7 cosas que no sabes que haces mal al preparar los exámenes
6 Jun 2021

7 cosas que no sabes que haces mal al preparar los exámenes

Tenemos nuestros rituales a la hora de preparar los exámenes, pero ¿y si lo estamos haciendo mal? Os contamos 7 cosas en las que fallamos casi todos.

exámenes

1. Leer todo varias veces

Leer y releer es una pérdida de tiempo total. Se tarda mucho, la información no se retiene bien y perdemos la concentración con facilidad. ¿Cuántas veces en medio de esas lecturas habéis tenido que volver atrás porque llevabais un buen rato pensando en otra cosa? En época de exámenes solemos ir a contrarreloj, lo que significa que perder el tiempo no es aceptable.

En vez de leer y releer, lo mejor es hacer una lectura comprensiva en la que vayamos subrayando y anotando SOLO las cosas importantes y después cambiar a otra técnica de estudio más eficaz.

2. Transcribir los apuntes

Otra pérdida de tiempo. Transcribir los apuntes es algo que deberíamos hacer mucho antes y no durante los exámenes. Escribir (a mano) ayuda a memorizar, pero pasar a limpio un cuatrimestre de apuntes no es algo que se deba hacer a pocos días de los exámenes.

Si no nos hemos ocupado de pasarlos antes, ahora es mejor que trabajemos con los apuntes en sucio y que hagamos resúmenes o fichas en limpio. Eso es todo lo que deberíamos escribir. Solo lo que sabemos que es importante.

3. No usar la voz 

Nos acostumbramos a estudiar en silencio porque toda la vida nos han dicho que se estudia así. Hay que guardar silencio en las clases y en las bibliotecas, pero estudiar debe ser muy sonoro. ¿Por qué? Pues porque la memoria auditiva nos ayudará muchísimo a retener toda la información y porque al «cantar» lo que estudiamos en voz alta nos obligamos a organizar nuestras ideas y a estructurar la información al mismo tiempo que aparecen ciertas «ocurrencias» que, bien por que nos hacen gracia, bien por cómo suenan, provocan que memoricemos mucho más rápido.

4. No variar las técnicas de estudio

Ese refrán de «más vale malo conocido que bueno por conocer» es lo peor. Nos acostumbramos a estudiar siempre de la misma manera porque, en el mejor de los casos, nos funciona, pero haciéndolo siempre igual estamos bajando nuestro rendimiento. No todas las asignaturas son iguales y no estamos igual de frescos a lo largo de la jornada, así que variar las técnicas de estudio según lo que requiera cada asignatura y teniendo en cuenta nuestro nivel de cansancio hará que el día nos resulte mucho más productivo.

5. No tener horarios, organización o un espacio adecuado

Nos levantamos por la mañana, nos sentamos en el escritorio y así seguimos hasta que el cuerpo aguante. Puede que, al principio, resistamos muchísimas horas, pero el rendimiento no será el mismo según vaya pasando la jornada y conforme pasen los días el cansancio irá haciendo mella y el rendimiento será bajísimo.

Hay que crear rutinas y horarios fijos con sus paradas para descansar la vista y ejercitar el cuerpo.

Además, conviene organizar el estudio dejando para las últimas horas las materias o partes más sencillas y, siempre que nos sea posible, estudiar en un mismo sitio donde podamos concentrarnos, estar tranquilos y disponer de una buena silla, una buena mesa y una correcta iluminación. Vamos, que tengamos nuestro lugar de estudio perfecto.

6. No hacerlo divertido

Nadie dice que preparar exámenes pueda compararse a una fiesta con nuestros mejores amigos, pero tampoco tiene que ser un calvario. Si nos aburrimos, disminuirá progresivamente nuestra capacidad para concentrarnos, así que es importante que nos esforcemos por hacerlo lo más ameno posible. Inventar canciones con el temario, hacer reglas mnemotécnicas absurdas, estudiar en grupo o en pareja, convertir los repasos en concursos imaginarios de preguntas, dibujar o hacer mapas mentales son técnicas muy entretenidas que podemos alternar para que el proceso sea realmente ameno.

7. No cuidarte durante los exámenes

Lo típico en temporada de exámenes: dormimos poco, comemos mal, nos atiborramos de café, no hacemos ejercicio, picamos dulces o patatas fritas entre horas, no descansamos la vista, nos repetimos incesantemente mensajes negativos del tipo «voy a suspender», «no se me queda nada» y cosas por el estilo y dejamos que el estrés nos sirva como motor para seguir unas horas más o unos días más.

