Cuando el profesor nos dice que nos deja llevar los apuntes o el libro al examen para consultarlos, la sensación general suele ser de alivio, pero no nos equivoquemos: estas pruebas pueden ser, si no se preparan bien, mucho más difíciles de lo que parecen.
Para pasar este tipo de exámenes con éxito, hay que prepararlos. No caigamos en la trampa de pensar que, como nos dejan llevar los libros, la cosa será coser y cantar, porque generalmente ocurre todo lo contrario.
Otra manera de estudiar
Para preparar los exámenes en los que te dejan el libro, lo primero es olvidarse de estudiar en el sentido habitual del término: aquí no vale con memorizar los temas o hacerse esquemas y reglas mnemotécnicas. Aquí hay que comprender el temario a la perfección y saber dónde localizar cada punto.
Materiales prácticos
Sería conveniente armarse de un cargamento de Post-It, subrayadores y varios marcapáginas de colores de esos que se pegan, porque nuestro trabajo va a consistir en saber dónde localizar cualquier cosa que nos puedan preguntar y hacerlo lo más rápido posible.
Elaborar un mapa
Básicamente en esto consiste la preparación de los exámenes en los que nos dejan el libro: en hacer un mapa. Nuestro libro de texto y nuestros apuntes deben estar tan bien señalizados que, con un golpe de vista, podamos localizar cualquier cosa.
¿Cómo se prepara?
Se parece más a un trabajo de manualidades ejecutado por un chino que al estudio tradicional. Lo principal es tomárselo con tiempo.
1. Leer. Como siempre, hay que leer todo el temario tratando de comprenderlo y de localizar los puntos importantes. Tener unos buenos apuntes de clase nos ayudará a saber qué es en lo que el profesor ha puesto un mayor interés. Cuando hayamos terminado, volvamos a leer.
2. Subrayar. En el libro con lápiz y en los apuntes con rotulador. No se trata de marcarlo todo hasta que haga juego con nuestra camiseta fosforita, sino de señalar solo lo importante. Un color para los títulos y otro para el contenido. Con el lápiz también podemos especificar distintos tipos de marca, por ejemplo, meter los títulos en rectángulos y en círculos las palabras clave.
3. Marcapáginas. Esos pequeños papelitos de colores que se pegan en las páginas nos van a indicar de qué temas se hablan en cada una. Solo hay que seguir una coherencia, por ejemplo: si escogemos el verde para los temas de Derecho Constitucional y el rojo para Derecho Penal, encontraremos rápidamente dónde nos hablan de cada cosa. Podemos usar uno amarillo para señalar las fechas importantes y otro azul para las Leyes Orgánicas. Lo importante es que tengamos claro el orden y lo sigamos a rajatabla.
4. Post-It. ¡Benditos sean los papelitos que se pegan! ¡Qué invento tan tonto y tan útil al mismo tiempo! Sin ellos todo esto sería un descontrol. Los Post-It nos van a servir para escribir, a modo de resumen, qué podemos encontrar en cada tema. Por ejemplo:
TEMA I:
- Pirámide de Maslow
- La competencia perfecta e imperfecta
- Organización de la empresa: formal e informal
- Análisis DAFO
5. Volver a leer haciéndonos preguntas. Ahora que nuestro libro ya parece un árbol de Navidad, tenemos que aprender a usarlo. Pensemos en algunas de las preguntas que puedan caer en el examen y tratemos de localizarlas en el libro lo antes posible. Cuanto más practiquemos esto, más sencillo nos resultará pasar la prueba.
Los profesores no son tontos
Este tipo de exámenes tienen trampa: el tiempo. Todo profesor que se precie, sabe que si no lo hemos preparado y vamos a la aventura cargados de libros y apuntes sin revisar, no vamos a aprobar ni de chiripa. Buscar la información, a veces confusa que nos piden, puede llevarnos varios minutos, y sin preparación el tiempo se esfumará por la puerta junto con nuestro aprobado. Con esta técnica, pesada pero sencilla, en pocos segundos habremos localizado las respuestas y estaremos listos para recibir un gigantesco sobresaliente. ¡Suerte a tod@s!
GRACIAS
spoiler: mañana tengo uno así 🙁