Puede que nos resulte aburrido, pero sin unos buenos apuntes, no hay buenas notas. Esa es la cruda realidad. La ventaja es que aprendiendo unas sencillas técnicas nos va a resultar facilísimo.
Ventajas de tener nuestros propios apuntes
Todos tenemos algún compañero colaborador que siempre va a clase y toma unos preciosos y tentadores apuntes. Eso es fantástico, porque así el día que faltemos a clase ya tenemos a quién recurrir, pero no vamos a ganar nada si nos dedicamos a pasar de escribir para que lo haga otro. Tomar nuestras propias notas de clase nos mantiene atentos evitando que se nos vaya el santo al cielo, nos hace entender mejor lo que dice el profesor y además sirve para que los conceptos se fijen en la memoria. Por lo tanto, los apuntes del compañero generoso no van a ayudarnos tanto como los nuestros y solo debemos recurrir a ellos en caso de necesidad o para completar nuestras notas por eso de que dos cerebros piensan mejor que uno y cuatro oídos escuchan mejor que dos.
Antes de clase
En muchas publicaciones nos recomiendan leer el tema antes de que empiece la clase para que tengamos algunas nociones de lo que va a tratar el profesor y así retengamos toda la información en la cabeza. Si tenemos esa posibilidad, adelante; será una ayuda estupenda. Pero siendo realistas, la universidad no es el instituto. Aquí domina el caos. La mayoría de los días no se sabe de qué va a hablar el profesor y las bibliografías que proponen de apoyo al estudio, no son precisamente organizados libros de texto, sino ensayos de diferentes autores que no siguen el orden de clase ni de lejos y además son carísimos, por lo que es posible que tardemos cierto tiempo en adquirirlos. No, el mundo universitario es otro rollo y o te adaptas o no te gradúas. Aquí lo más importante que tenemos que hacer antes de que empiece la clase es tener todo el material que necesitemos al alcance, un buen sitio cercano al profesor y a la pizarra para no perdernos nada ni distraernos, el móvil apagado o en silencio y la cabeza despejada y preparada para lo que viene a continuación.
Estructura y orden
Por supuesto que lo mejor es tener unos apuntes limpísimos y preciosos que den ganas de enmarcar. Pero no todos hemos nacido con la fortuna de una mente organizada y una letra redondita y legible. Lo importante es que nosotros los entendamos bien, que no tengamos que consultar a un grafólogo para saber qué hemos puesto y que respetemos un orden que, aunque no sea lógico para cualquiera, sí lo sea para nosotros. Si escribimos en folios, tenemos que numerar las páginas obligatoriamente. Cuando empecemos un tema nuevo, debemos cambiar de página y hay que dejar espacio entre renglones y en los márgenes para poder añadir anotaciones. Subrayar o poner un color distinto en las partes más importantes nos ayudará a identificarlas a simple vista cuando después tengamos que estudiar.
Pasar a limpio sí o no
Si nos vamos a dedicar a copiar de nuevo todo lo que hemos puesto en clase solo para que quede más bonito y con más colorido, entonces es una pérdida de tiempo total. Los apuntes no son para acumularlos en una carpeta y olvidarnos de ellos hasta que llegue el examen, son parte del trabajo diario de estudiar y debemos leerlos de nuevo cuando aún tenemos fresco lo que se ha dicho en clase. El hábito de pasarlos a limpio puede ayudarnos a hacer esa segunda lectura, pero no debemos hacerlo con fines estéticos sino para ampliar aquello que necesitemos con los libros o para buscar las dudas que nos hayan surgido durante la explicación.
Identificar lo importante
Hay profesores de muchos tipos, los que llegan y se ponen a leer textos en clase, los que hablan despacio y dando muchos ejemplos, los que explican a toda pastilla… Da igual cómo sean, porque todos van a señalar lo que consideran importante de una forma o de otra y nosotros solo tenemos que aprender a identificarlo. Algunos profes amables dicen directamente: «Esto es importante y va a entrar en el examen»; otros cambian el tono de voz haciendo hincapié sobre lo que consideran esencial; los hay que simplemente se dedican a repetir una misma idea de distintas formas; y también están los que gesticulan de forma exagerada para llamar la atención sobre algo. Lo más probable es que incluso hagan todas esas cosas a la vez y nuestro trabajo solo consista en fijarnos un poco y anotar cuidadosamente esa parte.
