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Un máster debe prepararnos para la vida laboral complementando nuestra formación o profundizando en ella, pero ¿cómo elegir el mejor? Te lo contamos.
Por fin nos hemos graduado y tenemos en nuestro poder el ansiado eTítulo universitario, pero ahora tenemos ante nosotros una elección importante que hacer: buscar trabajo o continuar formándonos. Esta elección es relativamente sencilla; el problema viene después, cuando hay que pensar en encontrar el trabajo o el máster que más nos interesa.
¿Cómo encontramos ese trabajo que queremos? (Si habéis optado por esta opción, revisad este post en el que os explicamos qué hacer para encontrar el primer trabajo) y ¿cómo sabemos qué máster es el más adecuado para nosotros? Fácil, teniendo en cuenta lo siguiente:
El grado que estudiamos ya reduce las opciones
Esto no es tan complicado como elegir una carrera; al haber cursado ya un grado, el acceso a másteres dependerá de nuestra rama de conocimiento. Por otro lado, también está el sentido común: ¿de qué serviría hacer un máster en neuropsicología si hemos estudiado Historia del Arte? Ni nos aceptarían ni nos enteraríamos de nada.
Lo que tenemos que hacer en primer lugar para encontrar el mejor máster es elaborar un listado de nuestras fortalezas y debilidades y otro de las profesiones a las que podemos optar y cuáles son las que más nos atraen. Esto reducirá mucho la lista de los posibles posgrados.
¿Complementar o profundizar?
Lo siguiente que tendremos que analizar es si para los trabajos que deseamos desarrollar nos va a ayudar más un máster relacionado con nuestro grado o uno que lo complemente añadiendo nuevos conocimientos. Esta elección dependerá de si queremos dedicarnos a la investigación (para lo que es mejor seguir la misma vía y profundizar en las materias que ya hemos estudiado en el grado) o si vamos a trabajar en el sector empresarial o industrial, en cuyo caso es mejor que completemos nuestros conocimientos con un máster que nos aporte saberes nuevos aplicables a nuestro sector.
¿Presencial o a distancia?
Con la situación generada por la pandemia de la COVID-19 quizá lo más prudente sería buscar un máster online o semipresencial, pero, en general, un máster presencial es más recomendable si disponemos de tiempo porque aprovechamos más las clases; el tú a tú mejora el aprendizaje y facilita el networking.
Oficial o propio
Un máster propio solo estaría avalado por el prestigio del centro o de sus docentes y tiene una orientación hacia las preferencias del mercado laboral, a las modas o a la vocación. Los másteres oficiales tienen el respaldo estatal y de la universidad, cuentan más carga académica y hacen más hincapié en la investigación. También son requisito imprescindible para hacer un doctorado. Los másteres oficiales quedan mejor en el currículo.
¿Cambiar de universidad o seguir en la misma?
Para contestar a esta pregunta tenemos que valorar el prestigio de la universidad, facultad o entidad que oferta el máster y el de la universidad de la que procedemos. Consultar un ranquin es útil, pero también es bueno preguntar a exalumnos y profesores. Salvo que el máster se imparta en una universidad o facultad con muy mala reputación (cosa bastante extraña), lo mejor siempre es cambiar de centro educativo porque no se repetirán los profesores y conoceremos a personas distintas con las que hacer contactos de utilidad. Hacer un máster en el extranjero y en otro idioma también dará prestigio a nuestro currículo y podría ser toda una aventura.
Profesorado
Una buena pista acerca de la calidad del máster nos la da el profesorado que lo imparte y su relevancia social. Hay que ver sus currículos, qué han hecho, cuántas publicaciones tienen y si nos resultan interesantes o inspiradoras. Como estudiantes que somos ya sabemos la importancia y la huella imborrable que dejan los buenos profesores. Busquémoslos y preguntemos por ellos a los antiguos alumnos. LinkedIn es una buena red para encontrar esta información.
Salidas profesionales
Es importantísimo saber si el máster que queremos cursar tiene unas salidas profesionales adecuadas y que se ajustan a nuestras preferencias o si, por el contrario, cursarlo no nos beneficiará en el mundo laboral. También es bueno comprobar si la entidad que lo imparte tiene un buen programa de inserción laboral o bolsa de empleo propia y si el máster genera una alta empleabilidad.
Contenido y metodología
No vale eso de apuntarse a un máster solo porque tenga un nombre atractivo o porque sea el que van a cursar nuestros amigos. Seamos serios. Hay que estudiar cuáles serán las asignaturas y su contenido para ver si nos resultarán de utilidad. También habrá que saber cuál es el método de enseñanza de los docentes que lo imparten y si se ajusta a nuestras necesidades.
Prácticas sí, y cuantas más mejor
Si el máster no tiene unas buenas prácticas, es mejor descartarlo. Las prácticas nos van a enseñar cómo trabajar y aplicar nuestros conocimientos al mundo laboral, así que si no se han preocupado de diseñar un buen programa, conviene buscar otro mejor.
Instalaciones, recursos y tecnología
Otra cosa a la que debemos prestar atención es a la comodidad que nos ofrezca el lugar en el que se desarrolla el máster. Un buen campus con instalaciones apropiadas, que tenga la dotación tecnológica necesaria, laboratorio, aulas de estudio, ordenadores, biblioteca especializada, etc., será siempre mejor para facilitar nuestro aprendizaje.
