El método Cornell: una técnica para tomar apuntes eficientes
11 May 2022

El método Cornell: una técnica para tomar apuntes eficientes

Con la técnica de estudio del método Cornell, nuestros apuntes serán más fáciles de estudiar y podremos localizar muy fácilmente lo importante.

método Cornell

¿De dónde sale el método Cornell?

En la universidad de Cornell, en la década de los 50, el psicólogo educador Walter Pauk desarrolló este método para tomar apuntes de una forma más eficaz, sobre todo para aquellas asignaturas en las que hay que sintetizar y poner en práctica lo aprendido, pero también para facilitar la labor de preparar los exámenes.

Desde que empezamos a estudiar en el colegio hasta que sacamos el eTítulo universitario, nuestra técnica para tomar apuntes se va perfeccionando con el tiempo, pero a veces nos estancamos en lo que conocemos por no hacer el esfuerzo de cambiar, incluso aunque merezca la pena, y este es uno de esos casos en los que probar algo nuevo puede ser muy positivo para nosotros y nuestros resultados académicos.

¿Cómo empezamos?

Lo primero es que dividamos previamente las hojas que vayamos a utilizar en tres partes. Debe haber dos columnas y una zona abajo. Pensemos en hacer una «T» invertida, pero algo desigual, de forma que nos quede el folio dividido en dos columnas verticales (La de la derecha más ancha que la de la izquierda) y quede un espacio en horizontal en la parte de abajo:

Lo mejor es que seamos previsores y nos hagamos un buen taco de páginas con esta división para así poder despreocuparnos de la parte de «manualidades» durante la clase.

La columna de la derecha

En esta parte es en la que, según recomienda el método Cornell, debemos tomar apuntes como haríamos normalmente.

Debemos recordar que tomar unos buenos apuntes no es copiarlo todo como si fuésemos grabadoras, sino apuntar solo lo importante. En una explicación de clase hay ideas principales, secundarias y relleno, por lo que solo debemos anotar las dos primeras.

En esta columna vamos a anotar fórmulas, fechas, explicaciones importantes y todo lo que consideremos relevante de lo que se hable en clase.

Además, es muy positivo que tengamos un código de abreviaturas para que ganemos tiempo. Cuando empezamos la carrera las abreviaturas son las básicas: «q» en vez de «que», siglas, rayas o cruces al final de todas las palabras que acaban en «mente», etc. Pero cuando vayamos conociendo el vocabulario propio de nuestra rama del conocimiento, veremos que hay un montón de palabras que se repiten sin cesar y que podemos acortar.

Lo recomendable es perder un rato en casa para encontrar esas palabras y hacer nuestro propio código. Una vez que lo tengamos hecho, no se nos olvidará y le ahorraremos muchísimo cansancio a nuestro brazo y mucho tiempo para no dejar de escribir nada que sea relevante.

Columna de la izquierda

Esta es la columna más estrecha y sirve para anotar los conceptos clave, las preguntas o dudas que tengamos, las ideas principales y todo aquello que veamos más relevante.

No importa si ya lo hemos anotado en la otra columna, porque esto no se trata de no repetir, sino de tomar apuntes y luego extraer lo esencial, que es precisamente lo que colocaremos aquí.

Más tarde, esta columna nos va a servir para localizar de un vistazo todo lo que, seguramente, nos vayan a preguntar en el examen y para resolver después las dudas que nos hayan surgido y hemos anotado.

Hay que recordar que los docentes están para enseñarnos, por lo que no debemos tener miedo a preguntar; pero si no queremos interrumpir en mitad de una explicación, esta columna izquierda sirve para recoger nuestra duda y que podamos preguntar cuando la profesora o el profesor hayan terminado de hablar o hagan una pausa.

El método Cornell tiene una grandísima ventaja añadida: nos obliga a estar muy atentos en clase, potencia nuestra escucha activa y, por lo tanto, nos va a permitir que nos concentremos mejor.

¿Para qué sirve el margen inferior?

En el método Cornell, este espacio se reserva para hacer un resumen del contenido de los apuntes.

Aunque nos dé pereza repasar todo al terminar la clase, rellenar este recuadro va a ser la clave para que este sistema sea útil, ya que ahí escribiremos todo lo que hemos visto de forma sistematizada y con nuestras propias palabras.

Esto nos va a ayudar muchísimo a entender bien los contenidos de cada asignatura, a memorizar mejor, a seguir el ritmo de la clase sin problema y a estudiar menos, pero con mejores resultados cuando llegue la temporada de exámenes.

