Si quieres que tus clases sean realmente productivas, no te deshagas del cuaderno.
Usar tabletas y portátiles para tomar apuntes en clase, mola: es rápido, práctico y lo que escribimos queda ya en limpio sin gastar papel ni cargar con pesados cuadernos y carpetas. Es más cómodo de organizar, no se pierden apuntes por extravío de folios y resulta sencillo compartirlos con nuestros compañeros enviándolos por mail. Hasta aquí todo perfecto, pero resulta que varios estudios han demostrado que escribir a mano es muchísimo mejor para el aprendizaje.
Memoria
En la universidades de Princeton y California (UCLA) se ha llevado a cabo un estudio que demuestra que los estudiantes que toman apuntes a mano retienen mejor en la memoria lo que escriben que aquellos que lo hacen con ordenadores o tabletas.
Al parecer, cuando escribimos en un teclado lo hacemos más rápido que a mano, por lo que copiamos prácticamente todo lo que dice nuestro profesor incluso sin prestar realmente atención al significado de sus palabras. En cambio, al escribir a mano, necesitamos «traducir» a imágenes mentales lo que oímos para poder representarlo gráficamente. Escribir a mano supone escuchar y resumir de forma automática para seleccionar lo más importante de lo que nos dicen. Todo este proceso mental complejo consigue que memoricemos o retengamos mucho mejor lo que hemos anotado.
Cerebros activos
En la Universidad de Indiana, otro estudio similar comprobaba, gracias al uso de la resonancia magnética, que cuando escribimos a mano se ponen a funcionar más áreas de nuestro cerebro que si escribimos en teclado. Además aseguran que con la escritura tradicional se mejora el aprendizaje de lenguas y símbolos y se expresan mejor los sentimientos.
Cuidando la ortografía
En un cuaderno no nos sale una línea roja bajo las palabras que escribimos mal. No habrá chivato ninguno que nos libre de hacer el ridículo si entregamos un examen en el que se nos ha colado alguna falta terrorífica. Escribir a mano nos hace poner atención a la caligrafía y a la ortografía, porque no confiamos en que la tecnología nos vaya a salvar. Esta atención ayuda a reducir poco a poco el número de errores.
Menos distracciones
Tomar los apuntes a mano evita que cedamos a la tentación de consultar Facebook o Twitter cuando la clase nos aburra. Como mucho, haremos dibujitos en el margen del cuaderno, pero aun así tendremos que escuchar. Quitarnos las tentaciones de delante es ideal para los que tenemos tendencia a la dispersión. Nuestras notas mejorarán y nuestra vida social en redes no padecerá demasiado.
Comprensión lectora
Entender lo que se lee no solo es vital para estudiar una carrera, también lo es para comprender las instrucciones del reproductor de mp3 (siempre que no hayan pasado por el traductor de Google), para disfrutar de una buena novela, ver una película subtitulada, para entender las indicaciones de las guías de viaje, el prospecto de los medicamentos, etc. Comprender lo que se lee es imprescindible para tener una vida feliz y resulta que si nos acostumbramos (o mejor dicho, si no nos desacostumbramos) a escribir a mano, nuestra comprensión lectora mejorará mucho.
La tecnología también nos hace felices
La conclusión obvia de estos estudios no es que los ordenadores sean malos para estudiar: son imprescindibles para hacer trabajos, organizar una agenda o almacenar documentos; tener acceso a Internet nos facilita la búsqueda inmediata de información, nos permite descargar y consultar textos, buscar imágenes, etc. La conclusión obvia es que será más beneficioso para nosotros y más productivo tomar los apuntes a mano. Lo que no impide tener cerca la tableta para consultar lo que necesitemos. No se trata de huir de la tecnología, se trata de beneficiarnos de ella y acoplarla a nuestra vida de la forma más útil y divertida para nosotros.
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