Cómo reducir el gasto energético y tener un piso cálido

24 Nov 2021
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Cómo reducir el gasto energético y tener un piso cálido

Os contamos cómo reducir el gasto energético para que vuestro piso de estudiantes tenga todo el calor y la comodidad necesarios para el invierno.

Casas viejas o mal cuidadas

Los pisos de estudiantes no suelen ser modernísimos y la mayoría de los caseros ni se preocupan de que el apartamento sea realmente confortable. Muchos alquilan propiedades heredadas que ni han usado y no quieren invertir absolutamente nada en unos inquilinos que quizá no duren en la vivienda más de lo que dura un curso escolar o, como mucho, hasta que nos den el eTítulo universitario.

Como inquilinos, debemos aprender a conocer nuestros derechos y a exigirlos, pero desgraciadamente aún no hay un derecho que diga que la vivienda que alquilemos tenga que estar a la última en eficiencia energética.

A pesar de que la vida no es justa (algo que ya sabíamos), sí hay unas cuantas cosas que nosotros podemos hacer para ahorrar en el gasto energético y hacer de nuestro piso un hogar confortable y cálido en el que poder sentarnos a estudiar sin tiritonas ni dolor de manos.

Choose your weapons

Hay casas con calefacción central, otras con gas butano, gas natural, calefacción eléctrica… Tengamos la que tengamos, lo importante es que sepamos sacarle el máximo rendimiento y conocer cómo y con qué complementar nuestro sistema de calefacción si el que tenemos no es eficiente.

Si por ejemplo tenemos gas natural en una casa mal aislada con ventanas de vidrio único, nos dejaremos una pasta en calentarla (si es que lo conseguimos). En un caso como este, lo más útil sería cambiar las ventanas, pero si nuestro casero no está por la labor, entonces podemos complementar la calefacción con una estufa de butano o de parafina que podamos ir moviendo por las habitaciones.

Podemos adquirir una catalítica desde 60 euros y las bombonas de butano duran bastante y no son tan caras como el gas natural. Eso nos permitirá calentar la casa y ahorrar algo de dinero.

Las opciones eléctricas suelen ser más caras y tener conectado un convector de aire o un radiador mucho tiempo va a disparar nuestra factura, así que ese tipo de aparatos solo son recomendables en ocasiones puntuales como, por ejemplo, al salir de la ducha.

Puertas y ventanas

Es importante que nuestra casa no tenga «fugas» para que podamos encender la calefacción solamente unas horas al día o cuando la tarifa salga más barata.

Una forma económica de aislarla es usar burletes y cordones de caucho en puertas y ventanas. Se estima que un 25 % del calor se pierde por esas vías, así que con estas cintas lo impediremos y reduciremos el gasto energético.

El calor del sol y la ventilación

Si tenemos la suerte de vivir en una casa con iluminación exterior, hay que aprovecharla. El sol calienta y es en ese momento cuando debemos aprovechar para ventilar. En cuanto se vaya la luz, debemos cerrar persianas y cortinas y así retener todo el calor posible. Vamos, que en invierno hay que hacer justo lo contrario de lo que hacemos en verano.

Y hablando de ventilar (que es necesario para renovar el aire), hay que hacerlo durante no más de cinco minutos cuando las ventanas son grandes y diez cuando son pequeñas. En esta situación de pandemia, hay que ventilar varias veces al día si hay más gente conviviendo.

Fuera el aire de los radiadores

Por mucho que pongamos la calefacción a tope, si el radiador no está bien purgado, no conseguiremos que caliente. Por eso hay que purgarlos regularmente y asegurarse de sacar todo el aire del circuito. Aquí nos explican cómo hacerlo.

Puertas cerradas

Para que la casa esté calentita, debemos acostumbrarnos a ir cerrando las puertas. Así evitaremos corrientes y que el calor se disperse. Hay que pensar en hacer pequeñas zonas de confort, no en poner toda la casa a 25 grados, lo que sería un gasto atroz. Un radiador puede calentar una estancia, pero con las puertas abiertas, apenas notaremos su efecto. Solo con ese pequeño gesto de cerrar las puertas ya reduciremos bastante el gasto energético.

Atención al ajuar doméstico

Las sábanas de algodón, lino o raso son estupendas para el verano, pero en invierno están heladas. Si nos hacemos con un par de juegos de sábanas de franela o coralina pasaremos el invierno durmiendo calentísimos.

Los sofás o sillones también pueden ser vestidos. Si nuestros muebles son de cuero o de algún tejido frío al tacto, ponerles fundas de forro polar, lana o algún tejido similar nos ayudará a estar más cómodos y calientes.

Aunque suene obvio, la ropa que usamos en casa también nos ayuda a ahorrar en el gasto energético, así que es recomendable que tengamos una serie de prendas específicas que nos proporcionen calor y comodidad.

 

 

Escrito por  root

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