Empieza el curso: cómo vivirlo a pesar del síndrome posvacacional
Llega septiembre y hay que empezar el nuevo curso, pero ni nos apetece ni estamos motivados. ¿Será una depresión posvacacional? ¿Qué podemos hacer?
Depresión posvacacional fundamentada
O están a punto de empezar las clases o han empezado ya. Sea como fuere, se acaba la playa, la piscina, el dolce far niente, las estrellas fugaces, la ropa ligera, las sandías, estar moreno, las sandalias, tumbarse en el césped, los viajes improvisados y no tan improvisados, los grandes festivales, el calor y la luz solar hasta las tantas.
Quizá eso sea lo peor, lo que más baja el ánimo al empezar el curso: los días oscuros que se avecinan. Porque, es cierto, hay gente que disfruta más con el calor y gente que prefiere el frío, pero la oscuridad, el salir de clase y que sea de noche, eso no puede gustarle a nadie. ¿O sí?
Y no es solo que estemos ante el fin del verano como estación, sino que estamos a punto de volver a las rutinas que ya teníamos olvidadas. Las vacaciones de verano duran tanto que se nos olvida lo mucho que acaba doliendo el trasero después de 4 horas seguidas de clases, los madrugones, las horas interminables de estudio o lo soporíferas que resultan algunas asignaturas.
Durante tres meses hemos olvidado todo eso y ahora nos damos de bruces con la realidad: Winter is coming y eso deprime a cualquiera.
Centrarse en lo bueno
Aunque los Airbag sostengan incansables que Septiembre aún es verano, al resto, a los que volvemos a las clases, se nos pone un cuerpo de otoño que no se puede aguantar, pero hay que sobreponerse. Al fin y al cabo, no podemos detener el tiempo.
Lo que está por venir, vendrá por mucho que nos moleste, así que vamos a intentar reducir esa depre posvacacional viendo las cosas buenas de lo que nos espera.
En primer lugar, el otoño es una estación preciosa y nos sirve para irnos acostumbrando al frío que vamos a pasar en invierno. Es un buen momento para hacer rutas de senderismo y no nos olvidemos de Halloween, que siempre es una fiesta divertida.
En cuanto al invierno, si somos unos enamorados de la Navidad, siempre podemos encontrar motivación en disfrutar a lo grande de esos días del año.
Pero lo más importante y en donde tenemos que poner un mayor esfuerzo para ver lo bueno es en que empieza un nuevo curso. Es mejor decirlo así, ¿no? «Un nuevo curso» suena mucho mejor que «vuelven las clases», suena a nuevo comienzo, a nuevas oportunidades y, como el lenguaje construye el pensamiento y esas cosas, mejor que pongamos cuidado con cómo vamos a enfocar la situación.
Curso nuevo, vida nueva
Como decíamos, el lenguaje que usemos (aunque sea en nuestros pensamientos) hay que cuidarlo porque va a modificar nuestro ánimo y el talante con el que encaremos lo que está por venir.
Que sí, que estar de vacaciones está de maravilla y nadar en el mar, también, pero hemos decidido estudiar una carrera para sacar nuestro eTítulo y poder optar a la profesión que queremos, así que es bueno que tengamos presentes nuestros objetivos nada más empezar el curso para que no notemos tanto esa pequeña depre posveraniega.
Además, hay que tener presente una cosa: si hemos disfrutado de tres meses de vacaciones es porque estamos estudiando y nuestros padres se lo pueden permitir. En el momento en el que empecemos a trabajar, daremos gracias si nos dan 30 días naturales al año.
Empezar un curso nuevo nos da la oportunidad de, lógicamente, aprender cosas nuevas, pero también de probar nuevas aficiones, conocer a gente, aprender a bailar salsa o a jugar al ajedrez. También nos da la oportunidad de mejorar en aquello que flaqueamos, de tener una mejor rutina de estudio, de mejorar en las asignaturas que peor llevamos o de ponernos de una vez con el título de idiomas.
Un ciclo sin fin…
La llamada depresión posvacacional de principio de curso es normal, pero ni es una verdadera depresión ni es nada. Notamos cierto bajón por las ganas que tenemos de seguir sin obligaciones y la disminución paulatina de luz solar.
Eso es todo. En unos días nos habremos acostumbrado a los nuevos horarios y disfrutaremos de los reencuentros con amigos y compañeros. En cuanto pasen las Navidades volverán a crecer los días y poco a poco el frío se irá marchando y antes de que nos demos cuenta, tendremos otra depresión posvacacional de principio de curso y un ratito después, 60 años, así que más nos vale dejar de lamentarnos por cosas sin importancia; ¡coged el curso con ganas y aprovechad bien el tiempo!