Como mantener la concentración al estudiar
9 Dic 2021

Como mantener la concentración al estudiar

Mantener la concentración al preparar los exámenes es complicado. Os contamos algunas técnicas que os ayudarán a entrenar vuestra capacidad de estudio.

concentración

Advertencia

Para la mayoría de las personas, lo más difícil a la hora de preparar los exámenes es mantener la concentración durante las horas de estudio. Es lógico, vivimos rodeados de estímulos y en muy pocas cosas nos enfocamos tanto tiempo seguido como pretendemos hacerlo cuando nos sentamos a estudiar para sacar nuestro eTítulo universitario.

Hay diversas técnicas que pueden ayudarnos a mejorar nuestra concentración cuando nos sentamos a estudiar y las vamos a ver a continuación, pero antes de nada, queremos aclarar dos cosas:

La primera es que estas técnicas no son un hechizo mágico ni dan resultados inmediatos. Se parecen más a un entrenamiento físico; hasta que no llevamos un tiempo haciendo deporte, no empezamos a notar los cambios visibles en nuestro cuerpo. Con las técnicas para mejorar la concentración pasa lo mismo; debemos aplicarlas cada vez que estudiemos y poco a poco iremos viendo cómo mejora nuestra concentración al estudiar y, de paso, nuestras calificaciones.

La segunda es que hay momentos en los que concentrarse es prácticamente imposible. Si hay algo que nos está afectando emocionalmente o tenemos la ansiedad por las nubes, es posible que conseguir un mínimo de concentración sea una tarea titánica. En estas situaciones lo ideal sería que nos dejasen en paz, pero como la vida no funciona así, vamos a tener que hacer lo que podamos. Si estamos pasando por una situación difícil, lo único que podemos hacer es saber que vamos a necesitar más tiempo del habitual, así que habrá que empezar antes a estudiar.

Mismo lugar, misma rutina

La concentración es un estado mental en el que nos enfocamos plenamente en la tarea que estamos realizando y, cuando hay que preparar exámenes, alcanzar ese estado es un poco como tocar el nirvana, porque perdemos la noción del tiempo (en vez de sufrirlo) y cada cosa que leemos parece encajar en su lugar.

El problema, generalmente, no es alcanzar ese estado, sino mantenerlo y por eso es importante que ayudemos a nuestro cerebro lo máximo posible. Una buena forma de hacerlo es tener un espacio únicamente para estudiar. Si podemos tener un lugar de estudio tranquilo en el que podamos crear un espacio personal de trabajo, pronto nuestro cerebro asociará que ahí se va a estudiar y punto. Se trata de crearnos un condicionamiento que nos conecte desde el principio con el estado mental necesario y así será más sencillo llegar a él.

Abraza tu lado neurótico

El orden previo es esencial. Tener organizadas todas las materias, saber qué debemos estudiar de cada una, tener todo escrito en la agenda… Todo lo que podamos organizar antes, son distracciones que nos quitaremos después. Da lo mismo cómo seamos de ordenados en el resto de cosas, pero si queremos tener la suficiente concentración para estudiar, más vale que en esto sí seamos disciplinados.

Picoteo

Como decíamos, vivimos rodeados de estímulos y nos estamos acostumbrando a adquirir nuestros conocimientos «picando» de aquí y de allá. Cuando llega la hora de enfrentarnos a un gran texto, es normal que no sepamos cómo mantener nuestra concentración tanto tiempo en la misma cosa. Bien, pues si llevamos intentándolo un rato y no lo conseguimos, dejémoslo por ahora. Poder mantener la concentración durante largo rato en una misma tarea es a lo que debemos aspirar, pero no todo se consigue a la primera. Podemos ir aumentando el tiempo poco a poco y, cuando veamos que nuestros pensamientos empiezan a tener vida propia, cambiemos de tercio. Bien de asignatura o de tema, pero si nos funciona mejor picotear de varias cosas, hagámoslo hasta que dejemos de necesitarlo.

En el momento en el que veamos que hemos perdido la concentración, marcamos el punto en el que lo dejamos y pasamos a otra cosa. El cambio de tema produce un estímulo nuevo y el cerebro vuelve a centrarse para entender qué ha variado. Aprovechemos ese impulso y a seguir.

Saca las malas compañías de tu habitación

Sí, hace falta fuerza de voluntad, pero si queremos mantener nuestra concentración no podemos tener al lado un teléfono mandándonos notificaciones cada 30 segundos. El teléfono debe quedarse fuera de nuestro lugar de estudio y el portátil no debe tener abierto nada que no sea para estudiar. La vida del estudiante es dura, pero la del trabajador no cualificado lo es mucho más.