El método Cornell permite tener todos los apuntes bien organizados y resumidos desde el principio, pero con la mitad de trabajo del que supone llegar a casa, pasarlos a limpio y ponerse a resumir. ¿No merece la pena al menos intentarlo? Creemos que sí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuatro formas de controlar el estrés diario
4 May 2022

Cuatro formas de controlar el estrés diario

Sufrir estrés puntualmente no es malo, pero someter al cuerpo y a la mente a una situación de estrés prolongado puede ser muy perjudicial.

estrés

Un nivel aceptable de estrés no es malo, sino todo lo contrario: nos mantiene alerta, nos ayuda a estar más concentrados, pone a funcionar nuestro cerebro y consigue que tengamos más facilidad para acabar nuestros estudios y obtener el eTítulo. El problema aparece cuando ese estrés se nos va de las manos y, en vez de ser algo limitado en el tiempo, acaba pegado a nosotros como nuestra sombra y poniendo en riesgo nuestra salud física y mental.

Exámenes, presentaciones y otros infartos

Tanto en nuestra etapa de estudiantes como en el trabajo, nadie está a salvo de sufrir estrés de forma prolongada. El nivel de exigencia de la carrera, sumado a nuestra propia autoexigencia y la de nuestras familias, puede complicarnos la vida.

Hay muchas cosas que suelen mantenernos con unos niveles constantes de estrés, a los que hay que sumar unos cuantos picos cuando llegan los exámenes, cuando hay que hablar en clase, cuando un profesor pregunta, cuando tenemos que hacer una presentación ante un tribunal, etc.

Por eso, es necesario manejar el estrés, o nos comerá vivos. Lo más útil será aprender ciertas técnicas generales que nos permitan mantener nuestros niveles de tensión diaria bajo mínimos y controlar adecuadamente los picos de estrés y, para eso, hay unas cuantas pautas que nos van a resultar muy útiles.

A moverse

Cómo no. En este blog lo hemos dicho hasta la saciedad: practicar algún deporte es imprescindible para mantenerse sano, reducir el estrés y rendir más en los estudios o en el trabajo, porque fomenta la concentración y activa el riego sanguíneo. Antes o después de clase o de acudir a nuestra oficina, debemos tratar de practicar algún tipo de actividad física que nos guste y enseguida notaremos los resultados.

Cuando estamos sometidos a unos niveles diarios de estrés, la cantidad de una hormona llamada cortisol se dispara y puede tener efectos muy perjudiciales para nuestra salud. En cambio, cuando hacemos deporte, producimos un cóctel químico que incluye la dopamina, la endorfina, la serotonina, la encefalina y los endocannabinoides, lo que, para resumir, es como felicidad pura y contrarresta los efectos perjudiciales del estrés.

Relajaciones, meditaciones y mantras

Hay distintas técnicas, más o menos místicas, que podemos aprender para ayudarnos con el estrés. Se trata de ponernos, mediante la técnica que sea, en un nivel de tranquilidad que nos permita pensar y calmarnos. Bajar nuestras pulsaciones, respirar lenta y profundamente y, si no llegamos a alcanzar el nirvana, sí al menos deberíamos sentir algo de paz. Podemos aprender técnicas de relajación y meditación en un montón de sitios, pero antes de pagar a un hippy desconocido, seamos hippies nosotros y diseñemos nuestro propio programa:

Nadie conoce nuestro cuerpo ni nuestras sensaciones mejor que nosotros mismos, así que podemos aprovecharlo y aprender a escuchar nuestras necesidades (no solo las básicas, al menos).

El truco más efectivo nos lo enseñaron, allá por 1890, Iván Pávlov y su pobre perro confundido. Se trata de la ley del reflejo condicional, según la cual podemos asociar un estado anímico concreto a un estímulo que, en principio, nada tiene que ver con ese estado. Es decir, si nos da la gana, podemos asociar la relajación con la palabra sepia. O con los cacahuetes. O con nuestro profesor de cálculo… (no, eso sería pasarse).

El truco está en ser constantes y repetir un comportamiento hasta que nuestro cerebro lo asocie. Por ejemplo, si cada vez que nos sentimos bien y relajados nos acostumbramos a juntar las yemas del índice y el pulgar, cuando estemos nerviosos y hagamos el mismo movimiento, nuestro cerebro asociará el gesto al otro estado anímico y se relajará. Es simple pero útil.

