La emoción nos va a servir para retener la información más rápido y para recuperarla más fácilmente durante el examen. Vamos a ver cómo se hace.
Qué es una emoción y por qué tiene relación con la memoria
Las emociones son respuestas psicofisiológicas y conductuales que experimentamos ante un estímulo externo. Es decir, que, ante un acontecimiento, experimentamos, en primer lugar, una respuesta fisiológica involuntaria (expresiones faciales, diferencias en el tono de voz y cambios hormonales) en los que intervienen nuestro sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. En segundo lugar, habrá una respuesta psicológica a este estímulo que aparece en cuanto la información es procesada, lo que implicará la aparición de un sentimiento (alegría, tristeza, ira, miedo) y, por último, habrá una reacción conductual causada por esa emoción (reír, llorar, fruncir el ceño, huir…).
Todos experimentamos emociones y, si hacemos memoria, los eventos de nuestra vida que recordamos más nítidamente son aquellos que nos causaron emociones fuertes; por ejemplo, nadie recuerda (salvo los que tienen algún tipo de superpoder de memorización) qué comieron un martes cualquiera de hace dos años, pero sí recordamos una comida especial con personas queridas el día que nos dieron una noticia muy triste o el día que ganamos un premio. Lo que fija esos recuerdos son las emociones que sentimos durante esa vivencia y no tanto los acontecimientos en sí, que, además, solemos alterar inconscientemente a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, si el material que debemos recordar tiene carga afectiva, lo recordaremos con mucha mayor facilidad y nos será más fácil recuperar la información si durante el examen nos tomamos un momento en volver a sentir esas emociones. Veamos cómo.
No, el estrés no sirve como emoción; se siente
Aunque sería lo ideal porque lo normal es que estemos estresados al estudiar y estresados al examinarnos, lo cierto es que resulta contraproducente para memorizar el hecho de experimentar cualquier emoción demasiado intensa, y el estrés, en concreto, reduce la atención y la capacidad para retener la información.
¿Cómo aplicamos esta técnica de estudio?
Lo que hay que hacer es buscar cierto grado de motivación o de entusiasmo. Sabemos que no todas las asignaturas nos gustan y que es difícil entusiasmarse con cosas que detestamos, pero en nuestro cerebro mandamos nosotros, así que todo es ponerse.
Lo primero es intentar encontrar algo que nos guste de lo que estamos estudiando y, cuando lo encontremos, hay que tratar de mantener esa emoción mientras lo estudiamos. Para eso debemos mantenernos conectados a eso que nos interesa e ir relacionando el resto de cosas que vamos aprendiendo con lo que nos interesó, por ejemplo: si nos interesa la parte de la aplicación del derecho penal, pero nos aburre estudiar los códigos y sus artículos, lo que hay que hacer es imaginar cada artículo como si lo estuviéramos aplicando y tratar de mantener el interés imaginando casos prácticos.
¿Y cómo se hace cuando no nos interesa lo más mínimo?
Si la única emoción que nos causa una materia es el tedio absoluto, entonces debemos poner un poco de nuestra creatividad a funcionar haciendo proyecciones del futuro; por ejemplo, viéndonos a nosotros mismos aplicando estos conocimientos en un trabajo deseado.
El más difícil todavía: si odiamos la materia y además no tiene relación con el trabajo que queremos desempeñar y lo de adquirir una cultura general ya no nos motiva, entonces hay que buscar un momento feliz pasado o futuro que pueda estar relacionado (por ejemplo, terminar la carrera y conseguir nuestro eTítulo) y tratar de mantener esa emoción durante el estudio y recordarla durante el examen.
Si llevamos una temporada de exámenes tan dura que ya se nos agotan las ideas, hay que buscar una recompensa que nos motive; por ejemplo, prometernos que al acabar el examen nos vamos a comprar algo que queríamos hace tiempo o vamos a celebrar una fiesta o nos vamos a leer la nueva novela de nuestra saga favorita.
Así de fácil: la unión de las emociones y la memoria será una técnica de estudio que nos facilitará retener más información en menos tiempo; así que no dejéis de aplicarla.