Las empresas no solo buscan experiencia, sino también a candidatos que tengan bien desarrolladas las llamadas habilidades blandas.
¿Cómo puedo gustarle a una empresa si no tengo experiencia previa?
Cuando acabamos de obtener nuestro eTítulo y aún no tenemos experiencia laboral, la tarea de encontrar trabajo nos parece una hazaña imposible, pero las empresas no solo valoran el tiempo trabajado. En el mundo empresarial se aprecian cada vez más ciertas habilidades o aptitudes conocidas como soft skills o habilidades blandas que son características propias de la personalidad (aunque pueden aprenderse y potenciarse) y que resultan ideales para cualquier empresa.
Además de nuestra experiencia laboral (si la tenemos) y nuestra formación (hard skills), no demos olvidarnos de incluir en nuestro currículo cualquiera de las siguientes habilidades que tengamos.
Estas son las 10 habilidades blandas más deseables para las empresas:
- Curiosidad: Un empleado con curiosidad se interesará más por su trabajo y por aprender cada día. Las personas curiosas están en constante formación y no pierden la motivación con facilidad. Ser curioso es una habilidad o característica importantísima que nos aportará grandes satisfacciones a nosotros mismos y a nuestros empleadores.
- Gestión adecuada del estrés para trabajar bajo presión: Hay profesiones que no solo no son estresantes, sino que son hasta aburridas, pero hay otras que requieren que los trabajadores puedan soportar altos niveles de estrés o adrenalina y seguir siendo funcionales. Si tenemos unos nervios de acero, que no se nos olvide ponerlo en el currículo.
- Creatividad: La creatividad es un auténtico don y cualquier empresa busca que sus empleados tengan esta habilidad. Antes, asociábamos la capacidad creativa al arte, pero es mucho más que eso. Una persona creativa encontrará soluciones diferentes a cualquier problema que pueda surgir e imaginará y propondrá nuevas fórmulas de trabajo más eficientes o dinámicas. Las personas creativas saben usar las herramientas que tienen a su alcance para hacer cosas nuevas que ayuden al negocio.
- Liderazgo: Esta habilidad no siempre es necesaria, pero cuando lo es, resulta importantísima. Un buen líder no es una persona que manda sin más, sino que es capaz de arrimar el hombro, motivar a su equipo y guiarlo, ser una persona de confianza y con la que se puede contar y saber mediar, escuchar con mente abierta e imponer una serie de normas sin crear conflictos. También es una persona capaz de reprender con educación y sabiendo mantener el respeto de sus subordinados.
- Capacidad para tomar decisiones: A la hora de elegir un candidato para cualquier puesto, es preferible y a veces imprescindible que tenga la habilidad de tomar decisiones, que haga un análisis objetivo de la situación y tome la iniciativa de actuar. Quedarse parado a la espera de que otros hagan ese papel no siempre es una buena opción (salvo que la cuestión sobre la que se necesita decidir esté fuera de nuestras competencias).
- Actitud positiva: Ya os hemos contado la importancia de ser una persona positiva y cómo potenciar en nosotros esa habilidad. Para una empresa que busca contratar personal, encontrarse con una persona positiva es estupendo, porque estas personas tienen la habilidad de mejorar su entorno, de hacer que una mala experiencia se convierta en un aprendizaje, disfrutan de su trabajo, tienen menos tendencia a la depresión, se llevan muy bien con sus compañeros, son muy flexibles, se toman los retos empresariales como una oportunidad de mejora, etc.
- Honestidad: Ser una persona honesta e íntegra es una virtud que toda empresa quiere. Si hacer lo correcto es importante para nosotros, incluso cuando a nuestro alrededor otros no lo hagan, debemos indicarlo. Cualquier empleador va a preferir contratar a una persona de confianza y con la que pueda contar que a alguien con mucha experiencia, pero al que tenga que estar todo el tiempo vigilando.Tener principios éticos es una de las habilidades blandas verdaderamente importantes y no solo en el ámbito laboral.
- Organización: Ser una persona que se organiza bien laboralmente no significa que tengamos todo ordenado a nuestro alrededor y pongamos etiquetas en los archivadores. Se trata de que seamos capaces de planificar eficazmente el trabajo pendiente y que prioricemos las tareas según su urgencia o importancia. Que sepamos discriminar nuestras funciones, anticipemos lo más necesario y sepamos gestionar nuestro día a día pensando en el beneficio de la empresa o administración para la que trabajemos.
- Flexibilidad y versatilidad: Los trabajos se han dinamizado y es importante que sepamos adaptarnos. Las nuevas tecnologías cambian cada día y las empresas las incorporan para hacer más eficientes los trabajos. Es necesario que no nos acostumbremos a hacer las cosas de una sola manera, sino que tengamos la habilidad de ser versátiles, asumir nuevos roles, cambiar de tareas e incluso de ubicación y poder aprender en todo momento.
- Negociación: La capacidad para negociar resulta realmente útil en todos los ámbitos de la vida. Para captar a un cliente, para obtener un mejor salario, para convivir en paz con nuestros compañeros, etc. Es importante que entendamos que la mejor negociación es aquella en la que todas las partes sienten que han ganado (al menos en parte). Lo que se llama negociación win-win.