Si eres creyente de cualquier religión, los rezos cumplen el mismo cometido. No dudes en encomendarte a tu dios para hallar la paz antes de cualquier momento peliagudo, sea por el reflejo condicional, por liberar endorfinas o por tener línea directa con el altísimo, si funciona, bienvenido sea.

Seamos nuestros propios socorristas

Cuando se estudian las técnicas para salvamento marítimo y terrestre, hay una máxima para cualquier rescatador: para, piensa y después reacciona. Los niveles de estrés a los que puede enfrentarse un socorrista o un técnico de ambulancias son elevadísimos.

Es fácil hacerse una idea si imaginamos lo que puede suponer llegar a un escenario donde hay múltiples víctimas o tener que lanzarse al agua para sacar a alguien que se ahoga, poniendo en juego tu propia vida. Pero a pesar del riesgo, del horror y de la angustia, estos profesionales están preparados para acallar sus instintos de supervivencia y lanzarse al rescate.

Si un socorrista se dejara llevar por el estrés, saldría corriendo lo más lejos posible del agua y sin mirar atrás, pero no lo hace. Y esto es así porque es capaz de controlar sus niveles de estrés y aprovechar el estado de alerta que le proporciona; con lo cual, sería muy bueno que nos planteáramos aprender de sus técnicas.

Si en una situación crítica empezamos a hiperventilar, nos quedamos en blanco, nos sudan las palmas de las manos, o todo junto, solo hay que recordar esto: para (deja de hacer lo que estés haciendo, cierra los ojos, y respira profundamente), piensa (en tu preparación, en que no es una situación inabarcable, en que pronto acabará aquello que te está poniendo nervioso o en cualquier otra cosa para entender que estás sobredimensionando la situación y reacciona (ahora que ya estás más tranquilo, continúa).

Los médicos se han pronunciado

Y lo que los médicos nos recomiendan es descansar bien y durante las suficientes horas (al parecer, las horas de sueño y el aumento de rendimiento o sobresalientes tienen una relación directamente proporcional), no tomar bebidas estimulantes (ni complementos que puedan causar taquicardias y agitación) y estudiar cada día sin intentar memorizar (porque es muy estresante), sino poniendo a prueba nuestros conocimientos autoexaminándonos.

Se trata de que cada uno encuentre la técnica que mejor le funcione, pero para encontrarla hay que buscarla y trabajar en su eficacia. La verdad es que merece la pena: ¿te imaginas presentarte a un examen tan tranquilo como te presentas en el bar? Pues está en tu mano, así que empieza a practicar.

 

Estructura de un trabajo académico paso a paso
27 Abr 2022

Estructura de un trabajo académico paso a paso

Una de las cosas más engorrosas es aprender la estructura de un trabajo académico y saber citar correctamente. Os explicamos cómo hacerlo.

estructura de un trabajo académico

Para conseguir nuestro eTítulo universitario tenemos que presentar trabajos a tutiplén y con ellos llegan las clásicas dudas: ¿qué interlineado pongo?, ¿qué margen?, ¿qué tipo de letra escojo? No hay problema: te lo explicamos.

Hacer una correcta estructura de un trabajo académico es relativamente sencillo y prácticamente igual para todos los trabajos, pero al principio resulta lioso. Hay profesores que piden unos márgenes o interlineado determinados, o un tipo de letra concreto, pero por lo general, solo hay que seguir la estructura de un trabajo académico estándar. Os contamos cómo es:

Portada

No solo es una cuestión estética, que también, sino que la función principal de la portada es que se identifique el tema del trabajo y a su autor, así que hay que incluir el título, nuestro nombre y apellidos, asignatura, curso, grupo, etc. También es una oportunidad para que nuestro trabajo destaque, por lo que es buena idea que pongamos a trabajar nuestra creatividad. No hay que tener miedo a usar colores o imágenes para diferenciar nuestro trabajo de los del resto, pero eso sí, solo si creemos que el trabajo está bien hecho.

Márgenes

Necesitamos que el trabajo sea legible y que no resulte agobiante y, para eso, el texto debe tener “aire” alrededor. Es bueno tener en cuenta al lector que, en este caso, será además el responsable de puntuar nuestro trabajo, por lo que es aún más importante que no resulte estresante a la vista. Si seguimos la estructura de un trabajo académico básica, los márgenes superior e inferior deben tener un espacio de 2,54 cm y en los laterales unos 3,5 cm.

