Quizá nos parezca que regalar libros está muy visto o que es un regalo con poco valor, pero nada más lejos de la realidad.
Un objeto preciosoLas industrias de la música o del cine se han resentido por el pirateo, pero los libros siguen sobreviviendo a pesar de las descargas pirata o del formato electrónico. En realidad, tiene una explicación muy lógica: los libros son un tesoro.
Y no nos referimos (obviamente) a su valor económico. Los que amamos la lectura tenemos libros comprados en mercadillos de segunda mano, con las páginas amarilleadas por el tiempo, anotaciones a lápiz que hicieron sus primeros propietarios compitiendo con las nuestras y el lomo gastado de abrirlos como si hubiéramos sacado de dentro más de lo que contienen. No, su precio no tiene nada que ver. Lo que pasa es que un libro es un objeto precioso que conservamos, acariciamos, olemos y disfrutamos (o sufrimos). Lo que pasa es que leer nos hace distintos al resto de especies. Leer nos hace humanos.
Te conozco
Al regalar libros no estamos diciéndole a la otra persona que no sabíamos qué regalar y hemos ido a lo fácil, sino todo lo contrario. Lo que decimos es te conozco y sé que esto te gustará (incluso si la otra persona aún no lo sabe). Elegir un libro requiere empatía, ponerse en la piel del otro y saber qué historia le vendrá mejor, qué tema le interesará más, que experiencia desearía vivir o qué conocimientos le aportarán más en este momento de su vida (sobre todo si es un estudiante que trata de sacar su eTítulo universitario). No es fácil. Además, al elegir el libro también decimos mucho de nosotros mismos y de cómo vemos al otro.
Lo importante está en el interior
En el caso de los libros esta afirmación es absolutamente cierta. Nunca debemos elegir un libro por su portada o por tener una edición llamativa, sino por lo que contiene. Al regalar libros estamos regalando cultura, sí, pero sobre todo una experiencia enriquecedora y única que puede influir muchísimo en la vida del lector.
Hay libros que son capaces de cambiar nuestra forma de ver el mundo, que nos abren los ojos a nuevas realidades y reconstruyen nuestro pensamiento. Hay libros que nos evaden de la realidad y nos llevan a mundos mágicos o nos sumergen en el terror más absoluto. Algunos nos evocan recuerdos perdidos o añorados. Otros nos hacen reír a carcajadas o llorar como Magdalenas, nos excitan sexualmente o nos colocan en medio de una acción trepidante que nos mantiene pegados a sus páginas sin descanso y con el corazón latiendo a toda pastilla. Da igual. Sea como sea y trate de lo que trate, cualquier buen libro nos cambiará un poquito a mejor y nunca volveremos a ser los mismos. ¿Podría haber un regalo mejor?
No pasan de moda
Regalar ropa, videojuegos, objetos de decoración o incluso un coche, por mucho que puedan tener un valor económico y una utilidad, serán cosas que se deteriorarán y pasarán de moda. Hace años, había un anuncio que decía un diamante es para siempre, pero no es verdad, lo que es para siempre es un libro.
En primer lugar, ningún ladrón que entre en tu casa tocará tus libros (afortunadamente), pero, aunque nos dejemos un volumen en el autobús o lo prestemos y no nos lo devuelvan, el poso que nos dejó al leerlo será imborrable. Además, lo normal es que los buenos libros los conservemos toda nuestra vida, los lean nuestras parejas, amigos, nuestros hijos y nuestros nietos. Los libros que atesoramos forman parte de nuestro legado y es un legado de un valor incalculable.
Así que vuelve a pensar si crees que regalar libros es algo fácil y poco importante y sal a comprar los regalos, que la Navidad está a la vuelta de la esquina.