Economía para universitarios: pequeños gestos para ahorrar
18 Feb 2024

Economía para universitarios: pequeños gestos para ahorrar

Salvo excepciones, cuando estudiamos tenemos que hacer malabares con la economía para llegar a fin de mes. Veamos algunos consejos para ahorrar fácilmente:

Economía

Aunque normalmente tenemos ayuda de nuestros padres o nos mantenemos con trabajos a media jornada mientras obtenemos nuestro eTítulo, estudiar una carrera conlleva una cantidad de gastos fijos de supervivencia (si vivimos fuera del hogar familiar) y muchos gastos variables de ocio (vivamos donde vivamos). Aprender a administrarnos bien nuestro dinero y a ahorrar en las pequeñas cosas es importantísimo para tener una mejor calidad de vida.

Economía planificada

Dejar los gastos al azar y tirar de tarjeta hasta que no quede nada es una locura. La economía debe planificarse y eso se hace dedicando un rato para echar cuentas con nosotros mismos.

La planificación es fundamental para la economía, por eso debemos saber cuáles son nuestros gastos fijos mensuales, cuánto solemos gastar en comida y cuánto nos queda para ocio (si es que nos queda).

Hay que evitar lo máximo posible los gastos innecesarios y trazar un presupuesto mensual. Por suerte, han inventado apps muy útiles que nos van a ayudar para que seamos conscientes en todo momento de lo que nos queda en la cuenta y de los gastos que tenemos. Así no habrá sorpresas desagradables.

Compra inteligente

Las compras impulsivas son una constante tentación. Los comercios colocan sus productos contando con eso y está en nuestra mano resistirnos a la tentación.

Para hacérnoslo más sencillo, es útil que tengamos una lista de la compra bien estructurada y que nos ciñamos a ella.

Además de no caer en tentaciones, también hay que hacer un buen plan de alimentación y comparar los precios de diferentes establecimientos.

La comida a granel, no comprar marcas conocidas o revisar las ofertas de cada establecimiento siempre es buena idea, pero lo que más cuida nuestra economía es no tirar comida porque se nos haya caducado en la nevera. De nuevo, planificarnos bien es la clave.

Habilidades culinarias

Preparar nuestras propias comidas no solo es una elección saludable, sino que también cuida nuestra economía. A cocinar se aprende y se le coge el gusto.

Lo mejor es idear un menú semanal y comprar ciñéndonos a él. De esa manera evitamos tirar alimentos y además, podemos cocinar algunas recetas en una tarde libre para tener raciones listas en el congelador.

Es importante recordar que una buena alimentación es extremadamente importante si queremos que el cerebro responda como es debido.

Movilidad eficiente

Nos movemos constantemente, ya sea para asistir a clases o para salir por ahí con nuestros amigos. Si no hay más remedio que usa el coche, fomentemos el uso de vehículos compartidos, pero siempre que podamos, usemos el transporte público.

Para los desplazamientos cortos, hacernos con una bicicleta no solo nos va a ahorrar un buen dinero cada mes, sino que además cuidará nuestra salud y si la usamos a menudo, hasta podemos ahorrar en gimnasios.

Reducción de gastos fijos

Estos son los que más cuesta reducir, pero también se puede.

Dejemos que entre en nosotros el espíritu de las abuelas de posguerra y pongámonos a comparar precios. Hay distintas ofertas para los suministros, ayudas que se pueden pedir, ofertas de los proveedores de teléfono e internet, etc.

Y no solo se trata de dar con las que nos hagan una mejor oferta, sino de revisar la duración y de estudiar las nuevas ofertas regularmente, ya que las compañías suelen ofrecer opciones más económicas con el tiempo.

Otras cosas que nos hacen gastar mucho son los vicios. Dejar el tabaco y el alcohol va a repercutir en un gran bienestar general, tanto en nuestra salud como en nuestra economía.

¿Ahorros? ¿Qué ahorros?

Cuando llevamos una economía de subsistencia, cuando nos hablan de ahorrar parece un mal chiste, pero es posible.

Aunque sea una pequeña cantidad, podemos guardar algo todos los meses por si surgen imprevistos, aunque sea la calderilla con la que volvemos a casa.