Interlineado

La estructura de un trabajo académico estándar dice que el interlineado debe estar a doble espacio entre líneas y triple cuando haya títulos o imágenes. Cada página no debe tener más de 30 líneas incluyendo las notas a pie de página y mucho ojo con que nos queden líneas sueltas al principio o al final de la página (lo que los tipógrafos llaman líneas «viudas y huérfanas»). Habrá que cuadrar el texto para que no pase.

Numeración

Es importante que las páginas estén numeradas y que esta numeración concuerde con el índice. Los profesores tienen muchos trabajos que corregir y, a veces, no leen todo en profundidad, sino que se van guiando por los contenidos que apuntamos en el índice. Podemos numerar las páginas en el margen superior o inferior del lado derecho y colocar el número a 2,5 cm del borde.

Tipografía y tamaño de la letra

Salvo que nos indiquen algo concreto, debemos usar uno de los tipos clásicos de letra que se recomiendan (nada de ponerse gótico ni demasiado artístico), como la Sans, la Times New Roman, la Curier New, etc. Y aunque queramos que el trabajo parezca más largo de lo que realmente es, no debemos sobrepasar el tamaño 12.

Citas

Las citas son referencias que hacemos dentro del texto a las fuentes de información y, por eso, deben distinguirse visualmente para que el lector sepa que lo que lee es un texto citado.

Lo apropiado es incluir una cantidad amplia de citas para que se vea que hemos buscado las fuentes necesarias para documentarnos, pero eso no significa que tengamos que copiar literalmente las palabras citadas cada vez. Es correcto citar poniendo con nuestras palabras lo que dijo tal autor o podemos hacer una cita literal.

Veamos algunos ejemplos de citas:

En el siguiente ejemplo, transcribimos lo que la autora dice de forma literal, por lo que hay que entrecomillarlo (con comilla latina a ser posible) o ponerlo en letra cursiva:

  • Esta recogida de datos resulta esencial porque, en palabras de Raquel Osborne (2008), «Llevar una contabilidad eleva el fenómeno de anécdota a categoría, conduciendo a su mayor visibilidad».
  • Hay que tener en cuenta que si la cita tiene más de 40 palabras, debe ir colocada en un párrafo aparte, con un margen mayor y en caracteres más pequeños (tipo 10 en vez de 12).

También podemos decirlo con nuestras palabras. De esta forma, nos evitaremos problemas con los programas antiplagio y no llenaremos nuestro trabajo de frases de otros:

  • Raquel Osborne (2008) argumenta que el hecho de recoger los datos y llevar las cuentas de las veces que se produce el fenómeno, visibiliza toda su magnitud y hace que se convierta en un hecho tangible y sobre el que se puede trabajar e investigar.

Bibliografía

En la estructura de un trabajo académico siempre se incluye al fina la bibliografía, que es una recopilación que recoge toda la información de las fuentes que hemos usado durante la elaboración del trabajo académico.

Resulta muy útil que la vayamos creando a la vez que redactamos el trabajo. Así, en cuanto citemos algún estudio o a un autor, lo iremos introduciendo en la bibliografía y no se nos olvidará nada y no tendremos que releer el trabajo en busca de las referencias.

Si vamos a citar un libro, existen varios criterios, pero la fórmula recomendada es la siguiente:

APELLIDOS, Nombre. Título en cursiva del libro. Lugar de la publicación, editorial, año y página en la que aparece la cita.

Si el autor fuera anónimo, se empieza por el título de la novela y luego se pondrá “anónimo”.

Respetar la estructura de un trabajo académico puede parecer un poco engorroso al principio, pero en cuanto nos acostumbremos, nos resultará sencillo y muy útil.

 

 

3 ventajas de leer que no conoces y otras que sí
20 Abr 2022

3 ventajas de leer que no conoces y otras que sí

Se acerca el Día Internacional del Libro y nunca está de más repasar las muchísimas ventajas que nos aporta leer. Seguro que muchas te suenan, pero otras…

leer

¿Qué hay que celebrar?

Como cada año, el día 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Esta fecha se escoge para conmemorar que el mismo día del mismo mes, pero de 1616, murieron o fueron enterrados Garcilaso de la Vega, Shakespeare y Cervantes.

Vamos que, obviamente, 1616 fue un año fatal para la literatura, pero se nos ha quedado una celebración preciosa para festejar de la mejor manera: leyendo.