Quema energía

Tras un par de horas de estudio necesitamos descansar y, como llevamos sentados unas cuantas horas lo mejor es que nos vayamos a correr, que saltemos a la comba o que hagamos algo de cardio que nos permita liberar el estrés acumulado. La sensación que se nos quedará tras 20 minutos de ejercicio bastará para que mantengamos la concentración a tope al menos otras dos horas.

Cambia de técnica

Todo el mundo pierde la concentración tras varias horas leyendo y subrayando. La concentración, el interés y las ganas de vivir, porque si estudiar ya es monótono, hacerlo así es el aburrimiento absoluto. Hay que cambiar de técnicas.

Podemos leer cinco páginas, subrayar y hacer un mapa mental, un resumen o unas fichas. También podemos leer y subrayar un apartado y hacer una regla mnemotécnica para recordarlo y después un pequeño resumen.

Se trata de estimular nuestra concentración haciendo distintas cosas que son útiles para aprender, no de cumplir una penitencia cada vez que estamos de exámenes. Hacer del estudio algo divertido y eficiente depende de nosotros.

Cuídate

Para mantener la concentración hay que cuidarse. Comer bien, dormir las horas necesarias, hacer ejercicio, tener un rato de ocio cada día, protegernos de los malos pensamientos, etc.

Depende de nosotros que la temporada de exámenes sea una tortura o una oportunidad para mejorar, crecer y aprender. Estamos seguros de que preferís la segunda opción, así que…, ¡ánimo y a por ello!

 

 

 

 

¿Los exámenes nos hacen engordar? Aprende a cuidarte
5 Dic 2021

¿Los exámenes nos hacen engordar? Aprende a cuidarte

Dicen que estudiar nos hace engordar, pero no es verdad. Lo que engorda es la ansiedad, los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo.

engordar

Temporada de exámenes y kilos extras

Durante los años que vamos a estar luchando por graduarnos y conseguir nuestro eTítulo universitario, nos vamos a enfrentar muchas veces a temporadas de exámenes agotadoras, pero si las planificamos bien, acabaremos cogiéndoles el tranquillo incluso en el tema de la alimentación.

Diciembre siempre es un mes complicado para mantener la talla de nuestros pantalones. La Navidad llega, visitamos a nuestra familia, comemos hasta reventar y picamos turrones, polvorones, bombones y roscones en las horas libres. Pero es que, además, para los que tenemos que dedicar el mes a preparar trabajos y exámenes, la difícil tarea de guardar la línea ya se convierte en algo imposible.

Junio es diferente pero no mejor: pocos días antes de comenzar con el maratón de estudio, asaltamos algún supermercado y llenamos el carro de comida basura. No vamos a tener tiempo ni ganas de ponernos a cocinar, así que lo más sencillo es cargar con todo lo precocinado que encontramos y aderezarlo con bollos y picoteo para ingerir entre horas.

Después de haber pasado los exámenes, encontrarnos en la báscula 5 kg de más no debería extrañarnos.

¿Cómo lo evitamos?

En realidad es fácil (más o menos). Solo se trata de tener algo de voluntad y de organización.

Para que nuestro organismo rinda adecuadamente, es necesario que esté bien alimentado y, para ello, vamos a tener que esforzarnos un poquito. Si no contamos con nadie que nos cocine, estaría bien que en los días previos a convertirnos en monjes de clausura, nos dedicáramos a hacernos unas cuantas comidas sanas y a congelarlas. Luego, bastará con tirar de microondas y casi no perderemos tiempo.

Las legumbres son muy buenas, y no tenemos por qué añadirles tocinos, chorizos y demás para que sepan deliciosas. Una ensalada tibia de garbanzos, calabacín y berenjena aderezada con curry, comino y aceite de oliva es una buena solución para no pasarnos de calorías y comer sano.

Las carnes magras y los mariscos también son una opción apropiada. Como vamos a necesitar una buena cantidad de hidratos, que nos sacian más y nos aportan energía, elijamos cocinar la pasta y el arroz integrales. El pan para los socorridos sándwiches también puede ser integral y sin azúcar.

Hay que beber mucho aunque nos haga ir al baño más a menudo (así estiramos las piernas de vez en cuando). Estar bien hidratados es imprescindible para que nuestro cuerpo y nuestra mente funcionen como es debido, pero, como buscamos no engordar, hincharnos a bebidas gaseosas (superazucaradas o no) no es aconsejable. Lo mejor es el agua. Pero podemos complementar teniendo en la nevera o la despensa de zumos sin azúcar, infusiones, etc., para que no nos falten cuando los necesitemos.