Si no entendemos lo que dice un profesor o si habla demasiado rápido, es el momento de levantar la mano y pedir por favor que lo repita. No debe darnos vergüenza preguntar, lo más probable es que a ellos no les importe nada repetírnoslo.
Escuchar antes de copiar
Ponernos a transcribir como locos todo lo que sale de la boca del profesor, además de ser imposible para un humano común sin hipervelocidad, es del todo inútil. Quizá este sea el punto más importante de todo este asunto: no se trata de batir un récord de palabras por segundo, sino de entender y sintetizar. Preguntémonos: ¿qué ha dicho el profesor?, ¿cuál es la idea más importante? Eso es tomar apuntes. Y esas ideas principales son las que más tarde nos servirán de guía para estudiar la asignatura al completo con los libros ya comprados y los apoyos extras que nos pase el profesor. Lo que sí habrá que copiar literalmente son las citas, las fechas, fórmulas y palabras que no entendamos para poder buscarlas después en el diccionario.
Frases cortas y abreviaturas
Si nos liamos a escribir frases enormes, seguramente nos dejemos alguna coma o punto en el camino y luego no entendamos nada. Hay que acortar las ideas y reflejar solo lo importante puntuando bien.
Las abreviaturas son una herramienta superútil. Nos pasamos el día escribiendo mensajes por el móvil en los que nos comemos la mitad de las letras pero a la hora de tomar apuntes, nos ponemos finos y queremos escribir con la mayor corrección. Bueno, pues si queremos darnos prisa, será mejor que nos pasemos al formato sms y nos dejemos de perfeccionismos, aquí lo que cuenta es el contenido y las ideas, no la corrección. S + rpido scribr así aunq qd feo.
Lo que sí es esencial es que utilicemos siempre las mismas abreviaturas. Si nos ponemos creativos en mitad de clase y empezamos a abreviar sin ton ni son, quizá al estudiar después no entendamos nada de lo que hemos puesto. Un buen truco es hacernos nuestro propio listado de abreviaturas y que nos las aprendamos. Aquí van algunos ejemplos:
Más: +
Menos: –
Porque: xq
Para: xa
También: tb
Tampoco: tp
Las palabras que empiezan con «es» podemos escribirlas con s solamente: studiar
Ejemplo: ej
Mayor que: >
Menor que: <
Cuándo prestar más atención y cómo redactar
Los profesores suelen empezar las clases enumerando los temas sobre los que van a hablar. Ese es el momento en el que debemos poner más empeño en escribir, porque aunque más tarde nos perdamos alguna explicación, teniendo los «titulares» vamos a poder ampliar la información buscando en los libros o en Internet aquello que no hayamos pillado bien.
Es importante que escribamos con nuestras palabras. Por muy bien que explique un profesor, siempre vamos a entender mejor algo que nos contamos nosotros mismos; además, el trabajo mental que hacemos al traducir a nuestro propio lenguaje lo que estamos escuchando hará que lo fijemos en nuestra memoria mucho mejor y que a la hora de estudiar lo entendamos con claridad. Tener unos buenos y comprensibles apuntes también nos será muy útil en el caso de que tengamos que presentar un trabajo académico.
Al final, tomar buenos apuntes no es tan complicado, ¿verdad? En muy poco tiempo y siguiendo estos consejos, vamos a ver cómo mejoran nuestras notas día a día y, antes de darnos cuenta, vamos a tener una cola de rezagados pidiéndonos nuestros apuntes. Compartirlos o no ya es algo personal.
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Excelente, gracias , nos servira, sobre todo poner atención, agregaria repasar los apuntes, el mismo día de ser posible o a corto plazo.
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