Potencia tu curiosidad y aprenderás a ver la vida de otra forma, a ser inconformista y a innovar. Los curiosos no se aburren y no se desmotivan, ¿a qué esperas?
Es triste que una de las cualidades más importantes que puede tener un estudiante no se incentive como es debido dentro de cualquier plan de estudios universitarios, pero, desgraciadamente, las cosas están como están.
Aun así, el hecho de que no se incentive no significa que nosotros no podamos hacer más por mejorar y desarrollar las habilidades que nos benefician. Potenciar nuestra curiosidad nos ayudará, por ejemplo, a disfrutar más de nuestros estudios, a llegar a lugares donde otros no llegan, a tener una mente más crítica y a salir de la universidad mejor preparados.
Mantén el interés
Una mente curiosa es una mente activa, y una mente activa se aburre menos y aprende más. Cuatro años estudiando las mismas cosas pueden cansar a cualquiera, pero si eres curioso, sabrás encontrar el interés a cualquier asignatura y darle un mejor enfoque para no cansarte tan rápido.
¿Y cómo se hace eso cuando uno tiene asignaturas que aburrirían a las estatuas?, pues es simple: interésate por ellas. Para potenciar tu curiosidad, busca asuntos relacionados que puedan parecerte interesantes, mira sus aplicaciones prácticas, conoce el pensamiento de científicos o pensadores que estén relacionados con la materia, cómo llegaron a sus conclusiones… Se trata de investigar por tu cuenta hasta encontrar nuevos enfoques que puedan hacer que le encuentres el gusto a la materia.
La importancia de las preguntas
Ser curioso consiste en obligarse (si es que no nos sale de primeras de forma natural) a cuestionar lo que sabemos e ir un paso más allá. Por qué, para qué, en qué contexto, quién, cómo se llegó a esa conclusión o cómo lo enfocaría yo, son preguntas que debemos hacernos en cada uno de los temas que debemos estudiar.
Y no vale con preguntarse, también hay que contestarse para que esto sirva de algo. Gracias a que a Hedy Lamarr le dio por ser curiosa y darle al coco entre rodaje y rodaje, hoy tenemos wifi, así que aprovéchalo y pregúntale tus dudas a San Google en el momento en el que te surjan para que no se te olviden.
Si estás en clase, levanta la mano y pregunta lo que quieras; no seas tímido ni temas hacer el ridículo. Los profesores están ahí para resolver tus dudas y enseñarte a pensar, y un alumno con curiosidad es un alumno más valorado.
Ser crítico
Así como la curiosidad te llevará a aprender y profundizar más en las materias, también te llevará a pensar de maneras distintas, a evolucionar y a ser crítico. Cuestionarse las cosas, encontrar otras explicaciones, buscar la razón y la lógica por encima de la creencia general (o la indiferencia general) es preparar tu mente para que pueda abordar cualquier materia, situación, trabajo o problema de formas más variadas y creativas.
Y nunca perderás la motivación
Tener curiosidad, hablando crudamente, es vivir con un pozo infinito de dudas pegado al cerebro, pero lejos de ser malo, eso denota inteligencia e inconformismo, lo que hará que jamás pierdas la motivación porque, si algo te empieza a cansar, siempre podrás echar un cubo a tu pozo de dudas y extraer material interesante en el que trabajar, nuevos enfoques que explorar y nuevas teorías que analizar y criticar, lo que alejará la monotonía hasta de las asignaturas más infumables.
Disfrutar más
Y con todo esto, aunque suene trabajoso (ya verás que en realidad no lo es), vas a disfrutar el triple de cualquier cosa que te propongas hacer porque, por poner un ejemplo, memorizar leyes como un papagayo no divierte a nadie, pero si mientras las memorizas indagas en el porqué de la creación de esas leyes, ves cuál es su utilidad o cuál fue el origen de su aprobación o si son útiles o se podrían mejorar, estarás mucho más entretenido que solo leyendo y repitiendo.
No somos máquinas, ni debemos comportarnos o pensar como ellas. El pensamiento humano debe ser multidisciplinar, vagar en todas las direcciones posibles, ser creativo, útil e inútil, emocional y racional y, si consigues liberarte de tabúes y “salir de la caja”, acabarás por ver que tu capacidad para disfrutar de tus estudios está dentro de ti, no del temario de las asignaturas ni de los profesores que las impartan.
Arriesgarse a hacer cosas nuevas.
Potenciar tu curiosidad te va a llevar, inevitablemente, a plantearte nuevos enfoques sobre casi todo, de forma que optarás más fácilmente por la innovación o por la readaptación en lugar de conformarte con lo que ya está establecido y, así, te arriesgarás a plantear nuevas formas de trabajo, nuevas perspectivas y otras visiones o hipótesis que serán muy útiles primero para ti y para tus estudios y posteriormente, cuando hayas conseguido tu eTítulo, para tu trabajo.
El mundo necesita que las personas lo reinventemos y el primer paso para empezar a cambiar las cosas (a mejor) es muy simple: hay que preguntarse por qué, para qué y cómo.