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Parecía que lo de no ir a clase iba a facilitar las cosas, pero resulta que nos tenemos que esforzar el doble y que el temario de los exámenes es inmenso.
Una extraña nueva normalidad
La cuarentena forzosa debida a la pandemia del la COVID-19 ha hecho que las universidades tengan que adaptar rápidamente su infraestructura a las clases online y, como resultado, alumnos y profesores están desbordados de trabajo.
Los profesores no dan abasto para atender individualmente a todos los alumnos y cumplir con los requisitos docentes, además de continuar con sus labores de investigación y publicaciones obligatorias y los alumnos se encuentran con una cantidad de temario apabullante que, al no haberse explicado tan en profundidad como se hacía en las clases presenciales, les resulta inabarcable.
Calma
En esta situación, sumada a los problemas y preocupaciones individuales debidos a la pandemia, es fácil que todo el mundo vea como sus niveles de indignación y frustración aumenten hasta niveles insoportables a los que hay que añadir el estrés provocado por la entrega de trabajos, TFG o TFM y exámenes online. Es comprensible y más cuando vemos que hay demasiado temario para preparar, pero cabreándonos no solucionamos nada. Vamos a respirar profundo, a calmarnos y a buscar soluciones para hacerlo lo mejor posible. Está claro que el procedimiento para mantener las clases no ha sido perfecto, pero ha sido la única forma de gestionarlo con tan poco tiempo, así que en vez de angustiarnos o enfadarnos, vamos a tirar un poco de resiliencia a ver si conseguimos terminar este curso de una vez y quitárnoslo de en medio.
El delegado de clase será una figura clave en esta situación
Lo primero que debemos hacer es organizarnos y tener todo el material de cada asignatura para ver qué cantidad de materia debemos estudiar para cada una y si es asumible o realmente hay mucho temario. Luego, si queremos que el profesorado nos ayude a gestionar las dudas, no podemos estar mandado mil correos electrónicos cada uno. Hay que entender que cada profesor tiene cientos de alumnos, sus clases y sus trabajos de investigación, además de tener también las mismas preocupaciones respecto a la COVID-19 que nosotros. Un ser humano, por muy profesor que sea, no da para tanto. Si algo debemos aprender, es que cuando nos organizamos en grupo, funcionamos mejor y conseguimos más cosas que de forma individual, por lo tanto, debemos preparar entre todos una lista de preguntas esenciales y hacer que el delegado de la clase haga llegar todas estas preguntas a nuestros docentes para que nadie se sienta perdido. ¡La unión hace la fuerza!
Lo más importante es saber qué partes del temario son materia de examen o qué es lo que resulta más importante. Si hay mucho temario hay que explicarle amablemente al profesor que no podemos abarcarlo todo porque tenemos varias asignaturas más, pero tened en cuenta que se cazan más moscas con miel que con vinagre, así que sed amables si queréis conseguir algo. También debemos tener muy claro qué tipo de examen nos pondrán, ya que no se prepara igual un examen tipo test que uno de preguntas cortas o uno de desarrollo.
Podemos preguntar de cuánto tiempo dispondremos para contestar a las preguntas o incluso sugerir que se pueda hacer algún tipo de simulacro previo para comprender el funcionamiento del examen online y reducir el estrés.
Cómo estudiar cuando hay mucho temario
Como estamos a final de curso, ya todos hemos pasado por una temporada de exámenes y sabemos cómo funciona. Mucho trabajo y mucho esfuerzo y a pasarlo. Pero si tenemos cantidades ingentes de temario o textos complicadísimos no nos queda otra que hacer una buena selección y centrarnos en lo importante: eso que en los hospitales llaman triaje.
Salvo que el profesor especifique que hay algo que no va a entrar en el examen, debemos leer con atención todos los textos e identificar cuáles son las ideas importantes. Es decir, hacer una lectura comprensiva. Lo más importante hay que sabérselo, pero ojo, lo demás nos debe sonar al menos, así que nada de saltarse trozos o leer en diagonal. Si no hemos tenido otros exámenes con ese profesor, preguntar a otros alumnos de cursos superiores nos puede ayudar a hacernos una idea de qué es más relevante o qué tipo de preguntas suele hacer.
Una vez hecho esto, debemos seguir aplicando las técnicas de estudio más eficaces para cada tipo de examen (test, preguntas cortas, desarrollo u oral).
Como siempre, os recomendamos que las alternéis para que mantengáis la concentración por más tiempo. Según el tipo de materia y después de la lectura y el subrayado, podemos hacer esquemas, mapas mentales, fichas de estudio, dibujos, autotest, etc.
Lo importante es saber quitarse el agobio de encima y ponerse a ello, porque nuestra actitud mental hacia los exámenes también determinará lo complicado que nos resulta y por mucho temario que entre, los exámenes son limitados y los profesores van a tener manga ancha porque conocen la situación.
El objetivo es terminar la carrera y obtener nuestro eTítulo, así que vamos a por ello.