También podemos establecer una cantidad fija mensual que podemos meter en una hucha o en una cuenta del banco. Lo importante es que seamos constantes y que entendamos que ese dinero no se debe tocar salvo que haya una emergencia. Vamos a dormir mucho más tranquilos si sabemos que tenemos ese pequeño seguro.

Moocs de economía doméstica

Aunque no sea un tema que nos guste, no deberíamos descartar hacer algún curso (obviamente gratuito) que nos ayude a gestionar nuestra economía. En realidad, es un conocimiento de cultura general que deberían enseñarnos desde la escuela, pero si nadie lo ha hecho, nosotros mismos podemos buscar esa formación.

Hay que tener en cuenta que cualquier ayuda en este sentido será algo muy útil para el resto de nuestra vida.

¿Por qué no hay más mujeres en carreras de ciencia?
11 Feb 2024

¿Por qué no hay más mujeres en carreras de ciencia?

En el Día Internacional de la Mujer y de la Niña en la Ciencia nos preguntamos por qué no hay más mujeres científicas y si este día sirve de algo.

ciencia

Hoy, como cada 11 de febrero desde el año 2015, es el Día Internacional de la Mujer y de la Niña en la Ciencia y, ya que otros años hemos hablado de maravillosas mujeres científicas que se atrevieron a desafiar los estereotipos y a mejorar el mundo con sus aportaciones, y tenemos las redes sociales y los medios de comunicación llenitos de datos interesantes sobre la brecha de género en las STEM, en eTítulo queremos darle otro enfoque al asunto. Creemos que, sin un cambio radical (de raíz) en el sistema educativo, celebrar este día no sirve demasiado.  Veamos por qué:

Hagamos un experimento

Para empezar, os invitamos a abrir las páginas de cualquier libro de texto o los apuntes de una asignatura y a contar la cantidad de científicos, investigadores, historiadores, filósofos, políticos, músicos, en resumen, autores, de la materia que sea, que aparezcan citados como relevantes.

Ahora hagamos lo mismo, pero contando el número de científicas, investigadoras, historiadoras, filósofas, políticas, músicas…

¿Qué tal salen las cuentas?

La realidad es muy sorprendente, ¿verdad?

La profecía autocumplida

El sociólogo Robert K. Merton definió la profecía autocumplida de esta manera: La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».

¿Qué pasaría si durante toda nuestra vida hubiéramos escuchado que nosotros no valemos para algo? ¿Y si todos los ejemplos que hemos recibido a lo largo de nuestra educación apoyasen esa información? ¿Y si los modelos con los que nos podemos identificar, las personas a las que admiramos, nuestros referentes, reforzasen el estereotipo de que hay campos reservados para gente determinada? ¿Y si nuestro grupo de personas allegadas también siguiera la misma tendencia porque es «lo normal»? ¿Y si hemos asumido que hay cosas naturales y no lo son?

Lo que nos dicen y nos muestran nos modela. No nos engañemos, nadie es completamente impermeable a su propia cultura.

El rosa y el azul solo son colores

Hombres y mujeres tenemos cerebros con capacidades iguales. Hombres y mujeres tenemos destrezas intelectuales y habilidades similares. No somos idénticos (sobre todo porque el cerebro es plástico y va desarrollándose según aprendemos o experimentamos y por la acción de las hormonas), pero sí somos igualmente aptos para la ciencia.

No se ha descubierto aún (ni se descubrirá) un área cerebral que sirva para hacer cálculos matemáticos y se alimente de testosterona. No existe, luego la brecha de género de las carreras STEM no puede explicarse aludiendo a causas innatas relacionadas con la pérdida de un alelo en el periodo embrionario.

La brecha de género tiene que ver con asumir los estereotipos sexistas e integrarlos en nuestro pensamiento con la etiqueta de «natural».

Para la socióloga Margrit Eichler, el androcentrismo es quizá la forma más generalizada de sexismo y la podemos observar cuando una investigación o un estudio se hace desde el punto de vista masculino como si esa fuese la única visión válida, relevante y, por lo tanto, extrapolable a todo el género humano. La ginopia (invisibilización de lo femenino) y la misoginia (odio o rechazo de lo que se considera femenino) son las dos manifestaciones más extremas del androcentrismo.

