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La elección del primer empleo relacionado con nuestro campo de estudio es más trascendental de lo que parece y debemos hacerla de manera razonada.
Analizar nuestros intereses y habilidades
Antes de lanzarnos a buscar empleo, es fundamental que dediquemos tiempo a reflexionar sobre nuestros intereses y qué habilidades tenemos más desarrolladas. Podemos preguntarnos cosas como qué áreas nos apasionan y en qué tipo de entornos nos sentimos más cómodos trabajando.
No se trata solo de buscar un trabajo que se ajuste a nuestra formación académica, sino también de encontrar algo que nos motive y nos permita crecer profesionalmente.
En este proceso, es útil hacer una lista de nuestras fortalezas y debilidades. También debemos identificar qué habilidades hemos desarrollado durante la universidad, como, por ejemplo, la capacidad de trabajar en equipo, la resolución de problemas o la gestión del tiempo.
Conocer todo esto nos ayudará a entender qué tipo de roles podrían encajar mejor con nosotros.
Investigar el mercado laboral
El mercado laboral está en constante evolución y es importante que nos mantengamos informados sobre las tendencias y demandas actuales.
Investigar qué sectores están creciendo, qué competencias son más valoradas y qué tipo de perfiles buscan las empresas es un paso clave para que podamos hacernos un plan a largo plazo y un mapa que guie nuestro camino.
Tampoco debemos limitarnos a buscar solo en nuestra área de estudio. Muchas veces, las habilidades adquiridas durante la universidad son transferibles a otros sectores que quizá tocan nuestra área de conocimiento de una forma diferente y nos resultan más atractivas laboralmente. Por ejemplo, si estudiamos comunicación, podríamos explorar oportunidades en marketing, recursos humanos o incluso en el ámbito tecnológico.
Considerar el tipo de empresa que nos interesa para un primer empleo
No todas las empresas son iguales y el tipo de organización en la que decidamos trabajar puede tener un gran impacto en nuestra experiencia laboral.
Algunas personas prefieren empezar en una gran corporación, donde pueden beneficiarse de programas de formación estructurados y oportunidades de crecimiento claras. Otras, en cambio, se sienten más atraídas por startups o pequeñas empresas, donde pueden tener un mayor impacto y asumir responsabilidades desde el principio.
Reflexionar sobre qué tipo de cultura corporativa nos gustaría encontrar es esencial. ¿Preferimos un entorno más jerárquico y formal o uno más flexible y dinámico? Esta decisión puede marcar la diferencia en nuestra satisfacción laboral.
Evaluar las oportunidades de aprendizaje y crecimiento
Nuestro primer empleo no tiene que ser el trabajo de nuestros sueños o el trabajo en el que nos vamos a quedar para siempre, pero sí debería ofrecernos oportunidades para aprender y desarrollarnos profesionalmente. Digamos que, aunque no sea perfecto, sí debe ser la puerta perfecta al camino que queremos emprender y, por eso, es importante pensar en ello antes de aceptar cualquier cosa sin más.
Buscar empresas que inviertan en la formación de sus empleados y que fomenten la movilidad interna es una buena estrategia.
Durante el proceso de selección, podemos preguntar sobre las posibilidades de crecimiento dentro de la organización. Un buen indicador es si la empresa tiene programas de mentoring, planes de carrera o políticas que promuevan la promoción interna.
Prestar atención a la remuneración y las condiciones laborales
Aunque el salario no debería ser el único factor que debamos considerar, es importante que evaluemos si la oferta se ajusta a nuestras expectativas y necesidades. Investigar cuál es el rango salarial para el puesto que estamos buscando en nuestro sector y región es un paso necesario para que no terminemos vendiendo nuestro tiempo de vida a cambio de una miseria.
Además del sueldo, debemos fijarnos en otros aspectos como los beneficios adicionales (formación, bonos, flexibilidad horaria…) y las condiciones laborales. Un buen equilibrio entre vida personal y profesional va a ser clave para nuestro bienestar a largo plazo.
La importancia de la red de contactos
Las relaciones profesionales pueden abrirnos muchas puertas en el mundo laboral. Durante la universidad, es probable que hayamos establecido contactos con profesores, compañeros y profesionales del sector. No dudemos en recurrir a ellos para pedir consejo o recomendaciones.
Participar en ferias de empleo, eventos de networking y conferencias también puede ayudarnos a ampliar nuestra red de contactos y a descubrir oportunidades que no están publicadas en los portales de empleo tradicionales.
Tomar decisiones basadas en información real
Es fácil sentirse abrumados por la presión de encontrar el trabajo perfecto, pero es importante recordar que nuestro primer empleo no tiene por qué definir el resto de nuestra carrera. Lo más importante es que nos permita adquirir experiencia, desarrollar nuevas habilidades y ganar confianza en nosotros mismos.
No tengamos miedo de preguntar durante las entrevistas sobre las expectativas del puesto, el equipo con el que trabajaríamos y los desafíos que podríamos enfrentar. Incluso, si tenemos la posibilidad, es una gran idea preguntar a alguien que ya trabaje allí para que nos cuente de manera informal qué opina de la empresa.
Cuanta más información tengamos, más fácil será tomar una decisión informada.
Aprender de cada experiencia
Finalmente, recordemos que cada experiencia laboral, ya sea positiva o negativa, es una oportunidad para aprender. Si después de un tiempo descubrimos que el trabajo no es lo que esperábamos, no pasa nada. Lo importante es que aprovechemos esa experiencia para reflexionar sobre qué es lo que realmente queremos y cómo podemos alcanzarlo.
En eTítulo, creemos que el primer empleo es solo el comienzo de un camino lleno de posibilidades. Con una actitud proactiva y una mente abierta, estaremos preparados para aprovechar al máximo las oportunidades que se presenten.
