¿Te aterra acudir a una entrevista de trabajo? ¿No sabes qué ponerte? ¿Te preocupa decir algo inapropiado? Que no cunda el pánico, con un poco de preparación será coser y cantar.
Molestos nervios
Estar de los nervios antes, durante e incluso después de una entrevista de trabajo es normal. Lo único que tenemos que conseguir es que ese nivel de nervios no nos paralice para que podamos dar la mejor impresión posible. Además de las técnicas normales para controlar el estrés, nos ayudará mucho tener un cierto guion preparado de lo que tenemos que decir. Así, contaremos todo lo que queríamos contar con mucha más confianza y sin que parezca que improvisamos. Además, el entrevistador estará más que acostumbrado a tratar con gente que está pasando por lo mismo que tú, por lo que unos pocos nervios no le van a escandalizar. De hecho, si vemos que se nos nota el estado en el que nos encontramos, reconocer que estamos nerviosos con educación y una sonrisa es mucho más natural y ayuda a relajar el ambiente.
Mi ropa es inadecuada
Es el típico pensamiento que nos asalta el día anterior a la entrevista de trabajo cuando estamos eligiendo lo que nos vamos a poner. Bien, pues no es verdad. Tu ropa está bien (casi seguro), solo hay que saber qué escoger. Fijarnos en el tipo de lugar de trabajo al que vamos y en cuál es el perfil de gente que contratan nos dará valiosas pistas. Para un lugar formal, selecciona prendas de colores neutros, no demasiado elegantes pero tampoco de sport. Si no encuentras nada en tu armario, seguro que tus padres o hermanos te pueden ayudar. Es importante que te sientas cómodo y que des la impresión de ser una persona formal y de confianza. Si tienes más o menos dinero para vestir de Armani, es algo que no debería importar para un puesto de trabajo, y sí en cambio que estés bien preparado, que seas responsable y que tengas una imagen correcta.
Hablar bien
Los entrevistadores (generalmente) saben hacer su trabajo y crearán un ambiente distendido con el fin de que nos sintamos cómodos y larguemos más de la cuenta. No te despistes. Sigue tu guion, utiliza su estrategia para poder relajarte, pero controla lo que dices. No hables mal de nadie, y los detalles de la borrachera del último sábado o lo que te hizo tu pareja el domingo no son temas para una entrevista, aunque pueda parecer que sí.
Intenta hablar de forma correcta pero usando palabras comunes para que no crean que pretendes aparentar nada, sé directo, asertivo y sincero, pregunta las dudas que tengas y controla el uso de tacos si es que forman parte de tu forma de hablar habitual. Ante todo, sonríe levemente, no gesticules en exceso, mantén tu expresión corporal lo más relajada posible y mira a los ojos de tu interlocutor. Te lo meterás en el bolsillo.
Y recuerda: si no te dan el trabajo, no hay que desesperar; ya vendrán otros. Ellos se lo pierden.