Uno de los aprendizajes más importantes en el camino para sacarnos el eTítulo universitario es que aprendamos a estudiar y a lidiar con las temporadas de exámenes sin que en el proceso se nos vaya la salud física y mental.

Hay que dormir ocho horas, alimentarse bien, no abusar de los estimulantes, ejercitarnos físicamente para evitar dolores corporales que nos desconcentren, picar frutos secos o fruta entre horas en vez de preparados llenos de grasas y azúcares que reducirán también nuestra capacidad de atención, ejercitar y descansar la vista cada pocas horas, evitar los pensamientos circulares negativos y cambiar el punto de vista para infundirnos ánimo y fortaleza y aprender a lidiar con el estrés para que no nos cree secuelas o nos quedemos en blanco en un examen.

Si somos capaces de crear un método de estudio en el que sigamos todas estas reglas, sacar el grado o cualquier posgrado va a ser sencillísimo.

¡Y no os olvidéis de seguir nuestro blog para estar al día de todos los consejos que os ayudarán a conseguirlo!

Rutina de ejercicio para seguir en forma durante los exámenes
26 May 2021

Rutina de ejercicio para seguir en forma durante los exámenes

Es normal que en época de exámenes descuidemos nuestra actividad física. Os proponemos una rutina de ejercicio compatible y que nos ayudará a mejorar las notas.

rutina de ejercicio

La épocas de exámenes universitarios son agotadoras. Pasamos tantas horas hincando los codos que, al acabar, nos duele todo el cuerpo. Y eso por no hablar de que es normal coger peso porque, además de estar sentados, nos alimentamos fatal.

Podríamos pensar que unos días de abandono físico no son un problema y no lo serían si la única consecuencia fuese acumular un par de kilos, pero resulta que descuidar nuestra alimentación y destrozarnos la espalda en una silla también repercute en nuestras notas. Cuerpo y mente son uno y no podemos perjudicar uno sin perjudicar la otra. Por eso, desde eTítulo queremos proponer unos hábitos saludables de ejercicio completamente compatibles con los exámenes que mejorarán nuestro rendimiento académico.

Sin una buena organización no hay victoria

Tanto si vamos a introducir una rutina de ejercicio como si no, lo más importante para ponerse a estudiar es organizarse bien desde el principio. Si planificamos adecuadamente las horas de estudio, nos va a resultar muy sencillo alternarlo con ejercicio físico y cuidar nuestra alimentación al mismo tiempo.

Para empezar, hay que mantener unos horarios estables. Levantarse y acostarse a las mismas horas cada día hará que nos sea más sencillo introducir una rutina de ejercicio y rendir más en las horas centrales del día.

Además, como es lógico, debemos planificar el estudio diario teniendo en cuenta que nuestro cerebro está más activo por las mañanas, así que hay que aprovechar esas horas de alto rendimiento mental para estudiar las materias que más complicadas nos resultan o que más temario tienen.

Por las tardes o las noches, cuando ya estamos más espesos, debemos estudiar las asignaturas más sencillas e ir modificando las técnicas de estudio para «despertar» nuestra mente con nuevos retos.

Rutina de ejercicio

El sedentarismo cansa y nos hace perder la concentración, así que proponemos esta sencilla rutina de ejercicio para que podamos compaginar el estudio con la actividad física.

Primera sesión: Al despertar, antes de ponernos a estudiar, es un buen momento para hacer algo de cardio y preparar el cuerpo. Esta será la sesión más fuerte del día y nos llevará unos 40 minutos.

Los primeros 20 minutos podemos emplearlos en salir a correr. No se trata de trabajar la resistencia, sino de, por ejemplo, hacer 3 vueltas esprintando al edificio, hacer una sesión de spinning si tenemos una bicicleta estática, saltar a la comba en el salón, etc. Lo que mejor se adapte a nuestro cuerpo, nuestra forma física y nuestro rendimiento.

Los 20 minutos siguientes podemos usarlos para estirar y mover bien todo el cuerpo. Lo más recomendable sería hacer una sesión de yoga o de pilates pensadas para la primera hora de la mañana (esta parte es importante porque hay sesiones pensadas para relajarnos que pueden dejarnos tan suaves que solo queramos dormir). En internet encontraremos muchas opciones.