Ventajas clásicas de leer

Ya sabemos, y todo el mundo lo ha escuchado hasta la saciedad, que leer es bueno para muchas cosas.

Es bueno para ampliar nuestra cultura general, nuestro vocabulario y nuestra expresión oral y escrita, por lo tanto, leer enriquece nuestra vida social, porque tendremos más temas de conversación, más intereses que compartir y nos comunicaremos mejor con personas de todo tipo (también por correo electrónico).

Además, es bueno para entrenar nuestra capacidad de concentración y eso mejorará nuestros resultados académicos, por lo que obtendremos nuestro eTítulo universitario con mayor facilidad.

También mejora nuestra imaginación, que de tanto pasar el día viendo contenido audiovisual se nos atrofia, y nuestra fuerza de voluntad, al ser capaces de crear un hábito de lectura y hacerle un hueco en nuestro día a día.

Por supuesto, leer mejora nuestra ortografía, así que no solo nos expresaremos mejor usando un amplio vocabulario, sino que además seremos capaces de escribirlo con corrección.

Leer mejora nuestra capacidad de aprendizaje, el pensamiento abstracto y además, nos ayuda a dormir por las noches, por lo que es de gran ayuda para las personas que padecen insomnio.

Llegados a este punto, deberíamos estar ya escogiendo un libro si es que no tenemos uno empezado en estos momentos, pero para las personas que aún sigan sin convencerse, aquí van 3 ventajas más que quizá no sean tan conocidas:

Mejora la empatía

¿Hay una palabra más de moda que esta en los últimos años? Quizá «resiliencia», pero no muchas más. A pesar de que tengamos la empatía hasta en la sopa, lo cierto es que es una de las habilidades humanas más importantes para la vida en sociedad y para el bienestar individual.

La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar de otros seres vivos, sean humanos o no, y esa característica es, por decirlo de forma sencilla y redonda, «el bien». Todo lo que hace nuestra especie pensado para mejorar el mundo y ayudar al prójimo parte de esa capacidad que le debemos a nuestras neuronas espejo.

Leer nos coloca en diferentes posiciones, vivencias y perspectivas. Adoptamos la personalidad y las experiencias de los personajes, sus expectativas y anhelos. Es como una simulación constante de otras vidas. Aquí nos explican detalladamente la relación entre lectura y empatía.

Leer previene el alzhéimer y la demencia senil

Sin duda, es el mejor entrenamiento cerebral. Leer regularmente es gimnasia de élite para tener un cerebro fuerte y sano muchos años y, aunque ahora nos pueda parecer lejano lo de las pérdidas de memoria, no vamos a querer vernos ahí jamás.

De todas formas, los beneficios que tiene leer sobre la memoria también se notan a corto y medio plazo, así que no solo previene las enfermedades de la vejez, sino también nos ahorrará tiempo de estudio y mejorará nuestras calificaciones.

Alarga la vida

Cuando leemos, vivimos multitud de vidas, viajamos a muchos lugares y conocemos a gente increíble. Solo eso aporta una sensación de haber vivido más años, pero además de la fantasía y los recuerdos atesorados, resulta que en un estudio publicado en la revista Social Science & Medicine en 2016, en el que se estudió a 3600 adultos, se encontró una correlación significativa entre la lectura diaria y una mayor esperanza de vida.

Si eres de los que siempre ha dicho «es que leer no es lo mío» o «leer me aburre», es porque aún no has dado con el libro adecuado. Como este sábado es el día de celebrar la literatura, te invitamos a que le des otra oportunidad. Déjate aconsejar por personas que conozcan tus gustos y seguro que encuentras el libro ideal para ti.

De leer es de la única cosa que podemos decir que crea adicción pero que igualmente es buena, así que aprovecha y engánchate.

‘Burnout’ del estudiante: cómo prevenirlo y afrontarlo
13 Abr 2022

‘Burnout’ del estudiante: cómo prevenirlo y afrontarlo

El síndrome de burnout es una condición muy grave que es bueno conocer para poder prevenirlo o reconocer sus síntomas en nosotros mismos y en los demás.

burnout

¿Qué es el burnout?

Aunque ahora no paremos de escuchar el término, este síndrome se conoce desde el año 1974, cuando fue identificado por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenbergen. La OMS lo admitió como enfermedad en 2019 y ya ha entrado en el manual diagnóstico CIE-10 a principios de este 2022.