Para picar entre horas, en vez de patatas fritas y bollos, optemos por las nueces y otros frutos secos, las aceitunas, las ensaladas de tomate (que se preparan en muy poco tiempo), el queso, la fruta, zanahorias crudas y huevos duros cortados en trocitos.

Si nos pirra el chocolate, el que menos nos hará engordar es el negro; pero si no nos pasamos, podemos comer de todos.

Ansiedad y falta de ejercicio

La ansiedad que provocan los exámenes nos hace comer compulsivamente, pero como ya hemos dicho, podemos pasar de engordar uno o dos kilitos que nos quitaremos fácilmente en unos días, o llegar a tener 5 kg de más, que tardaremos meses en sacarnos de encima.

La inactividad física también provoca ansiedad y cansancio a la vez que dificulta el aprendizaje, por lo que sería muy recomendable que diariamente nos moviéramos un poco. No es necesario perder mucho tiempo, con salir a la calle y correr un par de vueltas alrededor de nuestra casa es suficiente. Además, cansarnos físicamente mitiga la ansiedad, libera endorfinas que nos hacen sentir bien y nos permite relajarnos y volver al estudio con la cabeza más fresca. ¿Qué perdemos?, ¿10 minutos un par de veces al día? No es tanto. Sobre todo porque cuando volvamos a sentarnos en la silla, estaremos menos saturados y estudiaremos mejor.

Prohibido hacer dieta

Ponerse a régimen también genera ansiedad e, incluso, a veces, depresión. Justo lo que no necesitamos en estos momentos. No se trata de adelgazar. Se trata de no engordar en época de exámenes. No debemos pasar hambre ni perder el tiempo pensando en lo mucho que nos apetecen unas tortitas con chocolate. Si el cuerpo nos pide alimento, tenemos que dárselo.

Lo que hay que evitar es tragar compulsivamente comida que no nos alimenta y nos hace engordar. Si estamos descontentos con nuestro físico y queremos perder un poco de peso, tenemos un montón de meses después de los exámenes para comer menos y hacer más ejercicio. Lo que nos tiene que preocupar en estos momentos no es lo bien que nos quedan los pantalones, sino lo bien que nos vamos a sentir cuando tengamos todo aprobado y nos pasemos el verano celebrándolo.

 

Cómo reducir el gasto energético y tener un piso cálido
24 Nov 2021

Cómo reducir el gasto energético y tener un piso cálido

Os contamos cómo reducir el gasto energético para que vuestro piso de estudiantes tenga todo el calor y la comodidad necesarios para el invierno.

Casas viejas o mal cuidadas

Los pisos de estudiantes no suelen ser modernísimos y la mayoría de los caseros ni se preocupan de que el apartamento sea realmente confortable. Muchos alquilan propiedades heredadas que ni han usado y no quieren invertir absolutamente nada en unos inquilinos que quizá no duren en la vivienda más de lo que dura un curso escolar o, como mucho, hasta que nos den el eTítulo universitario.

Como inquilinos, debemos aprender a conocer nuestros derechos y a exigirlos, pero desgraciadamente aún no hay un derecho que diga que la vivienda que alquilemos tenga que estar a la última en eficiencia energética.

A pesar de que la vida no es justa (algo que ya sabíamos), sí hay unas cuantas cosas que nosotros podemos hacer para ahorrar en el gasto energético y hacer de nuestro piso un hogar confortable y cálido en el que poder sentarnos a estudiar sin tiritonas ni dolor de manos.

Choose your weapons

Hay casas con calefacción central, otras con gas butano, gas natural, calefacción eléctrica… Tengamos la que tengamos, lo importante es que sepamos sacarle el máximo rendimiento y conocer cómo y con qué complementar nuestro sistema de calefacción si el que tenemos no es eficiente.

Si por ejemplo tenemos gas natural en una casa mal aislada con ventanas de vidrio único, nos dejaremos una pasta en calentarla (si es que lo conseguimos). En un caso como este, lo más útil sería cambiar las ventanas, pero si nuestro casero no está por la labor, entonces podemos complementar la calefacción con una estufa de butano o de parafina que podamos ir moviendo por las habitaciones.

Podemos adquirir una catalítica desde 60 euros y las bombonas de butano duran bastante y no son tan caras como el gas natural. Eso nos permitirá calentar la casa y ahorrar algo de dinero.

