Es temporada de disfrutar de la playa pero, ¿sabes qué hacer si hay corriente, oleaje o te pica una medusa? Léenos por si acaso.
Ir a la playa es una de las actividades estrella del verano, pero pueden surgir percances y hay que estar bien preparado. Como universitario camino de conseguir tu eTítulo, sabrás bien que la información es poder, así que lee este post para que sepas cómo prevenir o actuar en cada situación.
Cuidado con las corrientes de resaca
Cada año cientos de personas mueren ahogadas por las corrientes de resaca. En realidad, evitar esto sería tan sencillo como colocar carteles explicativos en las playas e informar a la población a través de los medios de comunicación sobre cómo actuar si nos vemos atrapados en la corriente, pero por alguna razón no se hace y seguimos contando víctimas año tras año.
Las corrientes de resaca se forman cuando hay bancos de arena o piedras que impiden que la ola retorne al mar. Toda esa agua que no puede volver busca una zona para retornar (un hueco entre las piedras, una depresión en la arena, etc.) y forma un río de agua que vuelve al océano con mucha fuerza. Si estás nadando en la playa y notas que la corriente te empuja hacia dentro, es que estás en el camino de esas aguas que retornan: estás en la corriente de resaca.
Luchar contra el mar es una batalla perdida, por muy buen nadador que seas debes entender que si la corriente es fuerte te vencerá, así que opta por sobrevivir y no intentes nadar hacia la playa, sino en paralelo a ella hasta que dejes atrás la corriente.
Como decíamos, la corriente de resaca es un río, un caudal de agua que vuelve al mar y, por lo tanto, no tiene una extensión muy grande. Lo que hay que hacer es salir de ese caudal nadando hacia la derecha o la izquierda (en el gráfico) y, una vez que hemos pasado la zona de corriente, volver a la orilla.
Oleaje
Si hay un oleaje fuerte, las personas que no son buenas nadadoras no deben bañarse, porque pueden cansarse mucho o llevarse algún que otro susto innecesario. Si nos vamos a meter en el agua con oleaje, hay que recordar que el peligro no es que nos dé un revolcón (que asusta pero no mata), el peligro es que nos tire en zonas de poca profundidad cuando hay rocas. Por eso es recomendable tener una buena forma física para nadar con oleaje y entrar siempre de lado y con las piernas semiflexionadas para bajar nuestro centro de gravedad y ganar equilibrio. Si entramos al mar de frente, la ola impactará en una superficie mayor de nuestro cuerpo y podrá desestabilizarnos, pero entrando de lado apenas notaremos el impacto.
Cuando hay oleaje debemos sumergirnos cuanto antes y nadar rápidamente hacia una zona más profunda para evitar que las olas nos rompan encima.
Picaduras de medusa
Las medusas son molestas, pero están aquí por nuestra culpa: el calentamiento global hace que suba la temperatura del mar y, por lo tanto, que se reproduzcan más. Además estamos matando a todos sus predadores naturales (como a las tortugas marinas que cazamos para hacer peines u otros objetos o envenenamos con plásticos que las pobres ingieren confundiéndolos precisamente con medusas).
Pero bueno, independientemente de la causa, el caso es que están y la mayoría tienen filamentos urticantes que pueden pegarse a nuestra piel y amargarnos el día de playa o algo peor.
Si nos pica una medusa, lo más importante es no echarse nunca encima agua dulce porque se multiplicarán las células urticantes que quedan adheridas a la lesión y la picadura empeorará. Si hay cerca un puesto de salvamento, ve rápidamente a que te den una pomada, y si no lo hay, diluye amoniaco en agua al cincuenta por ciento y échalo sobre un pañuelo o gasa con el que envolver la zona afectada después de lavarla con agua de mar y cerciorarte de que no hay ningún filamento pegado a tu piel. Si tampoco tenemos amoniaco, podemos hacer la misma operación con vinagre. Si pasado un rato la zona se inflama mucho o sientes un malestar general, acude inmediatamente a urgencias para que te atiendan por una posible reacción alérgica.
Picaduras de peces
Hay peces que tienen aguijones venenosos que sueltan cuando los pisas. Dependiendo de la zona en la que estés, infórmate de qué tipo de peces venenosos puedes encontrar y qué debes hacer en caso de picadura. Lo ideal es que lleves un calzado protector como unos escarpines o unas sandalias de goma, pero si no tienes, intenta evitar pisar las zonas de rocas. Si ocurre lo peor, recuerda no echar nunca agua dulce sobre la herida y acude al centro hospitalario más cercano de inmediato.
Erizos de mar
Qué molesto es pincharse con un erizo. Pero ellos no tienen la culpa, solo estaban ahí y tú te chocaste contra ellos, así que no los odies. Trata de sacar las púas con pinzas y mucho cuidado porque tienden a quebrarse y quedarse dentro, y echa vinagre por la zona. Si tienes muchas púas o si ves que se infecta la lesión, ve al médico para que te lo traten.
Demasiado sol
Esto ya lo sabemos todos, pero por alguna razón seguimos quemándonos todos los veranos en cuanto pisamos la playa. El cáncer de piel existe, así que usa protección solar (no bronceador, sino una crema de protección alta) y échatela media hora antes de exponerte al sol y vuelve a echártela cada vez que salgas del agua.
Protege a la playa de ti
No seas guarro y recoge tus desperdicios cuando te vayas de la playa. Toda esa basura que arrojamos al mar está contaminando nuestras playas y matando la vida de los océanos. Sé responsable y reduce tu huella ecológica. Seguro que en el futuro quieres volver con tus hijos a tu playa favorita y no te gustará encontrarte un estercolero sin vida. Ser responsables hace que disfrutemos más.