Segunda sesión: Tras dos horas estudiando, viene el primer descanso de 15 minutos en el que podemos aprovechar para hacer cuatro «saludos al sol», lo que nos hará estirar todo el cuerpo o, también, un par de series de sentadillas y abdominales. Si no sabemos qué nos vendrá mejor para reconectar con el estudio, el truco es ir probando y escuchar a nuestro cuerpo.

Dos horas más y toca parar para comer. Lo más apropiado es evitar las comidas pesadas que nos generen somnolencia. Mejor ensaladas y carne o pescado a la plancha. También podemos aprovechar la hora de comer para cuidar nuestra vista haciendo sencillos ejercicios de acercar y alejar la mirada y otros por el estilo.

Tercera sesión: Dos horitas de estudio más (y ya llevamos 6, lo que no está nada mal) y toca hacer ejercicios de espalda. Tener una buena salud postural es tan importante como ejercitar los músculos que comprenden la zona denominada «core» para que tengamos una buena estabilidad y evitemos dolores de espalda.

En este descanso de 20 minutos podemos hacer el estiramiento de yoga denominado «gato-baca» para mover toda la columna durante 5 minutos y pasar los otros 15 ejercitando el core con planchas frontales y laterales. Sí, al principio son agotadoras, pero ganaremos fuerza y músculo muy pronto.

Cuarta sesión: Otras dos horas más (con 8 horas al día hay más que suficiente) y llega el momento de parar. En este punto, lo ideal es salir a hacer deporte fuera (nadar, correr o dar un paseo forzando el paso para coger velocidad) para desfogar, respirar aire puro y volver a casa dispuestos a cenar bien, a premiarnos con alguna serie, película o libro que nos guste y a descansar un mínimo de 8 horas del tirón.

Quizá, si no estamos acostumbrados a hacer deporte, el segundo día tengamos agujetas, pero a partir del tercero, nos vamos a sentir tan bien que agradeceremos todo el ejercicio extra. Además, nos sentiremos menos cansados (aunque parezca que va a pasar lo contrario) que si nos pegásemos toda la jornada sin levantarnos del asiento, porque practicar ejercicio nos hará tener el doble de energía y nos evitará los dolores posturales típicos.

Por otra parte, al introducir esta rutina de ejercicio, nos vamos a concentrar mucho mejor en el estudio y, por lo tanto, seremos más eficientes y sacaremos mejores notas. ¿No nos creéis? Probad una semana y contadnos qué tal os va 😉.

¿Qué podemos esperar al pasar del instituto a la universidad?
19 May 2021

¿Qué podemos esperar al pasar del instituto a la universidad?

Dejar el instituto y entrar en la universidad es un gran paso que puede causarnos cierta ansiedad. Os contamos qué esperar y por qué no hay que temer nada.

 instituto

Los cambios siempre causan desazón. Y eso como poco. Por muy ilusionados que estemos por empezar a estudiar en la universidad, es normal que sintamos cierta ansiedad al no saber qué debemos esperar realmente, si vamos a adaptarnos bien, si el nivel de exigencia será muy alto, si haremos amigos… Vamos, que es normal que, si nos ponemos a pensar en todas las cosas que van a cambiar, hasta se nos revuelva el estómago.

El instituto es lo conocido, la zona de confort. Pero muchos ya vivimos un gran cambio cuando dejamos atrás el colegio. Hay centros educativos que albergan toda la enseñanza obligatoria y el bachillerato, pero no es lo normal. Pasar del instituto a la facultad no es muy distinto a pasar de la ESO al bachillerato. Es cierto que al principio nos podemos sentir desubicados o cortados, pero en pocos días se pasa.

Qué podemos esperar del lugar

Algo que sí vamos a notar enseguida es que las facultades son mucho más grandes y el campus puede ser gigantesco. Cualquier papeleo que tengamos que hacer puede requerir incluso que usemos el transporte público porque, en las grandes urbes, las oficinas administrativas suelen estar situadas en distintas zonas de la ciudad.

Las aulas también serán mayores y albergarán a muchos más estudiantes. Es posible que tengamos que cambiar de aula en algunas asignaturas, así que al principio es bueno que nos demos unos cuantos paseos en nuestro tiempo libre para que nos familiaricemos con el lugar.

Al principio, la magnitud de las instalaciones universitarias puede abrumarnos, pero pronto nos haremos a ellas al igual que acabamos haciendo del instituto nuestra casa. Esta, es solo una casa mucho más grande (y por lo tanto, con más cosas chulas que disfrutar).

