Semana Santa: la clave para terminar el curso con sobresaliente

Este parón de Semana Santa, si nos organizamos bien y sacamos tan solo un par de horas al día de trabajo, podrá suponer una gran diferencia en nuestras calificaciones finales. ¿Te animas?
Descansar y coger fuerzas
Las vacaciones de Semana Santa se terminan enseguida y es un momento ideal para descansar un poco de las rutinas de clase y coger fuerzas para lo que viene después. Ese descanso, de hecho, es muy necesario porque los exámenes finales o la presentación del TFG están a la vuelta de la esquina y el desgaste mental y físico va a ser grande. Pero eso no significa que no hagamos nada de nada más que descansar durante los días de vacaciones, sino que los aprovechemos para facilitarnos lo que está por venir.
Organizar el estudio
Pasar las vacaciones de Semana Santa estudiando como locos tampoco es recomendable (salvo que llevemos alguna materia muy mal) porque, como decíamos, necesitamos un poco de descanso a estas alturas del curso. Pero lo que sí podemos hacer es reestructurar y organizar nuestras materias. Ver qué apuntes nos faltan y ponerlos al día, preparar nuestro lugar de estudio para después, organizar cada asignatura en función de su dificultad, etc.
En otras palabras: este descanso nos da la oportunidad de dejar todo listo para enfrentarnos a lo que viene después.
Probar nuevas técnicas de estudio
Si tenemos que estudiar algo porque tenemos un examen parcial cercano, entonces la Semana Santa es ideal para ir probando distintas técnicas de estudio que no usamos normalmente. Cuando estudiamos un examen a última hora no nos podemos poner creativos, pero teniendo tiempo, vamos a poder experimentar y quizá encontremos nuevas técnicas que hagan que nuestro estudio sea más eficiente y entretenido.
Es normal tender a repetir los mismos patrones de estudio que hemos aprendido y que sabemos que nos funcionan, pero ¿y si otros también funcionaran y lo hicieran en la mitad de tiempo? Si nos permitimos probar nuevas técnicas de estudio, es probable que descubramos que había formas más eficientes y entretenidas de hacer lo mismo.
Es más, aunque encontrásemos una técnica que nos supusiera el mismo tiempo de estudio y la misma cantidad de esfuerzo, pero que fuese distinta a la que solemos usar, ya sería algo muy positivo, porque variar la forma en la que abordamos un temario cada cierto tiempo reduce la pérdida de concentración y el estudio nos resultará más ameno y estimulante. Hay que pensar que el cerebro necesita variedad de estímulos para rendir durante muchas horas.
Lecturas atrasadas y nuevas
La Semana Santa es un momento estupendo para leer, sobre todo si estamos de vacaciones en algún sitio tranquilo. Todos esos libros que los profesores han ido recomendándonos durante el curso y que hemos ido ignorando pueden amenizarnos las vacaciones mucho más de lo que creíamos. Leer es maravilloso y si, encima, nos proporciona conocimientos extras con los que luego lucirnos en los exámenes, pues bienvenidos sean.
Además, también podemos aprovechar para hacer un poco de investigación e ir buscando (y leyendo) los libros y autores que puedan interesarnos cara a los trabajos finales de carrera o de máster. Todo lo que adelantemos en esta semana en la que no tenemos encima la presión de las clases, mucho mejor.
Y hablando de trabajos…
Si vemos que luego se nos van a juntar con deberes, exámenes, clases y con más trabajos, ¿por qué no ir adelantando? Si al menos podemos desarrollar un guion de la estructura de los trabajos que ya sabemos que tenemos que hacer y buscamos los contenidos y la bibliografía, luego el proceso de redacción será muy sencillo.
Nadie dijo que sacar nuestro eTítulo fuera a ser coser y cantar. Hay que currar y hay que esforzarse, pero merece la pena y ya queda mucho menos para finalizar el curso. Está claro que en las vacaciones de Semana Santa apetece más tumbarse en la playa que estudiar, pero si nos lo montamos bien habrá tiempo para todo y luego el sprint final será coser y cantar.
¡Felices vacaciones a tod@s!