Las opciones eléctricas suelen ser más caras y tener conectado un convector de aire o un radiador mucho tiempo va a disparar nuestra factura, así que ese tipo de aparatos solo son recomendables en ocasiones puntuales como, por ejemplo, al salir de la ducha.

Puertas y ventanas

Es importante que nuestra casa no tenga «fugas» para que podamos encender la calefacción solamente unas horas al día o cuando la tarifa salga más barata.

Una forma económica de aislarla es usar burletes y cordones de caucho en puertas y ventanas. Se estima que un 25 % del calor se pierde por esas vías, así que con estas cintas lo impediremos y reduciremos el gasto energético.

El calor del sol y la ventilación

Si tenemos la suerte de vivir en una casa con iluminación exterior, hay que aprovecharla. El sol calienta y es en ese momento cuando debemos aprovechar para ventilar. En cuanto se vaya la luz, debemos cerrar persianas y cortinas y así retener todo el calor posible. Vamos, que en invierno hay que hacer justo lo contrario de lo que hacemos en verano.

Y hablando de ventilar (que es necesario para renovar el aire), hay que hacerlo durante no más de cinco minutos cuando las ventanas son grandes y diez cuando son pequeñas. En esta situación de pandemia, hay que ventilar varias veces al día si hay más gente conviviendo.

Fuera el aire de los radiadores

Por mucho que pongamos la calefacción a tope, si el radiador no está bien purgado, no conseguiremos que caliente. Por eso hay que purgarlos regularmente y asegurarse de sacar todo el aire del circuito. Aquí nos explican cómo hacerlo.

Puertas cerradas

Para que la casa esté calentita, debemos acostumbrarnos a ir cerrando las puertas. Así evitaremos corrientes y que el calor se disperse. Hay que pensar en hacer pequeñas zonas de confort, no en poner toda la casa a 25 grados, lo que sería un gasto atroz. Un radiador puede calentar una estancia, pero con las puertas abiertas, apenas notaremos su efecto. Solo con ese pequeño gesto de cerrar las puertas ya reduciremos bastante el gasto energético.

Atención al ajuar doméstico

Las sábanas de algodón, lino o raso son estupendas para el verano, pero en invierno están heladas. Si nos hacemos con un par de juegos de sábanas de franela o coralina pasaremos el invierno durmiendo calentísimos.

Los sofás o sillones también pueden ser vestidos. Si nuestros muebles son de cuero o de algún tejido frío al tacto, ponerles fundas de forro polar, lana o algún tejido similar nos ayudará a estar más cómodos y calientes.

Aunque suene obvio, la ropa que usamos en casa también nos ayuda a ahorrar en el gasto energético, así que es recomendable que tengamos una serie de prendas específicas que nos proporcionen calor y comodidad.

 

 

Comportamientos inaceptables en la universidad
18 Nov 2021

Comportamientos inaceptables en la universidad

Hay comportamientos inaceptables en cualquier parte, pero que si se dan en la universidad, pueden, además, terminar con nuestra carrera o complicárnosla mucho.

comportamientos inaceptables

Está pasado de moda ser un cafre

El mundo avanza (afortunadamente) y, aunque sea poco a poco, hay determinados comportamientos inaceptables para los que ya no se hace la vista gorda. Ya no se sacrifican vírgenes a los dioses, no se lanzan niños desde el monte Taigeto, no hacemos un circo con gladiadores para que se maten entre sí mientras el público se divierte y tampoco deberíamos consentir que un grupo de estudiantes torturen a otros por diversión.

Los abusos de cualquier índole no son aceptables porque, según las leyes de cualquier país civilizado, todos los seres humanos tenemos igualdad de derechos y oportunidades y nadie es superior ni puede ejercer su poder sobre otro. Tampoco es lógico que unas personas roben el trabajo de otras y se atribuyan el mérito o que crean que hacer trampas no perjudica al que sí se esforzó.

En resumen: si tenemos comportamientos inaceptables con los demás o actitudes antisociales ya nadie lo va a tolerar, porque las mentalidades cambian y las leyes también. ¿De verdad merece la pena sacrificar nuestros estudios por algo así? Si queremos tener un eTítulo universitario, más nos vale que tengamos claro cómo comportarnos nosotros y qué denunciar en los demás.

No es gracioso

Las novatadas son un poso rancio de lo que antaño fue una tradición rancia basada en el clasismo. No es (como se ha querido contar a veces) un rito de iniciación tribal. Son personas con más poder abusando y vejando a otras más débiles. Es un ritual de sadismo y tiene consecuencias.

