Si estás pensando en dejar la carrera, es posible que estés a punto de cometer un error garrafal; así que al menos lee esto antes.
Las tasas de abandono universitario en España son tremendas. Cada año, aproximadamente un 30 % de los estudiantes deja sus estudios y si hablamos de, por ejemplo, Ingeniería informática el abandono llega en ocasiones al 59 %.
Las causas del abandono son múltiples, pero distintos estudios hacen alusión a, entre otras, la falta de formación previa, de orientación sobre el grado elegido o de motivación.
La responsabilidad de las universidades y la nuestra
Lo ideal sería que cada facultad desarrollara y publicitara adecuadamente programas de orientación previos para los futuros alumnos que puedan estar dudando de si entrar o no en esa titulación, que agilizaran la burocracia y que fueran más transparentes y accesibles. Pero cambiar el funcionamiento de las instituciones es mucho más complejo que cambiar nuestra manera de hacer las cosas y no nos va a ayudar en nada culpar al sistema cuando la decisión de qué hacer o qué no hacer depende, sobre todo, de nosotros.
Si te has dado de bruces con unos estudios que no te gustan, ¿por qué no te informaste bien en un principio?, ¿por qué decidiste hacer caso a otros aun sabiendo que no era lo que querías?, ¿por qué te conformaste con la tercera opción en vez de tratar de subir la nota de selectividad?, ¿por qué no preguntaste a personas ya tituladas qué podías esperar del grado? Hay muchas maneras de hacer las cosas y en una decisión tan importante como son nuestros estudios universitarios hay que hacer todo lo posible para no meter la pata.
Para poner un ejemplo de cómo tomar una mala decisión tenemos como muestra el grado en Criminología, en el que cientos de alumnos se matriculan cada año inspirados por la serie televisiva CSI. El problema surge cuando todos esos alumnos apasionados por interpretar las manchas de sangre en la escena del crimen se dan cuenta de que Criminología y Criminalística no tienen nada que ver. ¿De quién es la culpa?, ¿de la televisión?, ¿de la universidad?, ¿del nombre del grado? ¿O acaso es culpa de los alumnos que no fueron capaces de buscar en internet cuáles eran los contenidos de su carrera?
Busca opciones
Dejar la carrera, salvo si es por causa de fuerza mayor, es un error tremendo. Y lo es no porque vayas a defraudar a tus padres o a buscarte problemas con tu familia, sino porque te vas a defraudar a ti mismo, te vas a cerrar muchas puertas y vas a cargar con tu decisión para siempre. Sí, suena fatalista, pero es que lo es.
Encontrar trabajo ya es una tarea complicada en estos tiempos y si encima carecemos de preparación, más aún. Además, los trabajos a los que optaremos no van a estar igual remunerados ni tendrán las mismas facilidades que los trabajos a los que podrías aspirar (y con los que soñabas cuando empezaste a estudiar) si obtuvieras tu eTítulo.
La cosa está así: puedes mandarlo todo a freír espárragos y ponerte a trabajar o puedes desarrollar un plan B y un plan C para solucionar el problema.
Plan B: El plan B es conformista. Ya que has empezado, sigue. Termina tus estudios aunque te cueste porque ya estás ahí y porque son solo unos años más. En el cómputo de tu vida, cuatro años no es nada y, cuando termines, podrás dedicarte a lo que quieras o hacerte emprendedor, pero sabiendo que cuentas con una titulación que te respalda como profesional. Sigue porque puedes, porque ya tienes tu plaza, tus compañeros y tu sitio. Sigue porque encontrar la motivación perdida solo depende de ti y echar la culpa al plan de estudios o a los profesores es una niñería para la que ya no tienes edad. Sigue porque puedes encontrar algo en tu carrera que te guste y, a partir de ahí, potenciar tu curiosidad y empezar a tirar del hilo hasta que vuelvas a verle el encanto a lo que, en un momento dado, tú decidiste hacer. Sigue por el motivo que quieras, pero encuentra uno y sigue. No lo dejes sin más, al menos dalo todo intentándolo y que no quede en tu conciencia que no te esforzaste y te rendiste. Dejar la carrera una vez empezada te va a pesar en el futuro.
Plan C: Cambia de carrera. Si no te gusta lo que escogiste, prueba con otra carrera. Lo importante es que no dejes de estudiar. Si te pones a trabajar ahora vas a perderte un montón de diversión, de experiencias y de aprendizaje que luego no podrás recuperar, aunque decidas retomar tus estudios más adelante. Quizá escogiste mal a la primera, quizá empezaste a estudiar esta carrera por presiones familiares, porque no te daba la nota o porque era la que escogieron tus amigos. Tómate un tiempo para pensar, para decidir por ti mismo qué quieres hacer con tu vida y tu futuro. Tómate, si quieres y puedes permitírtelo, un año sabático para hacer otras cosas, pero no lo dejes del todo. Incluso aunque termines dedicándote a algo que no requiere preparación, estudiar una carrera universitaria va a aportarte muchos conocimientos esenciales para tu vida, aumentará tu cultura general y te dará mayores oportunidades en el futuro. Cambiar de grado no es tan difícil; piensa en lo que te gustaría hacer de verdad y piénsalo de forma realista para que no te vuelvas a ver en la misma situación: ninguna carrera es 100 % perfecta. Habrá cosas que no te gustarán, profesores que odiarás, exámenes, trabajos y horas y horas de clases insoportables. Sí, habrá todo eso y más; pero si te mentalizas, te informas bien de los temarios y te preparas para asumir que la frustración es un sentimiento habitual que no debe paralizarte, podrás con ello si la decisión de aceptarla es tuya.
No es el momento de ser impulsivo: antes de dejar la carrera, usa la cabeza.