Ojalá no hubiera necesidad de escribir este post sobre agresiones sexuales. De entre todos los temas interesantes y educativos que podemos tratar en e-Título, este es uno de los que no tendrían por qué existir, pero la realidad es que, desgraciadamente, es necesario.
Tras la fiesta de San Fermín de este año podemos hacer balance: cuatro denuncias por violación en los primeros cinco días de fiestas, siete por abusos sexuales y una por intento de violación. Lo peor es que, aunque estas cifras nos resulten escalofriantes, no son apenas representativas de la realidad: en España se comete una violación cada siete horas y solo se denuncian entre un 15 y un 20% de los casos. En otros países, ni eso. Para hacernos una idea mínimamente realista de la dimensión del problema, vamos con cuentas fáciles tomando como muestra las pasadas fiestas: si siendo optimistas las 4 violaciones denunciadas (descontando abusos y demás violencia sexual) fuesen el 20% de las agresiones ocurridas, eso supone que durante Sanfermines, en Pamplona, se han cometido veinte violaciones. Veinte. En siete días.
Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, ha comentado los datos recogidos en el último informe de la FRA (Agencia Europea de Derechos Fundamentales), en el que se recoge que 3´7 millones de mujeres europeas sufren cada año violencia sexual (un 11%). Estas cifras revelan una discriminación machista de dimensiones espantosas, y Europa, no es ni de lejos el continente con mayor incidencia de estos delitos.
Error en las políticas de prevención
Parte del problema de las políticas de prevención de las agresiones sexuales es que culpabilizan a la mujer corresponsabilizándola del delito y que se basan en la idea de que el agresor es un desconocido, pero en el 80% de los casos no lo es. El agresor suele ser un conocido, amigo, novio o familiar de la víctima y, para ella, resulta mucho más complicado protegerse de las personas en las que confía que de un desconocido que la asalta por la calle. Por otra parte, las fiestas, los festivales de música, las grandes aglomeraciones en general, son un foco de delincuencia sexual en los que todos debemos saber cómo actuar y qué no hacer si ocurren estas cosas:
Consejos para los hombres
- No te quedes parado. Si eres un hombre, lo primero que debes hacer si ves que alguien se está propasando con una mujer es intervenir o llamar a la policía. No permitas que algo así ocurra porque pienses que ella lo quiere o que se lo ha buscado de alguna manera. Nadie, vista como vista, baile como baile, beba lo que beba o haga lo que haga, se busca o merece ser agredido sexualmente. Nadie. Una relación sexual consentida solo tiene un tipo de respuesta por parte de la mujer: SÍ. En el caso en el que ella esté inconsciente o drogada, no es un sí. Si dice que no, no es un sí. Si dice quizá luego, no es un sí y si dice sí y luego dice no, tampoco es un sí.
- Empatía. Para los hombres, es difícil entender lo que supone para una mujer que alguien toque su cuerpo (y ya no hablamos de violar, solo de tocar). Un chico no se siente, normalmente, agredido cuando una mujer le toca, por lo que a veces, se tiende a pensar que si a uno mismo no le molesta, no le molestará a los otros. Pero la cuestión es diferente para unos que para otras, porque la mayor fuerza física y la estructura social patriarcal sitúan a la mujer en desventaja, por lo tanto, lo que un hombre heterosexual debe pensar para ponerse en el lugar de una mujer es cómo se sentiría él si otro hombre, más fuerte y alto (y apoyado por un entorno que lo corona como un héroe por su hazaña o le ríe la gracia) le tocara sus partes íntimas sin su consentimiento, con mirada lasciva y sin disimulo. Impotencia y asco son los sentimientos más comunes, y a nadie le gusta sentirse así. Por lo tanto, no colabores con los agresores mirando hacia otro lado, ayudar y ser solidario son valores que todo ser humano debe poseer.
- Sé cívico. Es bueno que entiendas que las mujeres viven con miedo a que algo así pueda pasarles, por lo que si vas de vuelta a tu casa y ves que una mujer camina sola por la calle en plena noche no vayas detrás aunque esa sea tu ruta, cámbiate de acera para no hacerla pasar un mal rato. No lances piropos a las chicas por mucho que te guste su aspecto, lo más normal es que a ellas no les siente bien, aprende a respetar y conciencia a tus amigos para que hagan lo mismo.
- No violes. Si una mujer no quiere mantener relaciones contigo no la fuerces, si te gusta una mujer que pasa por la calle no la toques. Si una chica coquetea contigo pero al final dice no, es no y ese coqueteo no te da derechos sobre ella, obligarla es igualmente una agresión. Es así de simple: el cuerpo y la voluntad pertenecen a cada uno de nosotros y si nos saltamos esa norma básica es que somos peores que cualquier otro ser vivo. Si fantaseas con la idea de que aunque diga no, en realidad lo está deseando, entiende que solo es tu fantasía, que cuando la obligues, ella no caerá de golpe en la cuenta de que realmente eres el hombre de su vida ni el más masculino que ha conocido, le darás asco, la harás daño y te odiará, y si es eso lo que quieres, busca ayuda porque tienes un trastorno sádico de la personalidad que debes tratarte si no quieres acabar en la cárcel. Por otra parte, si pretendes usar drogas para que ella esté inconsciente es que, además de violador, eres un cobarde y cuando te detengan, te aumentará la pena por actuar con alevosía.
En realidad es fácil de entender: no tienes derecho a abusar o a agredir sexualmente a nadie, por lo tanto, no lo hagas y no dejes que otros lo hagan. Por cierto, el alcohol no es una excusa y si crees que los borrachos hacen cosas que no quieren realmente hacer, piensa en las veces que has visto a un amigo borracho coger una caca de perro de la acera y comérsela.