Con la actual ley, si la víctima de una novatada sufre un perjuicio físico o psicológico (cosa que ocurre con mucha facilidad), los perpetradores tendrán una sanción considerada como «muy grave», que supondrá la pérdida de matrícula durante un semestre o un curso o la expulsión durante un periodo de tiempo comprendido entre los dos meses y los tres años (aparte, por supuesto, de las sanciones legales pertinentes que vayan por la vía penal).

Ventajas injustas

Las mismas sanciones muy graves se impondrán a aquellas personas que se consideren con el derecho de apropiarse del trabajo ajeno y plagiarlo. Si esto no nos parecen comportamientos inaceptables es porque no nos estamos poniendo en la piel de la persona a la que plagiamos.

Pensemos en lo que cuesta hacer un trabajo de clase (uno bien hecho, claro), el tema, la hipótesis, todo el trabajo de investigación, la búsqueda bibliográfica, las conclusiones… y entonces vamos a multiplicar ese esfuerzo por diez, que sería lo que nos costaría hacer un TFG o un TFM. O multipliquemos ese esfuerzo por mil si nos planteamos hacer una tesis doctoral.

Y ahora, pensemos qué pasaría si todo ese esfuerzo, todas las horas echadas, todo el cariño y la creatividad que hemos puesto nos fuera robado por alguien que, en vez de trabajar duro, hubiese hecho una búsqueda por internet y se atribuyese el mérito de nuestro trabajo. Imaginemos también que no lo descubren y que le ponen una nota estupenda, incluso mejor que la nuestra. Supongamos, finalmente, que competimos para un mismo puesto laboral.

Plagiar el trabajo de otro es mucho peor que robarle la cartera a punta de navaja, porque la cartera no es una parte de nosotros y lo que creamos sí lo es.

Caraduras

Por otro lado, también se impondrán sanciones si nos metemos en un ordenador de la institución de forma física o remota sin consentimiento, si robamos exámenes o cometemos cualquier tipo de fraude académico. Estas últimas acciones se van a considerar «faltas graves» y estarán castigadas con hasta un mes de expulsión o con que nos nieguen la posibilidad de presentarnos a un examen. Quizá no parezca mucho castigo y, además, estas sanciones se podrán sustituir por un trabajo en beneficio de la comunidad, pero lo que sí va a ser inamovible es la mala impresión que dejaremos en nuestros docentes y en la institución, y eso sí puede fastidiarnos mucho en el futuro.

Ya sabemos lo que pasa: cuando alguien traiciona nuestra confianza, es difícil que la pueda recuperar.

El patrimonio es nuestro, pero no tanto

Los grafitis y otras formas de expresión, ya sea con vocación artística y reivindicativa o lúdica son permisibles e incluso recomendables en una sociedad plural y sana, pero no en cualquier parte. Si decidimos declarar nuestro amor absoluto a las croquetas sobre una estatua del siglo XV, entonces es que somos unos inconscientes, incluso aunque la estatua nos parezca mucho menos atractiva que una croqueta.

Lo que queda del pasado es nuestro relato sobre ello; nuestras migas de pan hacia el futuro, lo que nos permite echar la vista atrás. El patrimonio artístico es de todos pero no es de nadie, porque esa estatua del siglo XV también pertenece a nuestros hijos y nuestros nietos y a los de los demás, y nadie debería sentirse con el derecho de arrebatarle al resto un trozo de nuestra historia.

Las universidades acumulan, como es lógico, un patrimonio artístico y cultural inmenso y debe ser conservado y mimado para que sirva de aprendizaje a las siguientes generaciones; si lo destruimos o lo dañamos, nos veremos afrontando sanciones muy severas. Así que mejor si pensamos un poco antes de tener comportamientos inaceptables en el lugar en el que pretendemos graduarnos (y tampoco en ningún otro sitio).

 

 

 

 

 

 

Cinco geniales beneficios de estudiar en grupo
10 Nov 2021

Cinco geniales beneficios de estudiar en grupo

Tendemos a no estudiar en grupo porque nos han dicho que eso no es eficaz y porque parece que tuviéramos que competir entre nosotros, pero ¿y si no es así?

