¿Te gustaría ser docente en la universidad? ¿Investigar te apasiona? ¿Quieres ser un experto en tu campo? El doctorado es lo que necesitas.
Si no hemos tenido suficiente…
Hay una sensación que compartimos muchos estudiantes tras acabar nuestro grado y obtener el eTítulo: «Aún no sé suficiente. No estoy preparado». En realidad, nadie está preparado para enfrentarse de golpe al mercado laboral y esa sensación es normal. Entonces estudiamos un máster y, al acabar, seguimos sintiéndonos igual (aunque algo más cansados).
Muchos paran aquí. Con un grado y un máster hemos obtenido una formación más que solvente para conseguir nuestro primer empleo, pero otros sienten que les ha picado el gusanillo del conocimiento y quieren seguir profundizando. Si nos encontramos dentro de este último grupo, lo ideal es empezar un programa de doctorado (para el que también hay becas de muchos tipos) y empezar a disfrutar con sus muchas ventajas. Veamos algunas:
1. Aprender y evolucionar
Cuando se le toma el gusto a aprender, es un vicio. Parece que nunca sabemos lo suficiente, que aún no hemos ni arañado la superficie y no queremos parar. En ese momento, nos damos cuenta de que hay cosas que querríamos haber visto con más profundidad durante la carrera, que nos han faltado contenidos que ahora vemos indispensables, que hubo clases que no aprovechamos como deberíamos…
Pues resulta que hacer un programa de doctorado puede poner solución a eso, porque nos va a permitir profundizar en aquello que nos interesa y hacerlo como nosotros consideremos. Tenemos ante nosotros una nueva forma de aprender que nos da la oportunidad de orientar la formación a nuestro gusto y compatibilizarla con un trabajo o con las obligaciones familiares.
Hacer un doctorado supone una auténtica evolución del aprendizaje en la que ya no se busca un conocimiento general o una base, sino la especialización y la excelencia.
2. Investigación, docencia y…
Cuando hacemos un doctorado, las posibilidades laborales aumentan tanto que, en España, la tasa de ocupación de los doctores ronda el 90 %. Lo cierto es que las salidas profesionales suelen centrarse en la docencia y la investigación, pero esa tendencia está cambiando y cada vez más empresas públicas y privadas se interesan por los conocimientos especializados de los doctores.
3. Viajes y congresos
Una gran ventaja de estudiar el doctorado es que nos va a permitir asistir a múltiples congresos en todo el mundo. Y no solo para escuchar y aprender, sino que ahora nosotros seremos también ponentes y podremos compartir nuestras investigaciones con otros expertos.
4. Contactos laborales de calidad
Y precisamente debido al punto anterior (aunque también gracias a la universidad en la que hagamos el doctorado), vamos a poder ampliar nuestros contactos de calidad de forma astronómica. Obviamente no hablamos de hacer amigos (que es algo que pasará también), sino de conocer a otros profesionales de nuestro sector con los que poder llevar a cabo colaboraciones e investigaciones que engrandezcan nuestro propio trabajo.
5. Diferenciarse
Otra de las ventajas de hacer un doctorado es la posibilidad de diferenciar nuestro perfil académico y laboral del de nuestros competidores. Hoy en día, mucha gente tiene un máster. Cuando pasamos de las licenciaturas a los grados, las carreras se redujeron un año y los másteres se convirtieron en un complemento prácticamente indispensable, pero muy pocas personas continúan más allá y optan por el doctorado. Tenerlo hará que nuestro currículo destaque en cualquier sector.
6. Especialización
Como decíamos antes, hacer un doctorado supone elegir un campo de investigación y trabajar en él hasta especializarnos. Hasta hacernos verdaderos expertos en esa materia. Si nuestra rama del conocimiento nos apasiona verdaderamente, ¿no es cursar el doctorado una oportunidad casi irresistible?
7. Mejora salarial
Sí, es así: un doctorado gana más que un graduado. Si lo que nos motiva es tener un buen salario algún día, esta es una buena vía para conseguirlo.
8. Publicaciones
Dentro del programa o una vez metidos en un equipo de investigación, una de las labores del doctorando es hacer publicaciones en revistas científicas. A nadie le amarga un dulce y a nadie le molesta ver su nombre en publicaciones prestigiosas, y menos aún si han sido ampliamente citadas. Si nos gusta escribir, es para pensárselo.
9. Pasantías
A lo mejor no pudimos irnos de Erasmus ni hacer un curso que queríamos en una prestigiosa universidad alemana. A lo mejor pudimos hacer todo eso, pero nos encantaría además pasar una temporada estudiando en Perú. El programa de doctorado ofrece pasantías que podemos aprovechar para conocer mundo y ampliar nuestra cultura.
10. Aportar algo a la sociedad
Una de las cosas más bonitas de doctorarse es que por fin vamos a aportar algo a la sociedad (aunque sea en forma de tesis). Las investigaciones de las futuras doctoras y futuros doctores deben estar orientadas a eso: a aportar conocimientos, herramientas o tecnología que puedan mejorar el mundo. ¿No es acaso una causa noble?
Si no somos tan nobles, aquí va otra razón de peso: mola muchísimo que tengan que llamarnos doctora o doctor 😉
¡Animaos!