Los programas de mentoring son cada vez más populares en las universidades debido a su utilidad y buenos resultados. ¿Te animas?
¿En qué consiste el mentoring universitario?
Se trata de una forma de apoyar a estudiantes de nuevo ingreso o que experimenten alguna dificultad por parte de otros estudiantes con más experiencia. El mentoring puede hacerse tanto con contacto directo como online.
El mentoring, por lo tanto, es una forma de asesoramiento académico que pone en contacto a alumnos experimentados con otros que acaban de llegar para guiarlos en su transición del instituto a la universidad, pero también para aconsejarlos y enseñarles en diferentes etapas de la vida universitaria como puede ser en el ámbito social o para desarrollar aquellas habilidades más útiles en el ámbito académico y laboral.
¿En qué niveles puede aplicarse el mentoring?
Realmente, el mentoring se puede aplicar en cualquier nivel, aunque lo más normal es que se solicite cuando alguien acaba de entrar en la universidad o cuando está a punto de terminarla. De esta manera, un alumno más experimentado podrá guiar a otro durante la transición hasta que el mentorizado se haya adaptado a la vida universitaria. También, un trabajador exalumno o alumno de niveles predoctorales o doctorales puede ayudar a un estudiante de último año proporcionándole una orientación laboral personalizada.
Además, un alumno puede beneficiarse de los conocimientos y experiencia de un mentor cuando vaya a realizar su TFG o su TFM, a solicitar alguna ayuda, etc.
¿Qué beneficios obtenemos como mentorizados?
Solicitar la ayuda de un mentor no es simplemente tener una especie de hermano mayor que nos guíe a su libre albedrío. El alumno que lo haga estará orientado a su vez por un tutor o profesor universitario que va a controlar el proceso para que sea lo más beneficioso posible.
Para que nos entendamos, si por ejemplo necesitamos apoyo para que nos enseñen a llevar una gestión óptima del tiempo o que nos ayuden a vencer la timidez al hablar en público o cualquier otra cosa que nos esté dificultando el aprendizaje, podemos solicitar un mentor.
Una vez aprobado el programa de mentoring, se trazará un plan de actuación por parte del mentor con unos objetivos concretos que tendrán que demostrarse ante el tutor. Así sabremos que realmente nos van a ayudar en lo que necesitemos.
El beneficio es obvio, si hay algo que nos está dificultando nuestra tarea de graduarnos y conseguir nuestro eTítulo, un mentor nos va a ayudar; y también si queremos mejorar nuestra expresión escrita, si deseamos aprender técnicas de estudio más eficaces, si nos cuesta adaptarnos a la burocracia universitaria, si nos supone un problema conocer gente en una ciudad extraña, si nos gustaría hacer un trabajo de fin de grado brillante pero no sabemos cómo, si queremos aprender a investigar en bases de datos o si queremos orientación laboral, etc.
Solo tenemos que ver los programas de mentoring que tienen en nuestra universidad y solicitarlo. Todo serán beneficios y conoceremos a gente valiosa con la que, además, podremos hacer networking.
¿Qué ganamos siendo mentores?
Mucho, igualmente. Un mentor será el nexo entre un alumno demandante de ayuda y un profesor-tutor que supervisará todo el proceso, pero será el mentor el que realice el trabajo interesante. En realidad, la responsabilidad recaerá sobre nosotros como mentores y podremos trabajar habilidades sociales como la negociación, la empatía, las habilidades comunicativas, etc.
Además, si estamos haciendo el doctorado, participar en un programa de mentoring nos dará una cantidad de créditos interesante que aliviará la presión sobre el tema de las publicaciones o las conferencias.
Eso sí, para obtener los créditos tendremos que presentar una memoria de todo el proceso a nuestro tutor, pero ¡qué es una simple memoria para un doctorando!
Además de los créditos, será muy importante también la experiencia personal que nos llevemos durante el mentoring. Cuando ayudamos a alguien nos sentimos bien y, a la vez que enseñamos, aprenderemos cosas valiosas sobre nosotros mismos y nuestras propias habilidades.
Podemos hablar mucho de altruismo, solidaridad y empatía. Todo eso está, pero no deja de haber un interés propio muy lícito que no debemos despreciar. Ser mentor nos va a permitir movernos por la universidad a otros niveles, relacionándonos con los docentes y mostrando nuestra capacidad de desempeño, organización, nuestra seriedad y compromiso. Vamos a hacer grandes contactos y a aprender muchísimo, así que ¿por qué no probar?