Consejos para las mujeres
No hay nada, absolutamente nada que vosotras hagáis para propiciar una agresión sexual. NADA. Vistas como vistas, vayas por donde vayas, te dediques a lo que te dediques, bebas lo que bebas o hagas lo que hagas, nadie tiene derecho a abusar de ti. Es así de sencillo, y aunque la sociedad quiera cuestionar una y otra vez a las mujeres agredidas e incluso haya juezas capaces de preguntar en pleno 2016 a una víctima si cerró bien las piernas, no existe provocación alguna para que alguien use tu cuerpo contra tu voluntad. Por lo tanto, y como entendemos que no hay nada que tú debas hacer para evitar algo así, lo único que podemos decirte es qué hacer si ocurre lo peor:
- ¿Cómo me comporto? Actúa como creas que debes actuar para evitar que te hagan más daño, o como puedas. Lo que queremos decir es que tanto si te resistes como si no lo haces, la culpa sigue sin ser tuya y luchar a veces es simplemente resistir, sobrevivir. Solo tú entiendes por lo que estás pasando, así que no dejes que nadie te diga cómo deberías haberte comportado en una situación así. No hay normas. Esto no significa que debas ser sumisa o que debas pelear hasta morir, significa que hagas lo que hagas, estará bien hecho: nadie le dice a los padres de una víctima de asesinato que su hijo no luchó lo suficiente o que no se resistió, ni tampoco que si no hubiera luchado tanto quizá no le habrían matado, así que decir algo semejante a una víctima de violación es igualmente ridículo y dañino, por lo que no vamos a caer en eso. Lo que sí decimos es que si ves la más mínima oportunidad de pedir ayuda, lo hagas.
- Denuncia. Aunque sea tu propio novio el que te agreda, denuncia. No solo para que el culpable no se libre de comparecer ante la justicia, sino también como modo de denuncia social y para evitar que se lo hagan a otras personas. Es cierto que la estructura social y la justicia culpabilizan a la mujer y que, muchas veces, el proceso judicial se convierte en un calvario para la víctima, pero es necesario que tanto el agresor como la sociedad entiendan que los actos así no pueden quedar impunes. Denunciando se pone en marcha un servicio de atención a víctimas de tu comunidad donde podrás encontrar mucho apoyo de gente que comprende tu situación, asesoramiento legal y psicológico; lo importante es que entiendas que no debes enfrentarte a esto sola, que aunque un gran sector de la población no sea comprensivo, también vas a encontrar gente que te apoya y te ayuda. Pero yendo más allá, no solo hay que denunciar los casos más graves: si alguien toca tu cuerpo, aunque no haya penetración, también está cometiendo un delito de abuso y debe ser denunciado, si alguien te acosa o te agobia, acude a la policía. Si estos actos fueran “chiquilladas inocentes” no estarían recogidos en el código penal, ¿no?
- No te laves. Una de las sensaciones más recurrentes tras sufrir una violación es el de sentirse “sucia” y el primer instinto es pasar por una ducha como si se saliera de una zona contaminada con radiación. El semen y la saliva se quedan en el cuerpo durante muy pocas horas y son pruebas valiosísimas en un juicio. Esas pruebas, sumadas a las secuelas físicas y al informe psicológico, impedirán que sea solo tu palabra contra la suya y que los abogados defensores puedan cuestionarte. Acude directamente a comisaría y pide que te examine un médico forense para que saque muestras de tu cuerpo (sí, en esos momentos que otra persona te toque es lo que menos te apetece, pero es necesario).
- Cómo describir. Si no conocías al agresor, trata de facilitar una descripción a la policía cuanto antes porque la memoria se deforma y nuestro cerebro, más en casos traumáticos, tiende a cambiar la realidad. Trata de centrarte en destacar las cosas que diferencian a tu agresor, no solo si es alto, bajo, moreno o rubio o si vestía de tal manera, sino si llevaba tatuajes, pendientes, si tenía algún diente roto, algún defecto físico evidente, si hablaba raro, el acento, cicatrices, etc.
- No te culpes. Como ya hemos dicho, nada de lo que ha pasado es culpa tuya, así que trata de no hacerte más daño pensando cosas como “si no hubiera dicho…”, “si no hubiera hecho…” o “si no me hubiera puesto…”. Eres una víctima y el único que tiene que sentir culpa es tu agresor.
- Pide ayuda. Los psicólogos y los grupos terapéuticos de apoyo sirven para algo. No pienses que los únicos que necesitan terapia son los locos al igual que no piensas que solo los enfermos más graves son los que necesitan un médico. La mente forma parte del cuerpo y como tal, puede enfermar o necesitar unas pautas que ayuden a sobrellevar ciertas circunstancias. Superar el trauma vivido de una agresión sexual es un proceso largo y duro que si no se trata, puede ocasionar en la víctima repuestas psicológicas graves, como la anorexia, la depresión, la autolesión, el síndrome de estrés postraumático o incluso el suicidio. Un tratamiento psicológico que te ayude a lidiar con el suceso y a superarlo, hará que el tiempo de recuperación sea mucho más corto, porque de esto se sale, no tengas la menor duda.
Desde e-Título queremos manifestar nuestra repulsa absoluta a este tipo de agresiones y a cualquier otro tipo de violencia machista así como nuestro total apoyo a todas las víctimas.
En caso de que la agresión sexual sea en otro país, como debo actuar?
Hola María.
Dependiendo del país en el que estés y de la legislación vigente en la materia. De si es tu país o estás de viaje, pero, en general, los pasos a seguir son los mismos. Lo importante es conservar pruebas si quieres denunciar y que te examine un médico lo antes posible. Y hagas lo que hagas busca ayuda y apoyo. No te enfrentes a esto sola.