Eran otros tiempos

Sí y no. Nuestros libros de texto hablan de hombres porque antes las mujeres no estudiaban. ¿O sí estudiaban pero no se las reconocía?

Como dijo Virginia Woolf, «en la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer» y además, muchas de las obras, estudios, composiciones, escritos y descubrimientos firmados por un hombre son también trabajos realizados por mujeres (o con su colaboración) que sus maridos, hermanos o colegas se «inmatricularon» sin miramientos.

Claro que hubo más hombres que coparon todos los ámbitos académicos, pero es que también se silenció a las mujeres que trataron de romper con el rol que la cultura les asignaba (para saber más de estos «pequeños incidentes» que han borrado a las mujeres de la historia y dificultan aún hoy su día a día, os invitamos a leer un libro que fue galardonado con el premio de la Royal Society al mejor libro de ciencia del año: La mujer invisible de Caroline Criado).

La filósofa Ana de Miguel en Ética para Celia hace una reflexión de lo más esclarecedora (y divertida) ante la manida excusa de eran otros tiempos cuando habla de la teoría de la evolución:

No creo que la comunidad científica se atreva hoy a sostener que «en aquella época era normal» que se pensara así sobre las mujeres. En aquella época lo que no era normal es que se dijera que veníamos del mono, pero pasó a serlo con las pruebas aportadas. Cuando Darwin vivía y publicó su libro, las mujeres dieron más que «pruebas» de sus capacidades; es más, estaban luchando en las calles por sus derechos. Pero ¿qué criterio de «normalidad» manejan quienes siguen sosteniendo el argumento de «en aquella época»? La realidad es que Darwin tenía muchos prejuicios contra las mujeres y era un perfecto cateto en su concepción de las mismas. Como tantos científicos y científicas, ser muy bueno en un tema específico no te libra de ser un ignorante en otro. Lo importante es el futuro, y creo que podemos y debemos explicar esto en los institutos: que el espíritu científico de Darwin estaba limitado a «lo suyo». Así, con esta sencilla explicación, las chicas y los chicos sabrían mejor de dónde venimos, aparte del mono. Venimos del patriarcado, y esto tampoco es opinable, es ciencia.

Bueno, pero insuficiente

Aun así, si queremos jugar a creernos de forma acrítica ese supuesto pasado en el que las mujeres no existían más que en el interior de los hogares, dedicadas a cuidar de los hijos y de las tareas domésticas para que sus maridos, los verdaderos intelectuales, pudieran dedicarse a la ciencia y a llevar a la humanidad hacia un mundo mejor, igualmente tendríamos que preguntarnos: ¿son todos nuestros libros de texto un compendio de estudios realizados antes de 1900? ¿Se esfuerzan en nuestra universidad por darnos muestras de trabajos actuales?

Si, como es lógico, la respuesta a la primera pregunta es no y a la segunda es , y cuando hemos hecho el experimento de contar a los autores y autoras que se citan en los temarios de nuestra carrera la cuenta no ha salido más o menos igualada, entonces no hay más remedio que hacerse otra pregunta: ¿De qué nos sorprendemos cuando vemos que las carreras de ciencia son las que menos porcentaje de mujeres tienen?

Y otra más por si acaso: ¿Vale con celebrar un día al año para reivindicar el papel de la mujer en la ciencia y acercar a las niñas al estudio científico?

Luchar contra un estereotipo es complicadísimo, así que bienvenido sea el Día Internacional de la Mujer y de la Niña en la Ciencia, pero hace falta mucho más. Hace falta que entendamos que la ciencia debe ser realmente científica y que, para serlo, tiene que empezar a estudiar por igual a las mujeres y a los hombres de todos los orígenes, culturas, condiciones y clases sociales.

Las otras

La filósofa Simone de Beauvoir, en su libro El segundo sexo, decía que «la humanidad es macho, y el hombre de­fine a la mujer no en sí misma, sino con relación a él, no la considera como un ser autónomo […] la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, él es lo absoluto; ella es lo Otro».

