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¿Tienes que estudiar o trabajar? Pues aprende a aprovechar las horas del día en las que eres más productivo.
Cada cual con sus horarios
Es cierto que hay gente que prefiere sentarse a estudiar por la noche y acostarse a las mil, pero eso no es lo habitual. En general, casi todos somos más productivos al despertar. Eso no significa que nos tengamos que levantar a las seis de la mañana (cada uno tiene sus horarios), sino que, según varios estudios científicos, las horas más productivas del día son las dos siguientes a estar completamente despiertos, que viene a ser después del café y una ducha rápida para espabilarse.
Aprovechar el tiempo
Una vez que sabemos este dato (lo de que somos más productivos al despertarnos), lo suyo sería aprovechar esa información de manera inteligente, por eso hay que evitar esa tendencia que todos tenemos a perder el tiempo justamente en esas dos valiosas horas.
Si nada más levantarte, en vez de ponerte productivo, te pones a cotillear las redes sociales, no lo estás haciendo bien. Si pasas ese rato viendo la tele o vagueando en el sofá con tus compañeros de piso, tampoco.
Lo que está claro es que si tan solo somos productivos (o muy productivos) dos horas al día de 24, el cerebro humano está sobrevalorado. La mejor opción es organizarse bien para aprovechar ese tiempo tan valioso en el que podemos descubrir, por ejemplo, la cura del cáncer y luego pasar el resto del día en plan mediocre porque con la tarea hecha nos lo podemos permitir. Pero para hacer eso, hay que planificar de antemano cómo vamos a abordar esas horas de máximo rendimiento neuronal.
Prepárate
Por la noche, deja lista la ropa, los apuntes que vas a necesitar o cualquier otra cosa que te pueda restar tiempo de esas dos valiosísimas horas.
Usa la agenda para no olvidar nada.
Al despertar
No procrastines y desayuna bien. Tu cerebro necesita comer y tú necesitas que no te rujan las tripas y te distraigan mientras estás en tu momento álgido.
Solo dos horas
Durante ese tiempo, mantente alejado del móvil o de las redes sociales. Vamos, tú puedes, en 120 minutos podrás volver a engancharte al Candy Crush.
Aprovecha para ponerte con las asignaturas más difíciles y deja las sencillas para cuando vuelvas a ser un humano medio.
No dejes que nadie te distraiga. Vuélvete un antisocial total en esas dos horas. Date el gusto de ser un huraño genio incomprendido un ratito al día.
No pierdas tiempo con las rutinas. Déjalas para después. Hacer la cama o mirar el correo no puede restarte ni un minuto de ese momento tan especial.
Y recuerda: el resto del día eres menos productivo, pero eso no quiere decir que ya no des ni golpe.