Estudiar en grupo

Costumbres aburridas

Desde pequeños, ponerse a estudiar es un acto solitario. Volvíamos de clase, nos sentábamos en nuestra mesa y, los peores días, tocaba hacer deberes hasta la cena. ¡Cuántas horas de aburrimiento hemos pasado ocultando dibujillos entre los folios para que no nos pillaran nuestros padres! En fin, por suerte ese tiempo ya pasó y ahora en la universidad podemos hacer las cosas de otra manera.

Lo curioso es que, a fuerza de costumbre, nos hemos adaptado a plantar el trasero en la silla durante horas y a estudiar año tras año sin apenas variar el método de leer, releer, resumir, leer y repetir. Y este sistema funciona e incluso podemos sacar de esta manera nuestro eTítulo universitario, pero ni es la mejor técnica de estudio, ni es eficiente, ni es para nada divertida.

¿Y si probásemos otra fórmula?

Mejor solo que mal acompañado

No vale cualquiera para estudiar en grupo. De hecho, no tienen ni que ser nuestros amigos íntimos ni caernos bien, lo importante es que las personas que elijamos tengan los mismos objetivos que nosotros y sean serios a la hora de comprometerse con el estudio.

Formar un buen grupo de estudio será una garantía de éxito en la carrera que, además, mejorará el aprendizaje de todos sus miembros, reducirá las horas de esfuerzo, aumentará las calificaciones y nos enseñará los valores reales del trabajo colaborativo.

Ahora bien, estudiar en grupo con personas que no se ajusten a los requisitos de compromiso y dedicación puede fastidiarlo todo y hacernos perder el tiempo; por lo tanto, siempre es mejor hablar desde el principio y que todos los miembros acuerden unas determinadas reglas.

Dicho esto y confiando en que escogeremos bien a nuestros compañeros, hay que decir que estudiar en grupo requiere de un trabajo previo individual del que no nos libramos. Todos debemos llevar el material leído, resumido y con las dudas anotadas a las reuniones para poder sacar el máximo rendimiento a estudiar en grupo.

Y ahora veamos las ventajas que nos aportará estudiar en grupo:

1. Fuera dudas

Si dos cerebros piensan mejor que uno, imaginemos lo que pueden hacer cinco. Una parte muy positiva de estudiar en grupo es que no todos fallaremos en lo mismo y alguien podrá explicar a los demás cada una de las dudas que hayan surgido durante el estudio.

Además, en el extraño caso de que ninguno entendiese una parte, entre todos se podrá ir buscando información o incluso hablar con los docentes para que vuelvan a explicarlo, porque un profesor se tomará más en serio volver a un tema si son varias las personas que manifiestan problemas para entenderlo.

Sí, la unión hace la fuerza, y esto es algo que debería entrarnos de una vez en la cabeza.

2. La memoria es aliada de la diversión

Aunque nos hayan inculcado que el estudio es un proceso aburrido y solitario, resulta que, a la hora de memorizar, lo haremos mucho mejor si nos divertimos en el proceso. De ahí que las reglas mnemotécnicas que mejor se nos queden sean las más absurdas de cuantas inventamos.

Cuando vamos a estudiar en grupo algo que debamos aprender de memoria, entre todos sacaremos las referencias más absurdas y las mejores rimas para aprendernos al dedillo prácticamente cualquier cosa en muy poquito tiempo.

3. ¿Os gustan los juegos?

Una de las ventajas de estudiar en grupo es que podemos organizar el aprendizaje como un juego de preguntas y respuestas en el que habrá una persona o un equipo que irá rotando y será el encargado de preguntar al resto. Esta manera de aprender hace que abarquemos más temario y que lo retengamos mejor. Además, los diferentes análisis y comentarios de nuestros compañeros harán más completos nuestros propios conocimientos.

4. Técnicas de estudio variadas

Si cuando estudiamos solos tendemos a usar siempre las mismas técnicas de estudio, estudiar en grupo invita a cambiarlas cada poco y explorar todas las opciones para encontrar las que mejor se adapten a cada asignatura.

Además, las técnicas que usamos cuando estudiamos individualmente no sirven para hacerlo en grupo, por lo que habrá que poner en marcha nuestra creatividad o leer este post sobre técnicas para estudiar en grupo. Sea como sea, innovar hará que nos concentremos mejor, que sea más ameno estudiar y que aprendamos más rápido.

5. Cada aportación es valiosa

Al estudiar en grupo, cada miembro aportará su forma de entender lo estudiado, sus técnicas de aprendizaje y sabrá explicar lo que mejor comprende. Por fortuna, no a todos se nos dan bien las mismas cosas y mientras unos podrán ayudar más con algunas asignaturas, otros complementarán al grupo ayudando con el resto.