Si nos basamos solamente en lo que nos dicen los autores que conocemos y hacemos caso de los resultados de las sesudas investigaciones que definen nuestro conocimiento («el conocimiento universal») cuyos sujetos de estudio han sido en su mayoría hombres blancos de clase media ¿cómo vamos a cerrar la brecha de género si las mujeres, sus capacidades, sus intereses y su realidad se obvian de manera sistemática o se consideran irrelevantes? ¿Cómo acercaremos el estudio científico a las mujeres si ellas son «lo Otro»?

Que quede claro esto: no puede darse por buena una teoría científica si obvia la realidad material que la rodea; si no puede generalizarse nada más que a un porcentaje muy pequeño de la población.

Para la ciencia, si no somos hombres blancos estadounidenses o ingleses de clase media, existir ya es ir a contracorriente y, por eso, el modelo educativo tiene que dejar de ser androcéntrico y empezar a contarles la verdad a las mujeres y a las niñas: que sus capacidades son las adecuadas y nunca menores por razón de sexo.

Pero más importante que contar es mostrar y, por eso, no se trata de convencer a las mujeres para que se matriculen en carreras de ciencia un día al año, sino de que la educación no reproduzca los estereotipos que dificultan el acceso de las mujeres a los grados científicos y que se llenen los contenidos académicos de referentes femeninas que puedan inspirar a las mujeres y recordarles a los hombres que el conocimiento no les pertenece y que la humanidad está formada por ambos sexos.

Que se vea a las científicas y que se las vea bien los 365 días del año. Que recuperen la historia como realmente fue para poder contárnosla a todo el mundo y que las niñas y las mujeres nunca más tengan que estudiar en libros de texto en los que solo se habla de «el hombre» y de los descubrimientos de los hombres acerca de los hombres.

 

 

Las muchísimas ventajas de hacer otros cursos durante la carrera
4 Feb 2024

Las muchísimas ventajas de hacer otros cursos durante la carrera

¿Y para qué íbamos a querer estudiar más cursos? ¿Acaso no tenemos bastante ya con la carrera? Seguid leyendo y ya veréis:

cursos

¿Para qué estudias tú?

Esta es una buena pregunta que todos deberíamos hacernos antes de entrar en la universidad. ¿Qué queremos conseguir? ¿Cuáles son nuestras metas?

Las respuestas, generalmente, se encuentran en un punto intermedio entre las dos que hay en los extremos: «Estudio por pura vocación, porque me apasiona mi carrera» o «Estudio porque quiero salir en la portada de la revista Forbes».

Lo normal es que nos guste lo que hacemos y que, además, queramos optar a un buen puesto de trabajo al terminar nuestros estudios.

Bien, pues, estudiemos para lo que estudiemos, complementar nuestra formación con cursos nos va a venir de maravilla.

Los cursos amplían y diversifican nuestros conocimientos

Al ampliar nuestra formación con cursos podemos tanto profundizar en nuestra disciplina principal como explorar áreas complementarias.

Esta diversidad no solo nos proporciona una información extra que complementa los conocimientos que vamos adquiriendo en el grado, sino que también nos brinda una perspectiva más amplia y nos permite hacer conexiones inesperadas entre diferentes campos de estudio.

Más allá de los contenidos del plan de estudios, estos cursos ofrecen una oportunidad única de expandir y enriquecer nuestra formación académica, de profundizar en temas que nos atraigan especialmente o de descubrir ramificaciones que pueden resultar tremendamente útiles. Hay que tener en cuenta que no hay tiempo material durante un grado para ver todo lo importante. Más bien sirve para darnos la base y enseñarnos a saber tirar del hilo para profundizar. Ese hilo puede estar regado de cursos.

Al abordar temas específicos o avanzados, complementamos los conocimientos adquiridos en la carrera y tendremos una perspectiva más amplia y enriquecida que nuestros compañeros.

Desarrollo de habilidades transversales

Además, si no elegimos un curso que sea específicamente de nuestra área de estudio, no será ningún problema. Al contrario. Cada curso adicional es una oportunidad para perfeccionar habilidades que son transferibles a cualquier campo.

