¿Y para qué íbamos a querer estudiar más cursos? ¿Acaso no tenemos bastante ya con la carrera? Seguid leyendo y ya veréis:
¿Para qué estudias tú?
Esta es una buena pregunta que todos deberíamos hacernos antes de entrar en la universidad. ¿Qué queremos conseguir? ¿Cuáles son nuestras metas?
Las respuestas, generalmente, se encuentran en un punto intermedio entre las dos que hay en los extremos: «Estudio por pura vocación, porque me apasiona mi carrera» o «Estudio porque quiero salir en la portada de la revista Forbes».
Lo normal es que nos guste lo que hacemos y que, además, queramos optar a un buen puesto de trabajo al terminar nuestros estudios.
Bien, pues, estudiemos para lo que estudiemos, complementar nuestra formación con cursos nos va a venir de maravilla.
Los cursos amplían y diversifican nuestros conocimientos
Al ampliar nuestra formación con cursos podemos tanto profundizar en nuestra disciplina principal como explorar áreas complementarias.
Esta diversidad no solo nos proporciona una información extra que complementa los conocimientos que vamos adquiriendo en el grado, sino que también nos brinda una perspectiva más amplia y nos permite hacer conexiones inesperadas entre diferentes campos de estudio.
Más allá de los contenidos del plan de estudios, estos cursos ofrecen una oportunidad única de expandir y enriquecer nuestra formación académica, de profundizar en temas que nos atraigan especialmente o de descubrir ramificaciones que pueden resultar tremendamente útiles. Hay que tener en cuenta que no hay tiempo material durante un grado para ver todo lo importante. Más bien sirve para darnos la base y enseñarnos a saber tirar del hilo para profundizar. Ese hilo puede estar regado de cursos.
Al abordar temas específicos o avanzados, complementamos los conocimientos adquiridos en la carrera y tendremos una perspectiva más amplia y enriquecida que nuestros compañeros.
Desarrollo de habilidades transversales
Además, si no elegimos un curso que sea específicamente de nuestra área de estudio, no será ningún problema. Al contrario. Cada curso adicional es una oportunidad para perfeccionar habilidades que son transferibles a cualquier campo.
La diversidad de los cursos que podemos hacer a lo largo de la carrera no solo amplía nuestro conocimiento, sino que también nos nutre habilidades transversales como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la comunicación efectiva. Estas habilidades son esenciales en cualquier entorno laboral y nos permiten adaptarnos a desafíos cambiantes.
Es sorprendente cómo unas disciplinas influyen en otras y cómo se abre nuestra mente cuando empezamos a hacer inferencias y a conectar conocimientos.
Diferenciación en el mercado laboral
En un mercado laboral cada vez más competitivo, tener una combinación única de habilidades y conocimientos puede marcar la diferencia. Los empleadores buscan candidatos con una perspectiva integral, y los cursos adicionales pueden ser la clave para destacar en un mar de solicitantes.
Mientras que la educación universitaria se centra en una disciplina principal, la vida profesional a menudo requiere habilidades adicionales. Los cursos especializados proporcionan conocimientos prácticos y habilidades específicas. Lo que es particularmente relevante en un mundo laboral que valora la aplicabilidad y la adaptabilidad.
Hoy se ha vuelto esencial destacar. No vale con un expediente brillante, hay que diferenciarse. Los cursos especializados nos brindan una ventaja distintiva. Demuestran a empleadores potenciales que no solo cumplimos con los requisitos básicos, sino que también estamos comprometidos con nuestra formación continua, que tenemos curiosidad, que nos esforzamos…
Esta diferenciación será un factor clave al competir por oportunidades laborales. Por cierto, tener un eTítulo que poder enviar por correo y con todas las medidas de seguridad a cualquier empleador del mundo, también 😉.
Autodescubrimiento
Explorar cursos adicionales a lo largo de la carrera nos ofrece la posibilidad descubrir nuestras verdaderas pasiones. A veces, lo que comenzó como un curso adicional se convierte en el núcleo de nuestra vocación. Este proceso de autodescubrimiento nos va a ayudar a tomar decisiones educativas y profesionales con más argumentos e información, lo que reducirá los posibles arrepentimientos posteriores.
Networking y colaboración interdisciplinaria
Hay que tener amigos hasta en el infierno y cada curso adicional es una oportunidad para ampliar nuestra red de contactos. Conocer a personas con intereses y experiencias diferentes enriquece nuestra experiencia social y nos prepara para colaboraciones interdisciplinares, un aspecto clave en muchos campos profesionales modernos. Hacer networking es vital si queremos encontrar un buen trabajo, no desdeñemos esa ventaja adicional de la formación por no ser el objetivo principal.
Elegir el curso y elegir el momento
Obviamente, no vale de nada (para nuestros intereses académicos y profesionales) que, mientras estudiamos la carrera de Veterinaria, hagamos un curso de maquillaje de carnaval. Lo suyo es escoger temas que puedan sernos de alguna utilidad laboral (lo que no significa que, siguiendo con el ejemplo, tengamos que centrarnos solo en cuestiones veterinarias).
Pero tampoco será muy útil que hagamos un curso de, por ejemplo, etología felina si lo hacemos con un influencer de Instagram sin preparación. Los cursos hay que hacerlos en un buen centro educativo y con certificados oficiales si queremos poder añadirlos a nuestro currículo.
El momento también es importante. No se trata de sobrecargarnos porque la carrera ya es bastante dura de por sí, por lo que deberemos escoger momentos de vacaciones o de poca actividad académica (como justo al acabar una evaluación).