Concentrarse para estudiar: una capacidad entrenable
Desgraciadamente, no podemos mejorar en tener los ojos más verdes o ser más altos, pero lo de concentrarse sí que se puede trabajar.
No a todos nos toca la lotería
Algunos afortunados tienen una habilidad innata para concentrarse en sus tareas sin ningún esfuerzo. Otros, sin embargo, tenemos que estar constantemente recordándonos que las moscas que vuelan a nuestro alrededor no son tan interesantes.
La vida es injusta: lo que a uno le cuesta cuatro horas estudiar a otro le suponen diez, porque se distrae constantemente. Pero no todo está perdido: la capacidad para concentrarse se puede entrenar incluso aunque nos hayan diagnosticado un trastorno por déficit de atención como el TDAH.
Un buen sitio para concentrarse
Hemos hablado en otros post de eTítulo de lo necesario que es tener un espacio de estudio adecuado y de cómo acondicionarlo, pero lo volvemos a recordar porque es, de verdad, muy importante.
Si tenemos problemas para concentrarnos cuando estamos estudiando, debemos hacer todo lo posible por sacar de la habitación aquellas cosas que nos puedan distraer, como la televisión, mascotas, consolas, móviles, familia ruidosa, etc. Hay que concienciarse de que vamos a estudiar y de que ya miraremos el WhatsApp en otro momento.
Pero lo de tener un espacio de estudio no es solo para crear un búnker antidistracciones, es para que nuestro cerebro sepa lo que se va a hacer ahí y no se ponga a divagar. Si tenemos un sitio en el que solo estudiamos, nos será más sencillo ponernos en ese modo de concentración total.
¿Concentrarse con ruido? qué va.
El ruido es uno de los factores que más distraen. Estar oyendo voces de fondo, las obras del vecino o incluso nuestra música favorita, nos va a sacar una y otra vez de la tarea, por lo que debemos intentar silenciarlos.
Evidentemente, no podemos hacer que nuestra familia se quede callada hasta que acabemos la facultad, ni podemos pedirle al vecino que instale la cocina en otro momento. Lo que sí podemos es quitar la música, el sonido del teléfono (y la vibración) y comprarnos unos buenos tapones para los oídos. Esa sensación de aislamiento es idónea para aumentar nuestra concentración.
Descansos obligatorios
Hay que parar. Incluso si hemos conseguido ese estado mágico en el que lo único que ronda nuestra cabeza es aquello que estudiamos. Es imprescindible que descansemos cada dos horas unos veinte minutos para no agotar el cerebro. O bien le pedimos a alguien que nos avise, o bien ponemos una alarma, pero no podemos estar cinco horas seguidas estudiando sin descanso porque no hay cerebro que aguante eso.
Si somos sinceros con nosotros mismos, de las cinco horas que llevamos sentados, ¿cuántas realmente hemos rendido? Lo de concentrarse también agota y, para poder hacerlo durante cinco horas, hay que descansar al menos una entre medias.
Meditación
Suena un poco zen, pero varios estudios han demostrado que la meditación es muy buena para el cerebro. No se trata de ponernos místicos (salvo que nos apetezca), porque no tiene nada que ver con eso, sino de observar nuestros pensamientos desde fuera.
Si dedicamos unos minutos al día a meditar, conseguiremos estar más concentrados y con menos estrés en los exámenes. Hay muchas formas de meditación, solo hay que encontrar la que mejor nos funcione y usarla habitualmente.
Ejercicio siempre
El ejercicio físico activa nuestro cerebro y nos hace sentir bien. En equilibrio. Ya lo decía Juvenal: mens sana in corpore sano.
Aprovechar algún descanso para ir a correr o para hacer unos largos en la piscina, conseguirá que, a la vuelta, concentrarse en una tarea menos entretenida nos resulte mucho más fácil.
Buenas noticias: los videojuegos ayudan a concentrase
Evidentemente, no estamos recomendado jugar a videojuegos en temporada de exámenes, pero sí el resto del año. Los juegos de acción, en los que hay que estar pendiente de muchas cosas a la vez, estimulan nuestra capacidad de concentración. La entrenan.
El infarto de la última hora
Las personas que tienen problemas para concentrarse tienden a dejarlo todo para el último momento porque el nivel de estrés que genera la sensación de que no va a dar tiempo a terminar aumenta la concentración.
No lo hacen conscientemente, pero de alguna forma han aprendido que consiguen rendir más de esa manera. Tienen razón, su concentración aumenta, pero las consecuencias de dejarlo todo para el final a veces son nefastas, y estar constantemente sometiéndose a ese nivel de estrés tampoco es sano.
Es imprescindible que, si este es nuestro caso, consigamos organizarnos, ponernos unos horarios más firmes y contar con más tiempo para estudiar. Si necesitamos estar a punto de cumplir un plazo para enfocarnos en la tarea, podemos poner nosotros otros plazos diferentes que nos ayuden a tener esa sensación de fin del mundo, pero en pequeñas dosis para que no nos dé un infarto ni nos quedemos sin tiempo de verdad.
Varios sentidos para concentrarse mejor
No nos cuesta concentrarnos en una película o en un videojuego, no solo porque son mucho más entretenidos que aprenderse la Constitución de memoria, sino porque empleamos más sentidos. Si solo usamos la vista, es más fácil distraerse que si usamos la vista y el oído, por ejemplo.
Cuantos más sentidos intervengan en cualquier actividad que hagamos, más fácil será concentrarse en ella. Por eso, leer en voz alta, grabarnos y escucharnos mientras leemos y técnicas similares, pueden ayudarnos a que no se nos vaya la cabeza a otros lugares más entretenidos.
En grupo es más fácil concentrarse
Estudiar en grupo haciendo rondas de preguntas, no solo es mucho más divertido que hacerlo solo, sino que además la sana competitividad obliga a concentrarse en la tarea. Si conseguimos convencer a un par de amigos, veremos cómo los resultados son mejores de lo que esperábamos.
Juegos que mejoran la concentración
No solo los videojuegos nos ayudan, también los sudokus, el ajedrez, las damas o cualquier juego de estrategia en el que haya que anticipar jugadas, son un buen entrenamiento para aumentar nuestra concentración.
No olvidemos que, aunque no tengamos una gran concentración innata, sí podemos aprender a tenerla. Solo hay que entrenar y ser disciplinados y, en poco tiempo, comprobaremos los buenos resultados.