki para generar tarjetas digitales con revisión espaciada.
7. Práctica distribuida: Repartir el estudio en sesiones cortas
La práctica distribuida consiste en estudiar el contenido en varias sesiones más cortas en lugar de una sola sesión larga. Este método ayuda a retener la información mejor, porque permite al cerebro procesar y consolidar el conocimiento con más efectividad.
Se trata de dedicar 20-30 minutos diarios a un tema específico, en lugar de estudiar todo en una sola vez antes del examen. La práctica distribuida evita la sobrecarga de información y permite recordar mejor lo aprendido.
8. Autoevaluación: Ponerse a prueba
La autoevaluación es una técnica de estudio que implica probar nuestros conocimientos sobre el material estudiado de forma práctica.
Podemos realizar simulacros de examen, responder preguntas de práctica o explicar el tema en voz alta.
Este método nos permite identificar las áreas donde necesitamos repasar y facilita el retener la información ya que nos obliga a recordar activamente la información.
La autoevaluación es una forma efectiva de reforzar lo aprendido y preparar la mente para recordar el contenido en exámenes reales.
9. La técnica SQ3R: Leer de manera estratégica
La técnica SQ3R es un método de lectura comprensiva que mejora nuestra capacidad para retener la información. Esta técnica consta de cinco pasos:
- Survey (Explorar): Revisar los títulos, subtítulos e imágenes para obtener una idea general.
- Question (Preguntar): Plantear preguntas sobre el tema.
- Read (Leer): Leer el contenido detalladamente buscando respuestas a las preguntas.
- Recite (Recitar): Resumir con nuestras palabras la información que hemos leído.
- Review (Revisar): Repasar el contenido para reforzar la memoria.
Este método permite procesar la información de forma más profunda y facilita la comprensión y la memorización de lo leído.
10. Estudio intercalado: Variar el contenido de estudio
El estudio intercalado consiste en alternar entre diferentes temas o materias en una misma sesión de estudio, en lugar de enfocarse solo en uno.
Esta técnica mejora la memoria a largo plazo y fortalece las conexiones entre conceptos. Por ejemplo, si tenemos que estudiar Matemáticas, Química y Biología, podemos alternar entre cada tema en lugar de dedicar todo el tiempo a uno solo. Esta variedad mantiene la mente activa, evita que perdamos la concentración y favorece la retención de información compleja.
Ejercicio físico y descanso adecuado: Complementos del estudio
Además de las técnicas de estudio, es importante mantener buenos hábitos de ejercicio y descanso. El ejercicio físico regular mejora la circulación y la función cognitiva, mientras que dormir lo suficiente permite al cerebro procesar y consolidar la información aprendida. Estudiar en condiciones físicas óptimas aumenta la capacidad de retención y mejora el rendimiento académico.