La mayoría de campus universitarios tienen estupendas instalaciones deportivas, bibliotecas enormes con salas de estudio, zonas verdes, cafeterías, restaurantes… En poco tiempo ya nos habremos hecho un hueco y encontrado nuestros lugares favoritos.

Qué esperar del sistema educativo

Si en el colegio nos llevaban de la mano y en el instituto nos vigilaban de cerca, en la universidad ya vamos por nuestra cuenta. Nos han quitado los ruedines de la bici y ahora estamos listos para pedalear solos. Esto es a lo que hay que acostumbrarse en la universidad y lo que supondrá el mayor cambio en el sistema educativo. Nadie va a controlarnos ni a estar encima. Nosotros debemos responsabilizarnos de nuestros estudios y adquirir las rutinas necesarias para aprobar y conseguir al final nuestro eTítulo universitario.

Los profesores tampoco van a ser tan cercanos como lo eran en el instituto. Cuando uno tiene cuatro clases distintas al día con cientos de alumnos, es imposible que nos conozcan a todos. Eso nos dará un mayor anonimato si no llamamos la atención y queremos pasar inadvertidos, pero, si queremos destacar, nos obligará a participar más en clase, entregar más trabajos, pedir tutorías, etc.

Las universidades españolas se rigen por el sistema de evaluación continua, por lo que contará si asistimos a clase, si entregamos los trabajos, si participamos y, obviamente, la nota del examen. Pero a principio de curso podemos (a diferencia del instituto) pedir justificadamente la evaluación única para que solo se nos evalúe con el examen final si queremos compatibilizar los estudios con algún trabajo.

El nivel de exigencia también es mayor. Que nadie piense que un título universitario se regala. Los temarios son más largos y los docentes no nos lo darán todo tan «masticado», porque hay una parte importante de trabajo e investigación personales. Aun así, es asequible y con un poco de esfuerzo y constancia no será difícil sacar todas las asignaturas con buenas notas.

Qué esperar de la parte social

En la parte social también habrá cambios. Si estudiamos en la misma ciudad en la que hemos vivido siempre, habrá menos que si nos mudamos, pero también los habrá. Vamos a conocer a mucha gente nueva y a relacionarnos de otra forma. En las clases ya no sabremos el nombre de todos nuestros compañeros, ni en primero ni, probablemente, en cuarto curso.

Al lado del patio de vecinos que es el instituto, la universidad tiene una idiosincrasia mucho más formal, lo que no significa que no vayamos a establecer fuertes vínculos con muchas personas que se convertirán rápidamente en aliados imprescindibles e incluso forjaremos amistades que nos durarán el resto de nuestras vidas.

La vida social universitaria es inmensa y, además de para el ocio, sirve muy bien para practicar el networking y hacer buenos contactos con alumnos y docentes.

Por mucho miedo que tengamos de dejar el instituto y cambiar de ciclo, enseguida nos daremos cuenta de que estamos empezando una de las mejores etapas de nuestra vida.

¡A disfrutar!

Las mejores técnicas para estudiar en pareja
13 May 2021

Las mejores técnicas para estudiar en pareja

Estudiar en pareja es divertido y muy práctico, se gana tiempo y nos motivamos más, pero hay que organizarse bien para evitar distracciones.

estudiar en pareja

Dos, pero bien avenidos

Estudiar en pareja es estupendo si ambos están igualmente motivados para graduarse y obtener el eTítulo universitario. Y cuando hablamos de «pareja» nos referimos a dos personas y da igual si tienen un vínculo romántico, de compañeros, amigos o BFF. Lo importante para elegir pareja de estudio es que haya una buena compenetración y objetivos comunes.

Para estudiar en pareja y que todo salga bien hay que ser selectivo. Si la persona a la que más unidos estamos no va a esforzarse o va a ser una fuente de distracción, todo el trabajo será una pérdida de tiempo. Por eso es muy importante que antes de «comprometerse» establezcamos unos objetivos, vamos, lo que se llama un contrato prenupcial.

Acuerdos previos y organización

Hablando se entiende la gente y definir una serie de objetivos antes de empezar a estudiar en pareja hará que ambos miembros sepan lo que se espera del otro, los objetivos a los que se aspira y cuánto trabajo costará. Si se habla y se alcanzan acuerdos previos, luego todo irá sobre ruedas si ambas partes cumplen. Y si no, siempre habrá argumentos de sobra para el divorcio 😉.