El burnout consiste en, básicamente, «fundirse» por una variedad de causas, entre las que destaca en estrés sostenido. Es decir, que debido a una serie de características del grado que cursemos, unido a nuestras características personales y a unos niveles altos de estrés soportado durante largo tiempo, puede llegar un momento en el que «se nos fundan los plomos».

Estudiar es una actividad maravillosa que va a ser de gran utilidad para nuestras vidas y el desarrollo de nuestra personalidad. Conseguir un eTítulo y el puesto con el que soñamos es un tremendo privilegio, pero nada así merece que pongamos gravemente en peligro nuestra salud mental; por lo tanto, antes de afrontar situaciones por las que vayamos a pagar un precio demasiado alto, hay que replantearse la estrategia.

¿Qué síntomas tiene?

Variados y malos. Hay que pensar que el burnout ocurre cuando hemos ignorado todas las señales previas y hemos sometido a nuestro organismo a un desgaste tan brutal que ya no es sostenible.

Por lo tanto, sus síntomas van desde la caída del cabello al infarto pasando por la depresión, la ansiedad, baja autoestima, poca capacidad para concentrarse, agresividad, insomnio, taquicardia…

Las psicólogas Christina Maslach y Susan E. Jackson definen este síndrome como un fenómeno psicosocial que está conformado por tres dimensiones:

  1. Agotamiento emocional: esta primera dimensión es la clave del síndrome y se caracteriza por un sentimiento general de falta de energía, agotamiento emocional y ausencia de entusiasmo y recursos.
  2. Despersonalización: implica actitudes negativas, deterioro en las relaciones interpersonales, cinismo, despersonalización de los compañeros, falta de eficacia y problemas de comunicación.
  3. Falta de realización personal: tendencia a evaluarse a uno mismo de forma negativa e insatisfacción con su forma de afrontar los estudios o llevar a cabo las actividades relacionadas. Frustración y disminución de la autoestima.

Hay que tener en cuenta que este síndrome actúa progresivamente, así que cuanto antes tomemos medidas para prevenirlo o pararlo cuando dé sus primeras señales, mucho mejor.

Prevención del burnout

Lo primero que debemos entender para prevenir cualquier cosa es por qué, ante los mismos estresores (un grado universitario de alta exigencia, por ejemplo), unas personas desarrollan problemas y otras no.

Si sabemos cuáles son los factores protectores (que ayudan a que no aparezca el síndrome) y los factores precipitantes (aquellos que facilitan su aparición), sabremos qué debemos potenciar y qué debemos trabajar en nosotros mismos.

En relación con el burnout, los factores protectores serían tener un buen manejo del estrés, un nivel de autoexigencia realista, buenas capacidades de comunicación, una alta inteligencia emocional, una red de apoyo fuerte, conocimiento real de nuestras capacidades, metas realistas a corto, medio y largo plazo, un buen sistema de organización y planificación de tareas.

Los factores precipitadores, obviamente, serán los opuestos a los protectores y nos indican en qué debemos trabajar para prevenir la aparición del burnout u otros síndromes. De esta manera, si vemos que lo que nos falla es, por ejemplo, el manejo del estrés, sabremos que es precisamente ahí en donde debemos poner el foco y buscar ayuda para mejorar esa habilidad.

Tratamiento del burnout

Un concienzudo trabajo de fin de grado realizado en la Universidad del País Vasco por la entonces estudiante Andrea Ortiz de Mendívil Gaya, sobre la prevención del síndrome en estudiantes de enfermería arrojaba unos interesantes resultados en el estudio estadístico:

«Las terapias psicosociales estudiadas, entre ellas mindfulness, compromiso y aceptación y el entrenamiento de resistencia, han conseguido la disminución estadísticamente significativa del nivel de estrés percibido y/o del síndrome de burnout, así como mejorar diferentes rasgos de la personalidad, que a su vez son relevantes en la prevención del agotamiento».

Tal y como dice este estudio, las terapias funcionan. La prevención y el trabajo personal, también. Si nuestro nivel de estrés empieza a ser constante y algunos de los síntomas descritos comienzan a sonarnos, es el momento de pedir ayuda a los profesionales especializados.

Como decíamos antes, un título no vale tanto como nuestra salud mental, pero no hay por qué renunciar a nuestros sueños. Si vemos que el estrés nos supera, podemos buscar soluciones como la terapia o sacrificar un año para mejorar ciertas habilidades y retomar los estudios después con fuerzas renovadas.