La diversidad de los cursos que podemos hacer a lo largo de la carrera no solo amplía nuestro conocimiento, sino que también nos nutre habilidades transversales como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la comunicación efectiva. Estas habilidades son esenciales en cualquier entorno laboral y nos permiten adaptarnos a desafíos cambiantes.

Es sorprendente cómo unas disciplinas influyen en otras y cómo se abre nuestra mente cuando empezamos a hacer inferencias y a conectar conocimientos.

Diferenciación en el mercado laboral

En un mercado laboral cada vez más competitivo, tener una combinación única de habilidades y conocimientos puede marcar la diferencia. Los empleadores buscan candidatos con una perspectiva integral, y los cursos adicionales pueden ser la clave para destacar en un mar de solicitantes.

Mientras que la educación universitaria se centra en una disciplina principal, la vida profesional a menudo requiere habilidades adicionales. Los cursos especializados proporcionan conocimientos prácticos y habilidades específicas. Lo que es particularmente relevante en un mundo laboral que valora la aplicabilidad y la adaptabilidad.

Hoy se ha vuelto esencial destacar. No vale con un expediente brillante, hay que diferenciarse. Los cursos especializados nos brindan una ventaja distintiva. Demuestran a empleadores potenciales que no solo cumplimos con los requisitos básicos, sino que también estamos comprometidos con nuestra formación continua, que tenemos curiosidad, que nos esforzamos…

Esta diferenciación será un factor clave al competir por oportunidades laborales. Por cierto, tener un eTítulo que poder enviar por correo y con todas las medidas de seguridad a cualquier empleador del mundo, también 😉.

Autodescubrimiento

Explorar cursos adicionales a lo largo de la carrera nos ofrece la posibilidad descubrir nuestras verdaderas pasiones. A veces, lo que comenzó como un curso adicional se convierte en el núcleo de nuestra vocación. Este proceso de autodescubrimiento nos va a ayudar a tomar decisiones educativas y profesionales con más argumentos e información, lo que reducirá los posibles arrepentimientos posteriores.

Networking y colaboración interdisciplinaria

Hay que tener amigos hasta en el infierno y cada curso adicional es una oportunidad para ampliar nuestra red de contactos. Conocer a personas con intereses y experiencias diferentes enriquece nuestra experiencia social y nos prepara para colaboraciones interdisciplinares, un aspecto clave en muchos campos profesionales modernos. Hacer networking es vital si queremos encontrar un buen trabajo, no desdeñemos esa ventaja adicional de la formación por no ser el objetivo principal.

Elegir el curso y elegir el momento

Obviamente, no vale de nada (para nuestros intereses académicos y profesionales) que, mientras estudiamos la carrera de Veterinaria, hagamos un curso de maquillaje de carnaval. Lo suyo es escoger temas que puedan sernos de alguna utilidad laboral (lo que no significa que, siguiendo con el ejemplo, tengamos que centrarnos solo en cuestiones veterinarias).

Pero tampoco será muy útil que hagamos un curso de, por ejemplo, etología felina si lo hacemos con un influencer de Instagram sin preparación. Los cursos hay que hacerlos en un buen centro educativo y con certificados oficiales si queremos poder añadirlos a nuestro currículo.

El momento también es importante. No se trata de sobrecargarnos porque la carrera ya es bastante dura de por sí, por lo que deberemos escoger momentos de vacaciones o de poca actividad académica (como justo al acabar una evaluación).

test
29 Ene 2024

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Ten esto en cuenta si quieres hacer buenos trabajos en grupo
22 Ene 2024

Ten esto en cuenta si quieres hacer buenos trabajos en grupo

Cuando es obligatorio hacer trabajos en grupo, el proceso puede convertirse en una experiencia odiosa o todo lo contrario. Prevenir es mejor que catear.

trabajos en grupo

Disfrutar de los trabajos en grupo suele depender de cuatro factores:

  1. Lo interesante que nos resulte el tema.
  2. El tiempo del que dispongamos para hacerlo.
  3. El reparto equitativo de las tareas.
  4. La relación con los otros miembros del equipo.