El principio

Como siempre, cuando nos enfrentamos a exámenes el primer paso es organizar todas las materias y hacer una buena planificación. Debemos calcular cuántas horas nos llevará aproximadamente cada asignatura para estudiar con tiempo, saber cuáles nos cuestan más, cuáles tienen los temarios más largos, ver si nos faltan algunos apuntes, etc.

Lo bueno es que este paso es más sencillo cuando vamos a estudiar en pareja porque podemos planificar el estudio juntando los apuntes de ambos y contrastando conocimientos y habilidades. Lo ideal es que, usando la metáfora del análisis DAFO, las fortalezas de nuestra pareja sean nuestras debilidades y viceversa. Así nos complementaremos mejor a la hora de estudiar, pero si no es así, tampoco pasa nada, porque podremos centrar nuestros esfuerzos en las mismas cosas.

Técnica 1: repartir los temas

Ahora, para que estudiar en pareja tenga sentido, ambos debemos hacer nuestra parte, y lo primero es repartirnos los temas.

Se trata de escoger una misma asignatura y prepararla por trozos. Esto solo puede hacerse si los temas tienen coherencia por sí mismos. Si no podemos entender el segundo sin leer el primero, habrá que usar la técnica 2, que veremos a continuación. Una vez repartida la mitad de los temas para cada uno, los leeremos y subrayaremos las ideas principales como de costumbre y nos ayudaremos creando unas pequeñas fichas de estudio para apoyarnos. Tras esto, cada miembro de la pareja le explicará al otro lo que ha estudiado como si diese una clase sobre el tema.

Después, se intercambian los temas y repetimos. Los que nos han explicado nos serán más sencillos de estudiar y los que hemos explicado nosotros nos los habremos aprendido mucho mejor.

Técnica 2: investigar en equipo

Cuando los temas que debemos estudiar están tan relacionados que no podemos repartírnoslos, hay que hacerlo de forma conjunta. Aquí leeremos ambos todo el temario y nos turnaremos para dar una clase al otro explicando lo que hemos aprendido.

Debemos entender que cuando damos «una clase» o explicamos lo que acabamos de estudiar estamos aplicando varias técnicas de estudio conjuntamente: primero hemos hecho una lectura comprensiva, hemos subrayado y elaborado fichas de estudio, y, tras este trabajo más individual, estamos diciendo en voz alta lo que hemos leído, sintetizando la información para hacerla comprensible y confrontando nuestros conocimientos con los de otra persona. Quizá el proceso nos parezca largo, pero lo cierto es que al estudiar en pareja aplicando estas técnicas ganaremos un montón de tiempo porque se nos quedará muchísimo antes y nos evitaremos los soporíferos repasos.

Técnica 3: examen

Cada miembro de la pareja debe preparar y escribir una serie de preguntas sobre la mitad de los temas que le hayan tocado. Cuantas más preguntas podamos sacar, mucho mejor. Luego, haremos estas preguntas a nuestra pareja y anotaremos en cuáles ha fallado o ha dado respuestas incompletas. Tras esto, explicamos los fallos y repetimos el cuestionario únicamente con las preguntas que no salieron bien a la primera, y así hasta que no quede nada que preguntar.

Podemos incluso grabar las sesiones y escucharlas cuando estemos en el autobús, limpiando la casa o mientras conciliamos el sueño.

Estudiar en pareja es útil y muy divertido, pero insistimos: como con las amistades cercanas y las relaciones románticas, hay que ser selectivo y exigente si queremos que todo salga bien.

El fin del estado de alarma, el buen tiempo y procrastinar
9 May 2021

El fin del estado de alarma, el buen tiempo y procrastinar

Una vez acabado el estado de alarma, lo único que apetece es salir por ahí y disfrutar del buen tiempo. ¿Cómo lo compatibilizamos con unas buenas notas?

fin del estado de alarma

¿Sin alarma?

Ha terminado el estado de alarma y con él muchas de las restricciones que llevábamos padeciendo más de un año; entre otras, el toque de queda. Apetece salir de casa, ver a nuestros amigos y disfrutar del buen tiempo (a poder ser, toda la noche), pero tenemos dos malas noticias: estamos en la recta final del curso y la COVID-19 no se ha ido.

De hecho, no solo no se ha ido, sino que hay más infectados que el año pasado por estas fechas cuando nos encerraron en nuestras casas. Ahora, encima, nuevas cepas del virus amenazan con dejar los hospitales sin espacio.

Por otro lado, todos sentimos que nos han robado un año de vida y que queremos que esto termine, aunque con desearlo no vale. Es lógico que celebremos el poder salir a la calle, pero tampoco hay que perder la cabeza y olvidar todas aquellas medidas que nos han mantenido sanos este tiempo, a nosotros y a nuestros seres queridos.

El tiempo no ayuda

Y si el fin del estado de alarma no fuera suficiente para distraernos, resulta que hace buen tiempo y se acerca el verano. Definitivamente, en estas condiciones, ni apetece ir a clase ni apetece estudiar, pero si pretendemos sacar nuestro eTítulo, vamos a tener que hacer un esfuerzo. Con una buena organización, puede que podamos disfrutar, estudiar y proteger nuestra salud. Os contamos algunos trucos.

1. Fuerza de voluntad

Esto no es una receta milagrosa para que podamos salir de fiesta aprovechando el fin del estado de alarma, pasar de la COVID y sacar todo matrículas. Obviamente, vamos a tener que sacrificar algunas cosas que nos gustaría hacer y, por eso, el primer paso es concienciarse y planificar. Vamos a necesitar tener muy claras nuestras prioridades para tener la fuerza de voluntad necesaria.

2. ¿Qué tal desplazar los horarios de estudio?

Queremos disfrutar de la nueva libertad que nos da el fin del estado de alarma y queremos salir a la calle, pero también queremos aprobar. Hay que decidir si preferimos disfrutar de la luz del sol o de la noche. Si optamos por disfrutar del día (tan largo ahora), podemos estar en la calle hasta las 10 y estudiar por la noche. Si lo que nos apetece es salir por la noche, entonces habrá que estudiar por la tarde o por la mañana. Hay que elegir, porque no se puede tener todo y querer que no bajen nuestras notas.

3. Las clases no son prescindibles

Precisamente porque hay más horas de luz que podemos aprovechar y porque podemos volver a salir hasta que nos apetezca por la noche, faltar a clase no es una opción. Hay tiempo para todo y las clases son fundamentales.

4. Concéntrate en la meta

Cuando la voluntad afloje, hay que recuperarla. A todos nos apetece más salir con nuestros amigos que quedarnos en casa estudiando, pero tenemos metas en la vida que queremos cumplir, así que si nos falla la voluntad, puede ayudarnos el pensar en esas metas que nos hemos marcado, como trabajar en lo que nos guste en un futuro. Estudiar requiere ciertos sacrificios, pero la recompensa es grande.

5. Intenta hacer el estudio más ameno

Como lo que apetece es salir y divertirse, podemos sentir que estudiar es lo opuesto. Y sí. Si nos dedicamos a leer y releer los temarios, a subrayarlos, a volverlos a leer y a hacer un resumen tras otro, es posible que se nos haga cuesta arriba, pero existen fórmulas para hacer del estudio una actividad divertida (tal y como os contamos en este post), alternando las técnicas de estudio y convirtiendo todo en un juego o una competición.

6. No perdamos la cabeza

Se ha terminado el estado de alarma, pero, como decíamos, no la COVID-19. El virus sigue campando a sus anchas por el mundo sin que aquella soñada inmunidad de grupo se contemple. Hay cepas, como la de la India, que están causando estragos y si ahora tenemos más libertad no es porque estemos más seguros, sino porque la economía no resiste más y el estado de alarma es una medida excepcional que tiene una duración concreta y no está diseñado para extenderse en el tiempo hasta el infinito.

En este año y poco hemos aprendido qué debemos hacer para protegernos del virus y proteger a los más vulnerables lo mejor posible y ahora toca ponerlo en práctica sin que «papá Estado» tenga que vigilarnos todo el tiempo. Se llama responsabilidad, se llama civismo, se llama respeto por los demás, se llama madurez, se llama solidaridad y se llama inteligencia emocional.

7. Resistir la presión social

Y sí, hay que seguir viviendo, pero ni a costa de saturar las uci, ni de ceder a la presión social más negativa. Lo que queremos decir es que, si nuestros amigos se quitan la mascarilla, allá ellos. Si nuestros amigos quieren abrazar a todo el mundo, allá ellos. Si nuestros amigos beben de la misma botella, allá ellos. Si nuestros amigos creen que son inmortales y que sus familias también lo son, allá ellos; pero que lo que no podemos hacer, de ninguna manera, es dejar que este tipo de personas que deciden vivir negando la realidad dicten nuestra manera de actuar.

Por lo tanto: salir está bien, pero con la mascarilla, con cierta distancia de seguridad, mejor al aire libre, usando gel hidroalcohólico y todo eso que ya sabemos.