Nos gusten o no los trabajos en grupo, para sacarnos el eTítulo universitario vamos a tener que hacer unos cuantos, así que veamos cómo disfrutarlos y sacarles el máximo provecho:

Buscar temas interesantes para los trabajos en grupo

A veces, nosotros elegimos sobre qué vamos a hablar en un trabajo en grupo y nos aseguramos de buscar los temas que más nos gustan, pero en otras ocasiones los contenidos vienen impuestos de antemano y no nos interesan nada. Si este es el caso, tenemos dos opciones: o fastidiarnos y hacer un trabajo que nos aburra o tratar de enfocarlo hacia algo que nos resulte entretenido.

Para no amargarnos la vida buscando información sobre un tema que nos produce narcolepsia, es bueno hacer con el grupo una reunión inicial en la que hagamos una tormenta de ideas para darle una vuelta de tuerca al trabajo.

Con un poco de creatividad y varios cerebros pensando al unísono, conseguiremos ver alguna parte de la materia sobre la que sí nos apetezca investigar y, además, conseguiremos implicarnos más y hacer algo distinto al resto de la clase.

Así, además de disfrutar durante el proceso, nos ganaremos al docente que seguro va a apreciar nuestro interés y creatividad, lo que se reflejará positivamente en el trabajo y en nuestras notas.

Sin prisas, por favor

Por muy apasionante que sea el tema de nuestro trabajo en grupo, si lo hacemos a toda velocidad el día antes de tener que entregarlo, nos resultará insufrible. Ponerse a escribir páginas y páginas la noche previa, con el agobio de que se acabe el plazo y de que el trabajo no quede bien, son situaciones que nos hacen odiar el proceso de un trabajo académico y que pueden crear muchas tensiones con el grupo.

Por eso, es imprescindible que tengamos un acuerdo previo de plazos y que podamos tomarnos nuestro tiempo para hacer lo mejor posible la parte que nos toca.

Todo trabajo es un proceso de investigación que debería disfrutarse, pero sin el tiempo necesario, se convierte en copiar sin pensar las investigaciones de otros. Así, aunque aprobemos, no aprenderemos nada y nos aburriremos mucho.

Divide y vencerás

A veces no se trata de que todos hagamos lo mismo, sino de que cada miembro del grupo se encargue de una parte o de aquello que se le da mejor: hay personas que son estupendas para recopilar información útil, otras escriben rápido y bien, otras tienen un don para las entrevistas cara a cara, otras maquetan los trabajos de maravilla, otras son creativas a la hora de buscar argumentos nuevos, etc.

Si conseguimos que cada miembro del grupo haga aquello que mejor se le da, todos estaremos más relajados y haremos mejor la parte que nos corresponde. Cada habilidad es valiosa y no debemos valorar unas más que otras, sino saber aprovecharlas todas.

Trabajos en grupo y relaciones en el grupo

Lo normal es que tendamos a juntarnos con las personas que mejor nos caen de la clase, con nuestro grupo de amigos. Y eso está bien: trabajar en compañía de personas que nos resultan agradables siempre es mejor que hacerlo rodeados de gente que nos parece insoportable, pero, como casi todo, puede tener su lado malo.

Estas son las situaciones que suelen darse con los amigos:

  • Abusan de la confianza y dejan que otros hagan el trabajo por ellos.
  • Nos distraemos mutuamente con nuestras cosas y el trabajo se eterniza.
  • El estrés, la diferencia de criterios o la percepción de que uno siempre trabaja más que los demás son tensiones que suelen darse en los trabajos en grupo y que provocan discusiones que no queremos tener con amigos.

Todos hemos escuchado eso de que la confianza da asco y, aunque no siempre es verdad, hay que tenerlo en cuenta.

Un buen equipo de trabajo debería estar formado por compañeros con un trato cordial o de amistad, pero que sean todos igual de responsables. Si un amigo nos resulta un lastre para el trabajo, no hay que meterlo en el grupo o, si no queremos crear un conflicto, habrá que repartir bien las tareas y ser muy exigentes con los plazos.

Potenciar nuestras habilidades sociales y ser asertivos nos va a ayudar en estas situaciones. Debemos dar y exigir el mismo trabajo para todos y hablar todo de antemano nos va a ayudar a evitar posibles conflictos con el grupo, como el que tuvo esta pobre chica con su compañera 😉.